Finalmente ocurrió, ahora es oficial: la Comisión Europea ha aprobado la adquisición de Monsanto por parte de Bayer. Bayer-Monsanto o cualquiera sea el nombre de conveniencia que se decidan usar por cuestiones de marketing se convertirá en la empresa más grande de agroquímicos y biotecnología agraria del mundo.

Lo fusión da lugar al más horripilante engendro empresario que la historia de la civilización moderna pudo siquiera nunca imaginar: una empresa que proveyó gases con que los nazis asesinaron millones de seres humanos hace menos de un siglo (IG Farben, antecesora de Bayer) se asocia con la que ideó un sistema de producción de alimentos que están enfermando a la humanidad por el empleo de sustancias químicas tóxicas y venenosas a las que cínicamente llaman fitosanitarios.

Para maquillar la decisión, la Comisión Europea les ha impuesto aparentes limitaciones como por ejemplo la inversión futura en el negocio mundial de semillas de canola, algodón y soja (a excepción de Asia, donde se permitirá), también  de trigo híbrido, semillas de frutas y hortalizas, y el glufosinato de amonio. En definitiva, limitaciones imposibles de efectivizar en la práctica pero que endulzarán los discursos de los miembros de la comisión cuando justifiquen su decisión ante el parlamento europeo.

Para muchos puede ser el fin de la historia, especialmente para los países productores de comodities agropecuarios, como  Argentina, que ahora sumarán a la indefensión de nuestro pueblo a manos de los funcionarios cómplices e inescrupulosos que nos han entregado a estas multinacionales de la muerte y el saqueo, el poder económico inconmensurable de esta empresa que facturará más que el PBI de muchos países.

Tienen un poder que muchos no imaginan, de hecho Fundavida ha recibido el embate de estos monstruos, a pesar de ser una pequeña organización ambientalista regional, cuando clausuraron nuestro portal de Facebook con una precisión y instantaneidad que habla a las claras del control que ejercen en las redes sociales.

Es una combinación infernal, ellos nos envenenan con sus drogas y después nos venden otras con las que ofrecen curarnos de los males que ellos mismos nos provocan deliberadamente.

El complejo de patentes que están consiguiendo en todo el mundo sobre los transgénicos con que construyen la actual oferta alimentaria global los está transformando en dueños de la economía  y controladores absolutos de nuestra salud y de las posibilidades reproductivas de los humanos. El panorama que se abre a futuro es dantesco y jamás ha sido imaginado siquiera por quienes se han ocupado de literatura de anticipación.

La noticia nos abruma, pero no nos amilana ni paraliza, comenzaremos una vez más nuestro enfrentamiento contra estas multinacionales, esta vez  contra el engendro empresario más monstruoso de la era moderna. .

Fuente: Fundavida