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Provinciales
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José Rizal

El 19 de junio de 1861 nació en las Filipinas  José Rizal, escritor y político, caudillo de la independencia de su país.

José Rizal
José Rizal

Comenzó sus estudios universitarios con los jesuitas en Manila, y en 1882 ingresó en la Universidad de Madrid, por la que se licenció en medicina y en filosofía y letras. Durante un viaje por Europa escribió Noli me tángere, novela anticolonialista en la que denunciaba los abusos de la Administración española en Filipinas, donde se prohibió su publicación. Rizal, cuya militancia política se había iniciado en el claustro universitario, se oponía enérgicamente al desmesurado poder de las Órdenes católicas españolas. En este sentido, su obra El filibusterismo resumió su ideología nacionalista, que más tarde difundió a través de la Liga Filipina, una sociedad secreta que fundó en Hong Kong.

Gracias a una apertura del gobierno, en 1887 pudo regresar a su patria, pero la estrecha vigilancia policial a que fue sometido lo obligó a marcharse al año siguiente. Regresó en 1892, tras haberse comprometido a no realizar actividad política alguna. Sin embargo, la dramática situación de los campesinos de Calamba, que habían sido desposeídos de sus viviendas, lo indujo a tomar abierto partido por éstos. Ese mismo año, marchó a Hong Kong, donde pretendió crear una colonia en Borneo y fundar allí la Liga filipina, por lo que, acusado de formar parte de sociedades secretas, fue deportado a Mindanao.

Fue fusilado por los españoles  el 30 de diciembre de 1896 en

 

Mi ultimo adiós

Adiós, Patria adorada, región del sol querida,

Perla del Mar de Oriente, nuestra perdido Edén!

A darte voy alegre la triste mustia vida,

Y fuera mas brillante, mas fresca, mas florida,

También por ti la diera, la diera por tu bien.

 

En campos de batalla, luchando con delirio

Otros te dan sus vida sin dudas, sin pesar;

El sitio nada importa, ciprés, laurel o lirio,

Cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio,

Lo mismo es si lo piden La Patria y el hogar.

 

Yo muero cuando veo que el cielo se colora

Y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz;

Si grana necesitas para teñir tu aurora,

Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora

Y dórela un reflejo de su naciente luz

 

Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente,

Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,

Fueron el verte un día, joya del Mar de Oriente

Secos los negros ojos, alta la tersa frente,

Sin ceno, sin arrugas, sin mancha de rubor.

 

Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,

¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!

¡Salud! ah, que es hermoso caer por darte vuelo,

Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,

Y en tu encantada tierra la eternidad dormir.

 

Si sobre mi sepulcro vieres brotar un día

Entre la espesa hierba sencilla, humilde flor,

Acércala a tus labios y besa el alma mía,

Y sienta yo en mi frente bajo la tumba fría

De tu ternura el soplo, de tu halito el calor.

 

Deja la luna verme con luz tranquila y suave;

Deja que el alba envíe su resplandor fugaz,

Deja gemir al viento con su murmullo grave,

Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave

Deja que el ave entone su cántico de paz.

 

Deja que el sol ardiendo las lluvias evapore

Y al cielo tornen puras con mi clamor en pos,

Deja que un ser amigo mi fin temprano llore

Y en las serenas tardes cuando por mi alguien ore

Ora también, Oh Patria, por mi descanso a Dios!

 

Ora por todos cuantos murieron sin ventura,

Por cuantos padecieron tormentos sin igual,

Por nuestros pobres madres que gimen su amargura;

Por huérfanos y viudas, por presos en tortura

Y ora por ti que veas tu redención final.

 

Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio

Y solos solo muertos quedan velando allí

No turbes su reposo, no turbes el misterio

Tal vez acordes oigas de citara o salterio,

Soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti.

 

Y cuando ya mi tumba de todos olvidada

No tenga cruz ni piedra que marquen su lugar,

Deja que la are el hombre, la esparza con la azada,

Y mis cenizas antes que vuelvan a nada,

El polvo de tu alfombra que vayan a formar.

 

Entonces nada importa me pongas en olvido,

Tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré,

Vibrante y limpia nota seré para tu oído,

Aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido

Constante repitiendo la esencia de mi fe.

 

Mi Patria idolatrada, dolor de mis dolores,

Querida Filipinas, oye el postrer adios.

Ahí, te dejo todo, mis padres, mis amores.

Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,

Donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.

 

Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía;

Amigos de la infancia en el perdido hogar,

Dad gracias que descanso del fatigoso día.

¡Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría!

Adiós, queridos seres. Morir es descansar.

 

José Rizal

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