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Entre Ríos, entre la farsa y la pose electoral

Foto: AIM.
Foto: AIM.

El panorama electoral para Entre Ríos es sencillo. Las alianzas hegemónicas (Cambiemos y Creer Entre Ríos) no tiene grandes distancias ideológicas.  El Partido Socialista (PS) se acerca al progresismo moderado e insípido y la izquierda real sólo la expresa el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). También, los reaccionarios de la derecha disputarán su espacio en la capital con Propuestas para la república.

A días de las elecciones generales para gobernador la confusión ganó la partida. Creer Entre Ríos, con sus aliados de derecha (massistas, Ctep, conservadores peronistas y de izquierda como el PC y el PCR) se presenta como una propuesta moderada que oculta que para llegar a la gobernabilidad, Gustavo Bordet, tuvo que pactar oscuras Leyes y entregar muchas licencias al gobierno de Mauricio Macri. Hace días la Cámara de Diputados –sin muchos kirchneristas- aprobó la flexibilización del Consenso Fiscal, que prolongó las metas acordadas con Nación. La oposición aprobó callada las dos normas complementarias, que son parte de un paquete por el que el gobierno provincial se comprometió a aplicar un brutal ajuste sobre el Estado silenciado, ocultado y falseado.   Es que Bordet aceptó la transferencia de programas, que tanto arroga defender con recursos provinciales. Nadie dice que fue él quien aceptó el repliegue del Estado nacional, pero tampoco dicen que es él quien congela el Estado provincial ante la creciente demanda y, consecuentemente, saturación del sistema público.

Entre Creer Entre Ríos y Cambiemos no hay tantas diferencias como dicen. Ambos defienden un modelo productivo, ambos sostienen el achique (por acción u omisión) del Estado, ambos promueven la tercerización de la educación y la salud en manos de privados, vinculados a empresas aliadas o religiones hegemónicas.

Asimismo, ambos sectores promueven la criminalización de la pobreza y la juventud. Es que Cambiemos impulsa una política más agresiva, mientras que Bordet calla y sostiene con su silencio la política de gatillo fácil.

El PS también es una farsa. Sus principales candidatos defienden la educación pública de gestión privada, impulsan pactos con las instituciones religiosas y eliminaron de sus discursos al proletariado, por enunciados más conciliadores con la pequeña y mediana burguesía.

Por otro lado, el avance del urfascismo de forma global tiene su impacto en el interior. En Entre Ríos, la propuesta Políticas para la república logró un caudal importante de votos que expone crudamente que la derecha católica se organiza y busca representatividad en los hemiciclos.

Ante ese escenario, el MST-Nueva izquierda se presenta como una alternativa, anticlerical y busca eliminar los privilegios, suprimir las escuelas públicas de gestión privada y avanzar realmente con una agenda de género inclusiva. Sin embargo, la fuerza sólo apuesta a meter una diputada.

A  menos de dos semanas de las elecciones, la trama electoral está construida en base a ficciones y supuestos en un escenario regional desbastador. Hoy prima la falsa disyunción de modelos en Entre Ríos. Donde los moderados y reaccionarios pululan y se disputan el voto del radical desconforme. Sólo ahí está la izquierda trotskista planteando una nueva agenda que irrumpe con la alegría de la juventud y la insolencia de la utopía.

Por: Renzo Righelato, periodista AIM.

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