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Economía
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Más recesión tras el acuerdo con el FMI

Tras la ampliación del stand by para cubrir las obligaciones financieras hasta 2019, los funcionarios admitieron el costo: resignarán el nivel de actividad, lo que traerá consigo más recesión.

Más recesión tras el acuerdo con el FMI
Más recesión tras el acuerdo con el FMI

En lo que puede interpretarse como un contundente respaldo a Mauricio Macri, el Fondo Monetario Internacional aceptó finalmente una ampliación del crédito stand by, que permitirá erradicar las dudas de que la Argentina podría caer en cesación de pagos, al menos hasta el final del mandato del jefe de Estado, en diciembre de 2019.

A diferencia del acuerdo original, ahora no sólo se amplían los desembolsos sino que esos fondos serán de transferencia efectiva. Y ya no solamente "precautorios" como en el stand by rubricado en mayo último.

De esta manera, el Gobierno ya cuenta con el dinero suficiente para pagar los vencimientos de deuda de este año y del que viene. Incluyendo los bonos, las Letras (Letes) y las Lebac, que seguirán bajo un programa de desarme total.

En definitiva, la condicionalidad del FMI es bien clara: no quiere que el crédito sea usado para financiar la dolarización y fuga de capitales. Lagarde y el resto del Directorio pretenden que las divisas que envíen se destinen exclusivamente a cumplir con los vencimientos de la deuda.

Fue la mismísima Lagarde quien en la tarde del miércoles dejó en claro esa condición: "No habrá intervención (del Bcra) en el mercado cambiario", dijo. A su lado, Dujovne asintió y, seguidamente, refrendó esas palabras.

En este marco, algunas fuentes de la City porteña no descartan que el Banco Nación pueda hacer su aporte a la estrategia oficial vendiendo billetes verdes, en caso de que sea necesario y en días puntuales, de modo tal de acrecentar la oferta y aplacar la cotización.

Después de casi un semestre de extrema volatilidad en el mercado cambiario, el Gobierno se jugó a este nuevo respaldo financiero internacional. Pero también a aplicar una durísima estrategia monetaria.

En la práctica, eso significa que utilizará la cantidad de dinero en circulación -y, por ende, a las tasas de interés- como "ancla nominal" de la economía.

Sin la chance de vender más dólares en el mercado, la única posibilidad ahora pasa por regular el caudal de pesos. Aun cuando esa política implique pagar costos muy elevados en términos de actividad económica.

El diagnóstico quedó bien claro: si todos los días los agentes económicos (inversores, empresarios y hasta el público en general) vive pendiente de la cotización del billete verde, desde ese lugar resultará imposible que la economía pueda funcionar.

La jugada, a partir de hoy mismo, es que sí o sí debe estabilizarse el mercado cambiario y que la cotización de la divisa se mueva de manera más o menos previsible y ordenada. Y, si surgen presiones, el Banco actuará elevando aun más las tasas de interés en pesos.

Desde el costado más político, Macri se juega a "surfear" lo que queda de este año y parte del que viene a convivir con una recesión. Se plantea así un escenario que, por un lado, pondrá bajo la mira su destreza para gobernar bajo ese escenario desfavorable.

Y, por el otro, le planteará el desafío de comenzar en ese mismo plano la campaña para la reelección. Por eso es tan relevante la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuánto durará la recesión y cuál será su profundidad y efectos en el mercado laboral?

Para que no quede ninguna duda sobre cuál es la jugada (aquietar al dólar cueste a como dé lugar), lo primero que mencionó el flamante presidente del Central fue que habrá un objetivo de "crecimiento cero" de la Base Monetaria.

En otras palabras, que no tiene problemas en que el costo del dinero suba lo que tenga que subir con tal de cumplir con ese objetivo y así pinchar cualquier atisbo de corrida.

Parece lógico: para superar semejante crisis cambiaria, el Gobierno se pone metas de cortísimo alcance. Los funcionarios imaginan que, llegado el caso, si hacia fin de año el mercado cambiario se tranquilizó y se regeneraron las expectativas positivas, ya habrá tiempo para pergeñar un plan de más largo alcance.

Por ahora, entonces, la jugada se resume así. Por un lado, brindando la certidumbre a los inversores de que se les pagará todos los compromisos de la deuda. Default cero hasta fin de 2019.

Lo que también quedó en claro en la tarde del miércoles es que la plata del FMI podrá blindar a Macri pero habrá incertidumbre para quien lo suceda.

El organismo adelanta los desembolsos y Lagarde le devuelve la gentileza del "enamoramiento". Pero si Macri es reelecto, tendrá que sentarse a negociar de nuevo. Y si es otro el Presidente, tendrá que ingeniársela para conseguir los recursos para pagar los bonos de 2020.

Este esquema no pasa desapercibido en el mercado: desde hoy, los fondos de inversión internacionales van a analizar los riesgos de invertir en activos de la Argentina de más largo plazo.

La estrategia oficial no mira tan lejos, al menos por ahora. Aun con los conocidos riesgos que ello implica, habrá también una apuesta a reflotar el famoso "carry trade". Es decir, tipo de cambio quieto y tasas de interés por las nubes, de modo tal de atraer a los "dólares calientes" que sirvan, en definitiva, para compensar tanto ajuste.

Fuente: Iprofesional

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