Cierta calma financiera que sucedió a penosas turbulencias serían solo el preludio de la explosión de otra crisis estructural de las que sacuden a la Argentina de tanto en tanto, debido sobre todo a la inepcia y corrupción de su clase política.

Muy poco después del acuerdo final con los "buitres" que superó el default anterior, se volvieron a manifestar condiciones para otro incumplimiento de las obligaciones financieras soberanas.

Diego Giacomini, economista jefe de la consultora "Economía y Regiones", vaticinó "Argentina se encamina derechito al default".

Giacomini fue de la misma opinión que muchos otros economistas, contrastantes con el optimismo que intentó instalar el gobierno de Cambiemos después de que consiguiera estabilizar el dólar y conseguir un impasse en la tormenta.

Como los economistas que anuncian la crisis son los mismos que pronosticaron la mala fortuna que tendría el modelo gradualista inicial de Cambiemos, el mercado los tomó en serio. Giacomini había pronosticado que  las metas de inflación fracasarían, y fracasaron de manera estrepitosa cuando el gobierno las puso en el 10, luego las subió al 15, luego subieron solas al 25 y finalmente llegarán a fin de año a alrededor del 45%

El riesgo país argentino es del 600%, el triple que el de los demás países de la región, lo que contribuye muy poco a tranquilizar al mercado, que son fundamentalmente los bancos

Si las elecciones fueran hoy, Macri no ganaría en primera vuelta y tiene complicada la segunda. Como los peronistas han insinuado que revisarán el acuerdo con el FMI, que Cambiemos prefirió no pasar por el congreso, los "inversores" tienen otro motivo de preocupación.

Según algunos economistas, para no caer el default la Argentina debería tener un superávit fiscal de tres por ciento, lo que implica un recorte de cinco puntos respecto del nivel actual. En ese caso, el financiamiento necesario superaría los 50.000 millones de dólares.

Los economistas piensan que el acuerdo con el FMI sirvió para posponer lo inevitable, porque el plan del gobierno no garantiza el crecimiento de la economía ni facilita la llegada de inversiones externas.

El economista Miguel Boggiano considera que la economía no puede crecer con el nivel actual de impuestos, y sin crecimiento no hay generación de superávit para pagar la deuda.

Según el en 2020 cuando se haya terminado el dinero del FMI el mercado de créditos estará en malas condiciones y no habrá dinero para nadie.

El gobierno trata de planchar la deuda manteniendo bajo el dólar, que pasó de 43 a 36, pero eso desalentará las exportaciones que habían comenzado  a repuntar