Desde esta madrugada y a 40 años de la primera protesta general a la Dictadura, diferentes gremios nacionales paran este martes con el objetivo de marcarle la cancha al Gobierno de Mauricio Macri, en un contexto de “ajuste y degradación del salario de todos los trabajadores, públicos y privados”, informó a AIM el referente de ATE Capital, Juan Manuel Sueiro. Se espera que la movilización principal sea hacia las 13 en Plaza de Mayo. En ese marco, diferentes servicios son reducidos o reducidos.
Este martes, paran diferentes gremios, entre los que se encuentran dos CTA y el Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona) “en un contexto de ajuste y degradación del salario de todos los trabajadores , públicos y privados”, indicó Sueiro a AIM.
“La movilización será contundente con varios gremios inclusive enrolados en la CGT, frente un proceso político que necesita darle respuesta al conjunto de la sociedad. El modelo económico del gobierno de Macri está agotado y, en este marco, los trabajadores utilizaremos todos los instrumentos democráticos y constitucionales que están a nuestro alcance”, remarcó el dirigente a este Medio.
A 40 años de la primera huelga general
Además, Sueiro recordó a AIM que “se realiza este paro a 40 años de aquel episodio en la Dictadura que fue un punto de inflexión para la Argentina, y que vastos sectores de este gobierno fueron la pata civil de aquella dictadura cívico, militar y eclesiástica”.
Devaluación galopante, inflación, aumento sostenido de precios, cierre de fábricas y desocupación en alza para pulverizar los deciles medios y bajos de la pirámide social argentina. No estamos hablando de hoy, sino de hace exactamente 40 años: El 27 de abril de 1979, un conjunto de gremios empujaba la primera huelga general contra la última Dictadura. Reclamaban por la liberación de sindicalistas detenidos y también por el insostenible escenario económico.
Hace 40 años, un 27 de abril de 1979, se realizaba el primer paro nacional a la última Dictadura, convocado por el Grupo de los 25, valientes dirigentes que integraban las organizaciones sindicales más combativas del momento.
Los motivos de la medida fueron, en el aspecto central, un repudio a la política económica comandada por el entonces ministro de Economía, José Martínez de Hoz.
Las consecuencias ya eran evidentes a esa altura: destrucción industrial, pulverización del poder adquisitivo del salario, un crecimiento exponencial del endeudamiento externo, una persecución salvaje y criminal sobre delegados y dirigentes sindicales así como militantes populares.