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Científicos entrerrianos que investigan en la precariedad

El mes pasado 140 directores de institutos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (Conicet) reunidos en Córdoba alertaron del estado crítico del sistema científico argentino. Pidieron en una carta un urgente plan de salvataje a las autoridades, pero hasta ahora no hay respuestas. En el día a día, en tanto, las condiciones de trabajo son paupérrimas, contó a AIM el responsable del área en Bioingeniería y Bioinformática que funciona en la provincia, Víctor Hugo Casco. [{adj:44229 alignright}]

Para evitar un mayor deterioro en la investigación científica el sistema necesita de financiación. Es algo básico y eso justamente es lo que pidieron los directores científicos de Conicet de todo el país. El recorte se hace sentir en todos los institutos, pero cada uno cuenta con sus particularidades. En el caso del Instituto de Investigación y Desarrollo en Bioingeniería y Bioinformática (IBB) del Conicet en Entre Ríos, su constitución está marcada por la falta de fondos, contó a esta Agencia su titular.

“Nuestro instituto se creó a finales de 2017 e iniciamos actividades en 2018. Durante todo ese año no recibimos ningún financiamiento por parte de Conicet, entre otras cosas porque aludieron que la fecha de presentación de presupuestos había pasado, a pesar que lo habíamos presentado de forma tentativa. Este año el presupuesto asignado para casi los 40 miembros del Instituto que incluye investigadores y becarios de Conicet, son 150.00 pesos, de los cuales hemos tenido una liberación de fondos de aproximadamente 30.000 pesos. Obviamente no cubren las expectativas mínimas del presupuesto, cuando habíamos hecho uno tentativa de 900.000 pesos”, detalló Casco.

Estudiando en un conteiner

Para resolver la contingencia, el científico contó que “todo el funcionamiento del Instituto en 2018 y lo que va del 2019 ha sido soportado por la estructura de la Universidad Nacional de Entre Ríos y la Facultad de Ingeniería, que es donde se encuentra radicado. Obviamente las condiciones de trabajo son sumamente precarias. Cuando se creó el Instituto Conicet había prometido la construcción de un edificio propio para la radicación de los investigadores y el trabajo de los becarios, y a pesar que se había realizado un primer desembolso fue devuelto por la que entonces era la directora del Citer, la que organizaba la creación de los instituto en Entre Ríos. La Uner nos ha facilitado la posibilidad de instalar unos conteineres donde colocamos unas oficinas y gabinetes de trabajo para los investigadores. Realmente la situación es crítica. Si no hay una reversión inmediata esto puede seguir agravándose”, anticipó.

Por otra parte, Casco señaló que en cuanto al ingreso a la carrera científica y asignación de becarios, el IBB no ha tenido un gran impacto, pero se prevé que para el 2020 pueda ser otro problema más para enfrentar. “Esto no es crítico pero se va a sentir el año que viene en la asignación de becas. El mayor trabajo creativo se realizar por parte de los becarios dirigido por los investigadores”, comentó.

Finalmente, el director del IBB–Uner planteó: “Tenemos la expectativa que el Conicet revea las posiciones respecto a la cuestión edilicia, equipamiento, e infraestructura administrativa, porque tampoco tenemos personal para estas múltiples tareas que se necesitan para la burocracia formal. Mientras tanto vamos a seguir trabajando para que se produzca el crecimiento del instituto”, cerró.

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