El 18 de junio 1480 nació en Roma, Italia, Lucrecia Borgia, hija del futuro Papa valenciano Rodrigo Borja, Alejandro VI, y de su amante Vannozza Cattanei.
A medida que se conocen más detalles de su vida, Lucrecia aparece como una de las mujeres mas calumniadas de la historia: por ejemplo su fama de perversa envenenadora es falsa casi con seguridad.
Vivió una época que los historiadores consideran ejemplo de progreso, pero al mismo tiempo de graves convulsiones que marcaron el futuro hasta hoy y fue miembro de una familia muy extraña, dominada por el ansia sin límites de poder.
La fama póstuma que arrastra se debe en parte a Víctor Hugo, que escribió sobre ella una obra donde aparece viciosa, despiadada y hábil envenenadora
Su padre Rodrigo, luego Papa Alejandro VI, era el jefe de la familia de Lucrecia, que tuvo en su hermano César Borgia un ejemplar de hombre cruel y calculador al que le cabe la fama mejor que a ella.
Cuando nació Lucrecia, Rodrigo Borja era cardenal. El padre se ocupó de que su hija recibiera la mejor educación, cosa insólita entonces en una mujer. Cuando su padre se sentó en el trono de Pedro gracias a maniobras en que corrió muchísimo dinero, Lucrecia pasó a ser moneda de cambio en las alianzas matrimoniales de la familia Borja con otros poderosos de Italia.
Lucrecia se dejaba conducir por su padre y su hermano Cesar, que tenía una conducta que lo convirtió en uno de los modelos que tomó Maquiavelo para su obra “El Príncipe”.
El primer marido de Lucrecia no cumplió los acuerdos matrimoniales y finalmente fue eliminado por orden de César. Lucrecia estaba enamorada de su esposo, lo defendió y trató de impedir el asesinato, pero fue engañada. Viuda, se recluyó en un convento, pero su padre Papa la sacó con promesas falsas porque la necesitaba para otros acuerdos matrimoniales
La familia la casó con un miembro de la casa d’Este, en Ferrara, donde Lucrecia pasaría el resto de su vida. Poseía una gran cultura y se convirtió en una mecenas.
Muertos y padre y su hermano, el Papa envenenado y el hermano en una emboscada en España, Lucrecia soportó la ruina de la familia pero se mantuvo como duquesa de Ferrara.
Murió de parto en 1519, a los 39 años de edad.