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La prioridad oficial es la reelección de Macri

Íntimamente en el gobierno se ilusionaban con que la inflación de febrero fuera inferior al 3,5, mas terminaron celebrando que no haya superado el cuatro por ciento. Tal es el grado de resignación respecto de un elemento tóxico para hacer una campaña que tiene como prioridad lograr la reelección del presidente.

La prioridad oficial es la reelección de Macri
La prioridad oficial es la reelección de Macri

Tan entusiasmados estaban asiduos concurrentes al Instituto Patria que se ilusionaban con ver a su líder compartiendo el palco en el que esperaban que Ramón Rioseco y Darío Martínez festejaran la victoria sobre el MPN y Cambiemos en Neuquén. En efecto, se especulaba con esa posibilidad, si los planetas se alineaban para los K tan pronto, nada menos que en la primera cita electoral de este 2019. No pudo ser, y tan grandes eran las expectativas que se habían hecho los kirchneristas, que la decepción fue mayúscula cuando el porcentaje de votos obtenido fue muy inferior al que pronosticaban los sondeos.

Párrafo aparte merecen los encuestadores, tan aporreados en virtud -o demérito- de los datos que habían difundido en la previa y que mostraban una paridad extrema entre el gobernante MPN y Unidad Ciudadana. Pero lo que nadie podrá determinar fehacientemente es si los pronósticos eran muy errados, o si, por el contrario, generaron el efecto “deseado” por el ganador: provocar -por rechazo a la figura de la ex presidenta- el corrimiento de votos previstos para otros candidatos hacia el gobernador reelecto. El claro damnificado por ese “voto útil” que llegaron a alentar públicamente dirigentes del PRO resultó ser el de Cambiemos, Horacio “Pechi” Quiroga.

Por las expectativas generadas, el kirchnerismo terminó siendo el principal perdedor de la primera elección provincial del año. Previsiblemente, desde ese sector se empeñaron en ponerle ese sayo a Cambiemos, por el tercer puesto enflaquecido de votos del intendente de la capital neuquina. En la Rosada no lo vieron así, y por el contrario sugerían durante la semana imaginar el destino de esos votos en octubre, sugiriendo que el 26 por ciento logrado por Rioseco haya sido el “techo” del cristinismo, mientras que al menos un 10 por ciento del casi 40 de Omar Gutiérrez podría alinearse con Mauricio Macri; supuestamente todo el 15 por ciento de Quiroga también, y la mayor parte del casi 10 por ciento de Jorge Sobisch, lo que le permitiría a Cambiemos contar con más de un 30 por ciento, el resultado obtenido en la victoria de 2017. Otros tiempos, lejos de la actual crisis.

Apelar a las encuestas era la solución sugerida desde la Rosada a los radicales cordobeses en pugna, para dirimir la disputa en la provincia donde Mauricio Macri obtuvo la mayor cantidad de votos para ser presidente en 2015. Amparándose en la pifiada neuquina, Ramón Mestre justificó su rechazo a ese recurso. Como sea, la ruptura de Cambiemos en esa provincia fue un dato muy negativo para el oficialismo y dejó una vez más expuestas las fallas que a nivel político desnuda el gobierno en tiempos de crisis. No haber logrado establecer un acuerdo que permitiese llegar con aspiraciones de vencer al peronismo en estas elecciones es una muestra del fracaso del consenso en una fuerza que presume de gozar de ese activo, pero que sin embargo desnuda lo contrario en cada vuelta de la esquina.

Si bien la Rosada se ha manifestado prescindente en estas circunstancias de la competencia entre ambos candidatos radicales en las elecciones del 12 de mayo, está claro que el favor presidencial está del lado de Mario Negri. No solo porque lleva a un macrista como vice, sino también porque el diputado radical es un preferido de Macri y porque ahora necesita un castigo ejemplificador -en las urnas- para los radicales que decidan prescindir de la marca Cambiemos. Un mejor resultado de Mestre el 12 de mayo significaría un golpe duro para la coalición oficialista en la previa de la Convención Radical que debe decidir su destino electoral.

En lugar de viajar a Neuquén para el festejo que no fue, Cristina Kirchner emprendió vuelo hacia Cuba, para acompañar a su hija afectada por una afección que le generan los apremios judiciales, dijo la ex presidenta, que habla de “asedio” judicial y político. Los mismos argumentos dio en diciembre pasado, cuando atribuyó la enfermedad que acabó con la vida de Héctor Timerman al “dolor y el sufrimiento que le provocó el irracional e injusto ataque que ambos sufrimos con motivo de la firma del memorando de entendimiento con Irán”.

La presencia de Florencia Kirchner en la isla abrió un sinnúmero de especulaciones, precisamente atentos al grado de riesgo que la situación judicial de la joven presenta en las dos causas por las que irá a juicio en fecha próxima: Hotesur y Los Sauces, en las que se investigan maniobras de lavado de dinero. En ambas empresas la hija de los Kirchner figura en los directorios, y ya su situación quedó muy expuesta cuando se descubrieron 4,6 millones de dólares en sus cajas de seguridad en el Banco Galicia.

A diferencia de su madre y su hermano, Flor K no tiene fueros legislativos para evitar la cárcel, razón por la cual muchos se preguntaron si el objetivo de su presencia en Cuba no tendría que ver con un eventual exilio en un país sin tratado de extradición. Improbable, al menos en el futuro inmediato; la certeza más firme podría vincularse mejor a un intento deliberado de postergar el inicio de los juicios que más preocupan a CFK, quien en este contexto difundió un extenso video para culpar a jueces y Poder Ejecutivo de persecución judicial contra su hija.

Para algunos, fue un spot de campaña destinado a reflotar la empatía que tanto rédito le dio cuando el 54% en 2011, con el recuerdo cercano de su viudez.

Jaqueados por una inflación que no da tregua -aunque esperado, el 3,8 por ciento de febrero fue una muy mala noticia-, en el oficialismo inquieta tener que emprender una campaña con recesión e inflación, una combinación electoralmente tóxica.

El gobierno mientras tanto busca templar el espíritu de los propios y es el Presidente el que le pone el cuerpo a esa empresa. Ha ido a compartir reuniones de gabinete ampliado a la Ciudad de Buenos Aires, luego al territorio de María Eugenia Vidal, y a Jujuy el jueves pasado. Un día después Macri recibió a los intendentes oficialistas de la provincia de Buenos Aires, claves como la gobernadora para su suerte en las elecciones de octubre. “Hacía mucho que no lo veía a Mauricio tan convincente del camino que está llevando el país… Reconociendo todos los inconvenientes, pero convencido de que estamos en el camino correcto. Ese convencimiento les transmitió a todos los intendentes”, confió a este medio Alex Campbell, subsecretario de Asuntos Municipales de la provincia de Buenos Aires y organizador de la visita de los jefes comunales propios a Olivos. A esa reunión los visitantes llegaron con dudas respecto del destino de la economía, y se fueron con la respuesta oficial de que “no hay soluciones mágicas para esto. Estamos haciendo lo que hay que hacer”, frase emblemática de la gestión Cambiemos que se repetirá a lo largo de esta campaña. Un slogan que tendrá como complemento “todo lo que hemos hecho”.

“Hemos hecho más obras que el peronismo en los últimos 30 años”, insistió Campbell, que reconoció a continuación que “sé que la gente no come asfalto, no come obras, no come las ambulancias del Same, pero estamos haciendo lo que no se hizo en años”.

La arenga tiene un dejo autocrítico: “¿Falta mucho? Un montón. ¿A la gente le alcanza? No, pero nosotros somos la generación que está pagando los costos de tanto choreo y malas políticas durante tantos años”, es la justificación que buscarán extender durante la campaña. En Olivos también se escuchó decir que “Mauricio no va a hacer lo mismo que hicieron todos, que fueron parches… No lo va a hacer, está convencido de que si hace lo mismo, no vamos a salir nunca adelante. Que es lo que a veces le pide el mercado: que haga parches”.

Descartando de plano que Macri pueda llegar a dar un paso al costado, las voces más influyentes del gobierno se han preocupado por dejar claro que “la prioridad es la reelección presidencial”, aun a expensas de dejar en mala posición al resto de la dirigencia y en particular al as de espadas de la gestión Cambiemos: María Eugenia Vidal. La gobernadora correrá en octubre un peligro que seguramente hubiera evitado de haber competido en elecciones adelantadas. Y el riesgo es grande.

Ante la consulta puntual, desde el entorno de la gobernadora responden que “nosotros vamos a hacer lo que el Presidente diga. Si hay alguien que es leal al Presidente, es María Eugenia. Lo ha sido siempre”. Repiten también el débil argumento oficial de que si hubieran adelantado, la gente podría haberle reprochado acompañar a Macri “en las buenas” y no “en las malas”. Pero también admiten que si hubieran desdoblado “Cristina por ahí se terminaba bajando… ¿Quiénes son los principales interesados en que ella juegue en octubre? Los intendentes del Conurbano; entonces, si vos desdoblabas, ellos ya no iban a pedir más que juegue Cristina”.

Que es, en definitiva, el plan principal de la Rosada para conseguir la reelección.

Fuente: Parlamentario

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