El anís es una planta milenaria con fines culinarios, pero también medicinales. Generalmente se utiliza su aceite y su semilla, pero también son muy útiles la raíz y las hojas, sobre todo para el fin medicinal.
El anís tiene la capacidad de ayudar a regular la menstruación en aquellas mujeres que sufren trastornos en esa área, actuar como afrodisíaco natural y aumentar la libido y potenciar el deseo sexual, y combatir úlceras en la boca y dolores de garganta. A su vez favorece el período de lactancia, estimulando la producción de leche en mujeres en etapa y resulta muy útil para calmar los cólicos de los bebés.
¿En qué más nos beneficia su consumo?
Favorece el sistema digestivo: el anís tiene efecto sedante, antiespasmódico y carminativo por lo que se utiliza para tratar problemas digestivos. La infusión de anís se recomienda para combatir gases, molestias, dolores intestinales, acidez, gastritis u otros problemas estomacales. El consumo de anís favorece la digestión y sus procesos gracias a un compuesto llamado atenol.
Favorece el sistema nervioso: su efecto sedante también es beneficioso para calmar los nervios, reducir los niveles de estrés, y la neurastenia, un trastorno neurótico que se detecta por sentir un cansancio inexplicable luego de actividades psíquicas o físicas. Lo ideal para obtener estos beneficios y beber una infusión a base de semillas de anís.
Favorece el sistema respiratorio: posee propiedades antiiflamatorias y expectorantes que ayudan a liberar los bronquios de fluidos que los perjudican, por lo que es ideal para tratar casos de tos, bronquitis, asma, o gripe.
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