Contamos con mecanismos de control para regular el hambre, la satisfacción y la saciedad. Es importante saber interpretar bien las señales del organismo.
La alimentación es indispensable para la vida, por eso el organismo ha desarrollado mecanismos especiales para proveerse de la energía y de los nutrientes necesarios.
El control de lo que comemos se integra en un conjunto de sistemas orgánicos que envían señales de diferente naturaleza al hipotálamo, situado en la base del cerebro, que ejerce las funciones de "torre de control".
En el interior del hipotálamo se localizan cinco núcleos interconectados que intervienen en la regulación del apetito y que reciben señales del organismo con orígenes distintos, algunas inhibidoras y otras estimuladoras del apetito.
Aprende a escuchar las señales antes de comer
El comportamiento alimentario se manifiesta por episodios discontinuos de ingesta que alterna momentos de hambre y de saciedad:
Hambre. La necesidad de ingerir alimentos aparece cuando se generan diferentes señales como, por ejemplo, un nivel bajo de glucosa en la sangre o un aumento de la secreción de hormonas.
Saciedad. Surge durante la ingesta debido al efecto acumulativo de señales inhibidoras inducidas por la entrada de los alimentos.
El mecanismo de la saciedad se estructura en una doble respuesta:
Inicial. Respuesta a corto plazo, que hace que se deje de comer.
Final. Respuesta a más largo plazo, que permite esperar hasta la ingesta siguiente. Las diferentes señales que contribuyen a la duración y a la intensidad de la saciedad constituyen la "cascada de la saciedad".
Por el Dr. Jaume Serra para Revista Cuerpo Mente.-
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