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Política
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Plan golpe de Estado en acción

Por Miguela Varela de Revista PPV, especial AIM.- Durante el día miércoles comenzó la ejecución del Plan Golpe de Estado contra Venezuela. El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se autoproclamó Presidente interino desconociendo la autoridad de Nicolás Maduro y aludiendo la falta de legitimidad del Presidente electo por la voluntad popular. A continuación, se sucedieron los apoyos más predecibles: Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, la Organización de Estados Americanos (OEA), Brasil, Argentina (pionera en reconocer dos Golpes de Estado en una misma gestión de gobierno), Chile, Paraguay, Perú, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Guatemala, Panamá y Honduras.[{adj:34414 alignright}]

Sin embargo, es preciso destacar que la Unión Europea (UE) emitió un comunicado que, si bien no apoya la gestión de Maduro, no respalda abiertamente la proclamación de Guaidó debido a las diferencias internas que sufre el bloque entre sus 28 miembros. Lo contrarrestaron los apoyos a Maduro por parte de Bolivia, Cuba, Uruguay, Rusia, China y Turquía. La respuesta inmediata del gobierno oficial de Venezuela fue el rompimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos y la expulsión de la comitiva diplomática del país. El Plan se puso en marcha el día en que tanto el oficialismo como la oposición realizaban una muestra de fuerza en las calles, en el marco del aniversario de la caída del dictador Marco Pérez Jiménez en 1958.

Como en un capítulo de la Guerra Fría, Venezuela se convierte en territorio de disputa de las fuerzas globales. La derecha nuevamente representada por sus protagonistas de siempre: el gobierno de los Estados Unidos, las principales potencias europeas, la OEA y el Grupo de Lima en nombre del ala conservadora de la región. Del otro lado, también se repiten los actores: Rusia, China y las izquierdas latinoamericanas. En este caso, el actor que rompe el consenso regional es el México de López Obrador. Como si la historia se repitiera, “la nueva Cuba” resiste a base de apoyos anti norteamericanos y con la fuerza popular de su lado. Nada nuevo bajo el sol.

Ante el fracaso de diversas alternativas de desestabilización tales como la guerra económica, la agitación de la violencia en las calles, el financiamiento de la oposición, el aislamiento diplomático y el atentado contra la vida de Maduro; esta vez el establishment ensaya la vía “institucional” proclamando a Guaidó como presidente. Dos hechos propiciaron los sucesos de ayer: la unificación de la oposición bajo un nuevo líder y la embestida de la derecha regional, particularmente después de la asunción de Bolsonaro en Brasil.

Pero hay dos factores principales que sostienen a Maduro en el poder: el pueblo en las calles y la lealtad de las Fuerzas Armadas.  El primero fue visible ayer sobre las calles de Caracas y el segundo a través de las declaraciones del Ministro de Defensa, Vladimir Padrino, quien calificó a Guaidó de golpista y acusó a las fuerzas imperialistas de querer intervenir en los asuntos internos de Venezuela.  Sin embargo, las fuerzas conservadoras intentaron romper estos apoyos. En primer lugar, disputando la calle y, en segundo lugar, generando internas entre las Fuerzas Armadas. Días atrás, fuimos testigos de un intento de levantamiento sumado a las declaraciones de Guaidó de ofrecer una amnistía a todos aquellos militares que abandonen el apoyo al gobierno. ¿Sucederá? Al cierre de esta edición, nada de eso se concretó.

La salida a esta crisis es impredecible, pero sin dudas, un conflicto civil en las calles no dañará más que al pueblo. Ni los dirigentes de uno u otro lado sufrirán verdaderamente las consecuencias. La clave del intento de Golpe de Estado no se encuentra en las comprobadas muestras de incapacidad de gestión económica de Maduro ni en sus avanzadas contra la Asamblea Nacional. El móvil reside en lo que entendemos como verdadera Democracia Representativa y en el rol de los poderosos que no critican a Maduro por “autoritario”, sino por estar sentado sobre una de las mayores reservas de petróleo del mundo y por pretender ser autónomo en las decisiones sobre esos mismos recursos.

Maduro Nicolás Maduro venezuela

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