Llegar al invierno obliga a nuestro organismo a una serie de adaptaciones. El cuerpo se enfrenta a cambios bruscos que pueden afectar a la salud: Las horas de sol se acortan, aumenta la intensidad de trabajo y demás factores que pueden hacernos sentir cansados, fatigados y con elevados niveles de estrés lo que influye en el aumento de los problemas de depresión; baja la temperatura lo cual hace que nuestro cuerpo tenga un mayor consumo de energía para la regulación térmica y a su vez ese mayor gasto es uno de los factores que influyen en el descenso de nuestra capacidad de defensa frente a enfermedades.

Por ello, una serie de hábitos de vida saludable pueden ayudar a minimizar el impacto. La mejor forma es mantener una alimentación equilibrada. ¿Por qué tendemos a engordar más en esta época del año? En la respuesta hay varias cuestiones que entran en juego. Entre ellas, los hábitos incorrectos. Caliente pero no calórico. Es el momento de ir incluyendo en nuestra dieta los platos de cuchara, pero es un mito que para mantener el calor corporal durante los días de frio debemos ingerir mayor cantidad de calorías.

Para ello, basta con que las preparaciones sean calientes. Infusiones, sopas, caldos, cazuelas de vegetales y budines de vegetales son excelentes opciones. Para el postre, cuando la necesidad por comer algo dulce suele ser imperiosa, las frutas al horno o en compota y las frutas desecadas y los frutos secos, son una buena alternativa para no dejar de comer fruta sino adaptar su forma de preparación. Cantidad y calidad. Con el cambio de clima tendemos a aumentar las porciones; es importante respetar un adecuado fraccionamiento diario (cuatro comidas y una  o dos colaciones). Lo ideal, para consumir alimentos de mejor calidad, es elegir las frutas y verduras de estación. Los alimentos "de temporada" son aquellos que están en su mejor momento en cuanto a calidad y precio. Y son, por lo tanto, los más sabrosos, los más nutritivos y los más económicos. Las frutas y verduras de estación son alimentos que aportan de manera natural lo que otros traen de forma artificial. Aportan beneficios difíciles de conseguir en suplementos y productos.

Además, una alimentación estacional nos permite ofrecerle a nuestro cuerpo todos los nutrientes necesarios para enfrentar los cambios propios de cada estación. Alimentos picantes como el ajo, el jengibre, la cebolla, los rabanitos y la mostaza son alimentos beneficiosos para aliviar problemas respiratorios y para mantener el calor corporal. Los aliáceos como la cebolla, ajo y puerro; tienen propiedades mucoliticas y antisépticas. El aliento característico que brindan tiene un efecto antipasmodico y antibiótico que previene afecciones de las vías respiratorias. Las coles como el brócoli, repollo y coliflor; los vegetales verdes como la acelga, espinaca, nabo y el brócoli y los cítricos, son ricos en vitamina C y antioxidantes que aumentan nuestras defensas.

Asimismo, es preciso aumentar la ingesta de lácteos para compensar el descenso de la síntesis de la vitamina D necesaria para la absorción del calcio en nuestro organismo por la disminución de la luz solar. Otra vitamina importante en la época de frio es la vitamina A, imprescindible para mantener el buen estado de la piel y mucosas como la de los bronquios; reduciendo el riesgo a infecciones respiratorias. Es importante también hidratarse bien, ya que tendemos a disminuir el consumo de agua; preferimos estar en espacios cerrados, la falta de exposición solar baja nuestros niveles de producción de serotonina, muchas veces llenamos esos vacíos con comida, por eso es importante continuar con la actividad física diaria; otra recomendación es intentar buscar luz solar al menos diez minutos al día para la salud ósea y una actitud más alegre u optimista; descansar bien y desconectarse, para no subir de peso, resulta clave dormir entre seis y ocho horas seguidas.

Por la lic. en Nutrición, Valentina Franchi, especial para AIM.