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Elecciones generales de los trabajadores estatales y la disputa de un modelo

Las elecciones nacionales de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y cada uno de los 24 distritos en Argentina tendrán lugar  este año, “en un contexto de gobierno neocolonial que ataca a la sociedad en su conjunto, no sólo a estatales”, señaló a AIM el secretario general adjunto del gremio en Capital Federal, Juan Manuel Sueiro, quien remarcó que tratarán de disputar un nuevo modelo, en contraposición a la actual conducción que fragmentó el sindicato.

Elecciones generales de los trabajadores estatales y la disputa de un modelo
Elecciones generales de los trabajadores estatales y la disputa de un modelo

El dirigente afirmó a AIM que con las elecciones de 2019, “queremos transformar nuestra organización en una herramienta que esté en mano de los trabajadores y no de unos pocos dirigentes”.  En ese sentido, subrayó que “se disputará un nuevo modelo, en contraposición a la actual conducción que fragmentó el gremio”.

A partir de una carta abierta, a la que tuvo acceso AIM, los dirigentes manifestaron:

“Desde diciembre de 2015, los estatales fuimos castigados sistemáticamente. En la etapa neoliberal que instauró Cambiemos, sufrimos despidos, pérdida salarial, sistemáticos ataques discursivos y represión. Al mismo tiempo, nuestro gremio apareció muchas veces dividido de múltiples formas en el plano nacional. A pesar de ello, la mayoría de las veces nos encontramos juntos y solidarios en cada una de las peleas en los distintos territorios, sin importar las agrupaciones a las que pertenecíamos o el color de nuestras pecheras. En otras palabras, sabemos del compañerismo y de la responsabilidad de la inmensa mayoría de los referentes y militantes de nuestra ATE, que independientemente de los colores, son solidarios con las luchas que se dan en el Estado y en el resto del movimiento sindical.

Más allá de lo que dicen los dirigentes nacionales, los militantes y las militantes de la Verde y Blanca, de la Verde Anusate, de la Blanca y Negra, de la Multicolor y de otros muchos espacios salimos juntos a la calle después de discutir intensamente y decidir democráticamente en los distintos distritos y provincias. Debate, democracia, movilización y unidad. Esa es la mejor tradición de nuestro sindicato. Por ello, nos permitimos afirmar que la única grieta que hay en ATE es entre aquellos que construyen cotidiana y responsablemente la realidad de nuestro sindicato y algunos de los integrantes del Consejo Directivo Nacional.

La inmensa mayoría de las y los que integramos la Verde y Blanca Nacional fuimos militantes activos de la Verde. Reivindicamos la recuperación de nuestra ATE en los ‘80. Vivimos con orgullo la resistencia al neoliberalismo, la construcción del Frenapo, la Marcha Grande, la Marcha por el Trabajo, la pelea contra el Alca y todas las batallas libradas bajo la bandera de la Verde Anusate. Muchos de nosotros y nosotras fuimos formados al calor de esa experiencia.

Pero desde la crisis de 2001 y hasta hoy, creemos que nuestra herramienta gremial viene sufriendo importantes transformaciones y la concepción de los miembros más destacados de la conducción nacional quedó congelada en la épica de los años ‘90.

En diciembre de 2001, se nos pidió prudencia y cuidado, pero la militancia de ATE y de la CTA salió con el pueblo argentino a resistir y ser protagonista de una transformación genuina en la calle.

La misma concepción, llevo a un nuevo error. Con la llegada de Néstor y Cristina Kirchner, y luego de un fugaz e intenso acercamiento, nuestros dirigentes intentaron un camino de soledad, para lo que inventaron distintas experiencias electorales justificadas con discursos rimbombantes y extraordinarios. En ese período, la fractura (inexplicable) de la CTA, el acompañamiento a un sector de las patronales agropecuarias durante la 125 y la complacencia con la policía acuartelada marcaron nuestra distancia definitiva con aquellos con los que habíamos militado y a quienes habíamos reconocidos como nuestros dirigentes.

Después de la elección de 2015, el Consejo Directivo Nacional se dedicó sistemáticamente a intervenir, desfinanciar y paralelizar aquellas seccionales que le plantearon alguna discusión u oposición. Lo sufrimos desde la Verde y Blanca hasta el Partido Obrero, pasando por los sectores de la Verde que se animaron a debatir. En paralelo, aceptaron y justificaron acuerdos con Cambiemos en Jujuy y Corrientes con el objeto de garantizar el control del gremio y la desarticulación de toda oposición interna. Demostraron una clara incapacidad para discutir dentro de ATE y de conducir conteniendo las diferencias, pero resultaron más que tolerantes con un Gobierno que se caracterizó por castigar a las y los estatales.

Al mismo tiempo, obstaculizaron la unidad con el resto del movimiento obrero, a partir de promover una nueva fractura en la CTA. Luego de tres años de hegemonía neoliberal, ATE Nacional no articula con la CTA T (Yasky), ni con la CTA A (Micheli), ni con el 21F (Camioneros), ni con la Corriente Sindical Federal (Palazzo), ni con el Frente Nacional Sindical. Estamos dejando a un sindicato de 300 mil trabajadores y trabajadoras en un lugar de soledad absoluta que sólo se explica en el miedo al debate, a la pluralidad, a perder un magro lugar de ficticio protagonismo y que, sin lugar a dudas, le es funcional al Gobierno nacional.

Nosotros no queremos hegemonía de pensamiento en ATE. Queremos reglas claras. Persiguieron a la Verde y Blanca por todo el país, ahogaron financieramente a los secretarios generales, armaron estructuras paralelas y financiaron con más recursos a la Anusate que a los Consejos Directivos y Seccionales. ¿Por qué? Porque sienten que están en riesgo en sus lugares de privilegio.

El ciclo político de Godoy, De Gennaro y Fuentes finalizó. Respetamos su historia militante y su aporte a nuestra ATE en el pasado. Hoy estamos convencidos de que su mayor contribución para el presente y el futuro de nuestro gremio y de todo el movimiento obrero es dejar el espacio necesario para que nuevos dirigentes transiten un camino que ellos aún no conocen.

El nuevo tiempo de ATE será producto de la unidad de las distintas agrupaciones de nuestro gremio, sin exclusiones, sin castigos por pensar distinto, sin intervenciones, con vocación de mayorías, con participación política y con la unidad como bandera, para derrotar a Macri, a Vidal, a Larreta y a cada uno de sus representantes en todo el país”.

 

 

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