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Exlíder de las Farc denuncia que no cumplieron el acuerdo de paz y llama a las armas en Colombia

Luciano Marín, conocido como Iván Márquez, dijo en un nuevo video que la guerrilla volvería a la lucha armada porque el gobierno no había cumplido con el acuerdo de paz. [{adj:55915 alignright}]

Un antiguo líder de las antes llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), la mayor guerrilla del país, ha prometido volver a la guerra y emitió un llamado a las armas el jueves, casi tres años después de que los rebeldes firmaran un acuerdo de paz para desarmarse.

El comandante Luciano Marín, conocido como Iván Márquez, dijo en un nuevo video que las Farc volvían a la lucha armada porque el gobierno no había cumplido con el acuerdo.

El anuncio de Márquez podría significar el rompimiento total de los acuerdos de paz de 2016, que habían dado esperanzas a muchos en Colombia y en Latinoamérica después de más de  cincuenta años de conflicto armado en los que murieron por lo menos 220.000 personas.

Márquez fue una figura importante de las negociaciones para el pacto hace tres años y fue de los que se dio la mano con el jefe negociador del entonces gobierno colombiano cuando se firmó el acuerdo. Ahora, al renegar del pacto, tal vez termine por tener un papel igual de importante en unificar a los grupos disidentes de exguerrilleros de las Farc que se han rearmado y hasta en conectarse con otra guerrilla activa.

“Hoy el riesgo es regresar al conflicto político armado”, dijo Ariel Ávila, subdirector de Fundación Paz y Reconciliación, un grupo de investigación colombiano. “Lo que esperábamos ver era el fin de la política que justificaba la violencia y ahora nos enfrentamos a un nuevo conflicto guerrillero”.

En el video, Márquez llamó a “una nueva etapa de lucha” con “el derecho universal que tienen todos los pueblos de levantarse en armas contra la opresión”.

Respuesta

En la grabación, Márquez, cuyo rango actual no queda claro, aparece junto a otros dos comandantes rebeldes cuyo paradero hasta ahora es desconocido. Todos parecían estar armados y en uniforme, flanqueados por otros rebeldes, en lo que parece un nuevo campamento guerrillero en la selva.

Este mes se cumplen tres años desde que las Farc firmaron el acuerdo de paz con el gobierno para poner fin a una guerra de 52 años en la que también fueron desplazados millones de colombianos de sus hogares.

El llamado a retomar las armas de Márquez es uno de los golpes más fuertes contra los acuerdos de paz, con los que originalmente las Farc dejaron las armas y se refundaron como el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Sin embargo, lo pactado en en 2016 fue socavado de manera casi continua; tanto el gobierno como los excombatientes incumplieron varias de las promesas hechas.

Miguel Ceballos, Alto Comisionado para la Paz en Colombia, le restó importancia a las declaraciones de Márquez diciendo que solo representaba una pequeña facción de los exrebeldes y que su objetivo principal era restablecer una red de narcóticos y evadir los cargos de narcotráfico, tanto en su país como en los Estados Unidos

“El noventa por ciento de las Farc están comprometidas con el proceso de paz y seguimos apoyándolos”, dijo. Pero muchos exmiembros de las Farc que se han comprometido con el acuerdo de paz y viven como civiles han expresado temores, haciéndose eco de las críticas de Márquez, de que el gobierno no está cumpliendo su parte del trato.

Muchos, argumentando que el gobierno no los estaba protegiendo, ya se han unido a los disidentes y volvieron a tomar las armas para luchar contra los grupos paramilitares por temor a su seguridad. Al menos 120 exguerrilleros han sido asesinados desde que se firmó el acuerdo.

Los problemas con la implementación de los acuerdos quedan evidenciados por la cantidad de personas que se han rearmado y los nuevos reclutas; se calcula que hay hasta tres mil combatientes.

El jueves, Iván Márquez culpó a las autoridades de esa situación y retomó consignas típicas marxistas de luchas de clases que eran conocidas entre la guerrilla.

“Esta es la continuación de la lucha guerrillera en respuesta a la traición del Estado a los acuerdos de paz en La Habana”, dijo. “Es la marcha de la Colombia humilde, ignorada y despreciada hacia la justicia que destella en las colinas del futuro”.

Márquez aparentemente también hizo una ofrenda de paz a algunos colombianos; dijo que su grupo no atacará a policías ni soldados “respetuosos de los intereses populares” y aseguró que ya no perpetrarán secuestros para los rescates, que eran fuente de ingresos de las antiguas Farc.

Sin embargo, indicó que tiene planes para trabajar con los grupos más violentos del país, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), al cual las autoridades le atribuyen atentados recientes como un carro bomba que mató a veintidós personas en Bogotá este año.

Ceballos, el comisionado de paz, dijo que era preocupante una posible alianza con el ELN, porque ese grupo remplazó a las Farc como la mayor organización rebelde del país y amplió su participación en el tráfico de drogas. También ha aprovechado la inestabilidad política y económica en Venezuela para expandirse en ese territorio. Ahora esa organización controla sectores de la frontera con Colombia, lo que causa preocupación ante la posibilidad de que esa insurgencia pueda convertirse en un conflicto regional más amplio.

Ceballos acusó al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con el que Colombia se ha enfrentado, de apoyar tanto a Márquez como al ELN y permitirles usar la frontera como escenario de sus actividades.

“Existe un vínculo directo entre el dictador, Maduro, y estos grupos que tratan de afectar nuestra democracia y nuestro Estado de derecho”, dijo Ceballos.

Elliott Abrams, el enviado para Venezuela de la Casa Blanca, se refirió a la presencia disidente de las Farc y el ELN en Venezuela como un hecho “significativo”, y dijo que han contado con la ayuda y la cooperación del gobierno de Maduro.

Los grupos guerrilleros están “profundamente involucrados” en el tráfico de drogas, con un efecto directo en Estados Unidos, dijo Abrams el jueves.

Pero también expresó su preocupación por la capacidad de la guerrilla de desestabilizar la seguridad en la región, lo que podría ocasionar el éxodo de más personas.

“Por supuesto que perjudicaría la situación de seguridad en el oeste de Venezuela y en Colombia”, dijo Abrams en un encuentro con periodistas celebrado en el Departamento de Estado en Washington. “Es probable que eso genere mayores flujos de migrantes venezolanos hacia Colombia y luego a otros países suramericanos”.

Más de cuatro millones de venezolanos han huido del colapso económico de ese país, y muchos han buscado refugio en Colombia, lo que ha ocasionado diversas problemáticas.

“Es una gran preocupación”, dijo Abrams. “El régimen de Caracas parece estar fomentando este tipo de actividad entregando algunas regiones del país al ELN”.

Márquez sigue siendo una figura poderosa entre la excomandancia de las Farc y desde hace tiempo se temía que lanzara un llamado como el de este jueves. Había expresado sus dudas con los acuerdos de paz cuando las negociaciones aún seguían en Cuba y, cuando se firmaron, Márquez desapareció del ámbito público: se rehusó a asumir su escaño como senador electo, que había sido prometido a los exguerrilleros como una parte clave del pacto de paz.

Muchos de los colombianos que estaban a favor de los acuerdos también se desencantaron de estos. En octubre de 2016, fue rechazado el pacto en un referendo y en la elección del año pasado respaldaron al ahora presidente Iván Duque, cuyo partido de derecha ha sido crítico de los acuerdos desde un inicio con el argumento de que hubo demasiadas concesiones a los exguerrilleros y que necesitaban cambiarse.

Antecedentes

Desde que Duque llegó al poder, ha intentado cambiar el sistema transicional de justicia al que los rebeldes y otros excombatientes primero acordaron someterse, con la condición de que sus testimonios no resultaran en condenas penales. Las declaraciones y acciones de Duque respecto a organismos como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) provocaron miedo entre algunos de que el nuevo presidente fuera a intentar encarcelar a los excomandantes.

Esas preocupaciones fueron avivadas cuando Duque ordenó encarcelar a Jesús Santrich, otro excomandante que había sido votado al Senado y luego fue arrestado por cargos de narcotráfico; fue liberado por orden de la Corte Suprema de Justicia por falta de evidencia y después fue declarado prófugo.

Santrich reapareció este 29 de agosto, al lado de Márquez en el video del llamado a la rebelión.

Dos funcionarios que fueron negociadores de los acuerdos de paz por el lado del gobierno anterior, Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle, respondieron al anuncio de Márquez con un comunicado de condena en el que dicen que la “mayoría de los hombres y mujeres de las Farc han cumplido con lo pactado” para reincorporarse a la vida civil.

Aunque también ellos dijeron que el gobierno actual comparte la culpa.

“Una y otra vez le dijimos al gobierno nacional que sus ataques permanentes al proceso y los riesgos de desestabilización jurídica que conllevaban podrían llevar a varios comandantes a tomar decisiones equivocadas”, escribieron.

Fuente: The New York Times

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