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Política
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Naciones Unidas reconoce los derechos campesinos

Por Miguela Varela, de Revista PPV, especial para AIM. En el siglo XXI, las Naciones Unidas (ONU) ya no forman parte de los principales terrenos internacionales de disputa de poder. Es más, en la actualidad, se trata de un espacio de participación formal que discute temáticas de vital importancia para la sociedad global, pero que rara vez puede poner fin a problemas puntuales. Sin embargo, sus recomendaciones se integran al sistema jurídico internacional, ya sea como parte de la jurisprudencia o como antecedente para la formulación de políticas públicas. Es decir, se utilizan como criterios a la hora de resolver un conflicto o de evaluar la legalidad o legitimidad de alguna medida en particular.

Naciones Unidas reconoce los derechos campesinos
Naciones Unidas reconoce los derechos campesinos

En ese marco, una de las herramientas que utiliza el sistema de ONU son las Resoluciones. Estas pueden ser emitidas por cualquiera de sus órganos, pero las de mayor importancia son las que emanan de la Asamblea General (donde se encuentran representados los 193 países miembros) y del Consejo de Seguridad (un grupo más selecto que cuenta con 15 miembros, de ellos sólo cinco con carácter permanente). Son muchos los temas abordados por la AG que van desde el cuidado del medio ambiente, los Derechos Humanos, el mantenimiento de la paz y seguridad mundiales, hasta la situación de les migrantes, entre muchos otros. Sin embargo, quedaba un tema pendiente: el derecho de las y los campesinos.

Nuevos derechos

Hace dos meses, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU dio un gran paso al aprobar la Declaración de Derechos Campesinos*, donde se reconoce el derecho a la tierra, al agua para consumo y riego, al uso de semillas nativas y los derechos de las mujeres rurales, relegadas en la propiedad de la tierra. Es decir, se trata de un reconocimiento a la Soberanía Alimentaria enmarcada en lo que se denomina “nuevos derechos”. Derechos que no están en el marco del tradicional sistema internacional de Derechos Humanos, sino que responden a demandas más específicas abordando a sus actores y actoras desde su propia subjetividad de productores de alimentos y propietarios de la tierra.

Antecedentes

Tras un largo proceso de 17 años iniciado por la organización Vía Campesina, diversas organizaciones y expertos comenzaron a elaborar una propuesta que fue la base de la actual Declaración.

El antecedente más cercano de este hecho histórico se remonta al año 2012, cuando se creó el Grupo Intergubernamental para una Declaración de Derechos Campesinos. Pero la victoria histórica que obtuvieron los campesinos de todo el mundo se dio el pasado lunes 17 de diciembre cuando la AG de ONU lo aprobó definitivamente en su sesión número 73 por 121 votos a favor, ocho en contra y 54 abstenciones.

Victoria histórica

Para profundizar en el significado que tiene esta Declaración, Revista PPV dialogó con Diego Montón, Miembro de la Unión de trabajadores rurales sin Tierra de Mendoza y del Movimiento Nacional Campesino Indígena de Argentina. Montón fue el Delegado por América Latina en el Colectivo Internacional de Derechos Campesinos de Vía Campesina y vivió esta aprobación con mucho entusiasmo por tratarse del reconocimiento de derechos a un sector históricamente ninguneado, no sólo por la prensa sino también por la academia. En este sentido, remarcó: “que en el más alto nivel de ONU se dé el debate sobre la importancia de la lucha campesina contra el hambre, contra el cambio climático y en el marco del rol que tiene la agricultura campesina para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ha sido un reconocimiento fundamental para el sector”. Además, explica que la Declaración estipula derechos fundamentales para la agricultura campesina tales como el derecho a la permanencia y acceso a la tierra, a la propiedad comunitaria, al agua (incluso al agua de riego), a las semillas, a un precio justo para una forma de vida adecuada, a la organización y a la asociación gremial.

Según sus propias  palabras se trató de un “reconocimiento a la Soberanía Alimentaria como un concepto y un objetivo fundamental para el desarrollo sostenible y a la Reforma Agraria como la política a la cual las organizaciones y los Estados deben apelar para garantizar estos derechos”.

Votación final: Arrepentidos y cambios de última hora

La votación aseguró una cómoda victoria con 121 votos a favor, ocho en contra y 54 abstenciones. No obstante, no estuvieron ausentes los cambios de postura.

En una primera etapa se manifestó la resistencia de Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, con el contrapeso de los países de Asia, África y América Latina. Sin embargo, en la última etapa países como España, Portugal, Suiza cambiaron su postura y votaron a favor, y otros Estados europeos dejaron su negativa y pasaron a la abstención.

Consultado sobre la postura de Sudamérica, Montón explicó: “Las abstenciones de Brasil y Argentina muestran el momento político que estamos viviendo, ya que fueron dos países que apoyaron con mucha fuerza esta Declaración, pero que recientemente cambiaron su postura. Junto al lamentable voto negativo de Guatemala, que se debió a la fuerte presión de Estados Unidos. Entonces, vemos cómo los votos negativos pertenecen a países subordinados al capital financiero donde hay intereses directos de corporaciones trasnacionales que se desenvuelven en la industria agroalimentaria”.

Efectos en la realidad

Como mencionamos anteriormente este tipo de declaraciones son recomendaciones. Sin embargo, en este caso colabora en la legitimación de la lucha campesina por políticas públicas que resguarden sus derechos. Sobre esto, Montón comentó: “A partir de ahora esta declaración se convierte en un horizonte de toda política pública para todo aquel gobierno que se jacte de progresista, para todo aquel Estado que quiera plantearse como un actor respetuoso de los Derechos Humanos. Esta Declaración cambia el paradigma en torno a qué significan los Derechos Humanos en el campo, poniendo al campesinado como un sujeto de derecho con una especificidad concreta. Se convierte en una herramienta de diálogo entre las organizaciones campesinas y los Estados para resolver la alta conflictividad agraria que existe hoy en todo el mundo”.

*El texto de la Declaración aún no se encuentra publicado en la página web oficial de Naciones Unidas.

Miguela Varela es lic. en Relaciones Internacionales y especialista en política internacional.

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