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Al Gobierno se le acaba el tiempo

El 16 de abril es el “deadline” para la estrategia electoral de Cambiemos y para definir el futuro político de Mauricio Macri y también de su gabinete. Ese día se dará a conocer el índice de inflación de marzo tras la marca de 6,8 por ciento en el acumulado del primer bimestre de 2019. Sin paz cambiaria y con una disparada del dólar del 12% en el último mes, las proyecciones no son alentadoras en la Casa Rosada, donde, pese a al escenario adverso, se aferran a la presunta “competitividad” que Mauricio Macri aún muestra en las encuestas con un piso de intención de voto por encima del 30 por ciento.

Al Gobierno se le acaba el tiempo
Al Gobierno se le acaba el tiempo

“La foto de hoy es pésima. Pero hay tiempo. Tenemos recursos y somos oficialismo. En un escenario tan polarizado no podemos descartar nada”, reza un funcionario con despacho a metros del presidente. “Perdemos en primera vuelta con Cristina y le ganamos en el balotaje” y “Está más en peligro la reelección de María Eugenia que la de Mauricio”, son algunos de los mantras que retumban en el Gobierno nacional. De a poco, el realismo económico empieza a penetrar en el oficialismo y enciende luces de alerta que afectan no sólo la reelección del presidente, y de la gobernadora de Buenos Aires, sino la continuidad de su gabinete para el inicio de la campaña.

En La Plata, son menos optimistas. Desde la gobernación bonaerense esperan un “volantazo” del Presidente. La administración Vidal amagó incluso con reflotar el pedido de desdoblamiento electoral, una posibilidad que quedó descartada por el daño que le provocaría a Macri en medio de este escenario de corrida cambiaria y espiral inflacionaria.

La relación quedó afectada desde que la gobernadora descubrió que era espiada por la Agencia Federal de Inteligencia. Vidal esperaba una medida ejemplificadora del presidente contra Gustavo Arribas, o al menos, contra Silvia Majdalani. La pasividad presidencial en ese caso disparó el enojo del Gobierno bonaerense. “Ni siquiera recibió una disculpa de ningún funcionario”, es la queja que dejan trascender desde la capital bonaerense.

Vidal, que se mueve en órbita con Horacio Rodríguez Larreta, también sufre la inmovilidad del gabinete que comanda Marcos Peña. Nadie defiende al Presidente en la administración pública nacional. Más que con el jefe de Ministros, el malestar apunta a Nicolás Dujovne, quien pese a la asistencia del Fondo Monetario Internacional no logra estabilizar el tipo de cambio ni la inflación. El ministerio de Hacienda podría ser la primera víctima de un “volantazo” de Macri luego del 16 de abril, cuando el Indec difunda la inflación de marzo. Si el índice que ya registró una suba de precios de 2,9 por ciento en enero y 3,8 en abril se vuelve a disparar y lleva la inflación del primer trimestre a dos dígitos, habría cirugía mayor en el gabinete.

Con el crédito paralizado, ya son varios los macristas bonaerenses que le reclaman en voz alta a Dujovne una suba más radical de la tasa de interés para absorber pesos del mercado y frenar al dólar. “¿Por qué no lleva la tasa al 100 o al 130 por ciento? Si el crédito ya está muerto. Por lo menos que frene al dólar”, le reclaman al ministro de Hacienda. Una salida de Dujovne del Gobierno, en plena campaña, sería también un golpe a Peña, su jefe directo y promotor de su llegada al gabinete junto a Ernesto Sanz.

“Si ganamos, iremos en la misma dirección, pero lo más rápido posible”, fue la confesión de Macri ante Mario Vargas Llosa en la cena de la Fundación Libertad que se realizó el martes por la noche. La frase no sólo causó estupor en el Premio Noble de Literatura. También sacudió al PRO. En la última reunión del Consejo Nacional del macrismo en Parque Norte, desde Vidal hasta Rodríguez Larreta y los intendentes bonaerenses del oficialismo habían ensayado una fuerte autocrítica y habían pedido medidas urgentes para aliviar a la clase media. No parece ser esa la dirección a la que apunta el Presidente.

A la tensión con Vidal se suma el motín de un sector de la UCR que reclama desarmar Cambiemos de cara a la próxima Convención Nacional del radicalismo. “Para contener a los radicales todavía tenemos la vice”, se mofan en Casa Rosada. Presumen que ofrecerle la vicepresidencia a una radical calmaría el malestar del centenario partido que desdobló las elecciones en Jujuy (Gerardo Morales) y en Mendoza (Alfredo Cornejo), provincia donde la relación del gobernador con el jefe de Estado entró en terapia intensiva.

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