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La hermosa monja de Murillo

¿Quién es la misteriosa y delicada monja de Murillo que ha salido a la luz 350 años después? La obra fue pintada sobre una plancha de bronce de un grosor excepcional para la época  y ha sido presentado en el Museo de Bellas Artes de Valencia.

Foto ilustrativa
Foto ilustrativa

La mujer mira al cielo, a su derecha, tiene rasgos delicados y una actitud arrobada que transmite que está más allá de este mundo, en comunión con Dios. La mujer es una monja y, según ha asegurado este miércoles Ignacio Cano, conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla, autoridad en Murillo y comisario de dos de las principales exposiciones que se inaugurarán este año sobre el autor, no hay duda de que la pintura es obra del genio del barroco español. Fue creada hacia 1670 sobre una plancha de bronce y ha permanecido inédita hasta su presentación este miércoles en el Museo de Bellas Artes de Valencia, donde se expondrá durante cinco años, cedida por un misterioso coleccionista cordobés que en los últimos años ha prestado valiosas obras a la pinacoteca valenciana bajo el nombre de Colección Delgado.

Cano ha admitido que no ha podido averiguar quién es la mujer del cuadro. El pintor sevillano, de quien este año se celebra el 400 aniversario de su nacimiento, tuvo una hija, sorda, que ingresó en 1665 o 1666, siendo muy joven, como novicia en el convento de Dominicas de la calle San José de Sevilla, situado cerca de su casa. Pero la edad de la retratada y el hábito que viste parecen descartar que se trate de ella.

La plancha de cobre —originalmente una bola, que era aplanada a golpe de martillo dejando los bordes elevados para que sirvieran de marco— no absorbe el pigmento, por lo que la superficie conserva la textura y la huella del pincel. "Permite ver muy bien la grafía, cómo utilizó el pincel y hasta el grosor que este tenía", ha señalado el conservador.

El párpado reforzado por una delgada línea negra y el brillo en el lagrimal de los ojos son soluciones técnicas propias de Murillo, ha afirmado el también exdirector del Museo de Bellas Artes de Sevilla, que observa parecidos "muy contundentes" entre la fisonomía de la monja y la de una Inmaculada de medio cuerpo del Museo del Prado. Y entre la transmisión de sentimientos del personaje del nuevo cuadro y los que, en otro registro emocional, traslada la dolorosa de una Piedad que incluyó recientemente en la exposición Murillo y los Capuchinos de Sevilla.

Cano es también comisario, junto a María Valme Muñoz, de la antológica del pintor titulada IV Centenario que se inaugurará en noviembre en Sevilla.

La obra cedida al Museo de Bellas Artes de Valencia —cuyo director, José Ignacio Casar Pinazo, ha destacado que la pinacoteca dispone de otros cinco cuadros del pintor— se hallaba en buen estado de conservación, ha indicado su restaurador, Rafael Romero. En su creación se utilizó la llamada tierra sevillana, la preparación que Murillo usaba como base de sus obras. "La técnica es típica de Murillo, de sus años de madurez. Una pincelada suelta, larga, fluida, una ejecución segura y diestra, y una utilización de pigmentos excepcionales, como el lazo azul del pecho, que es una azurita de gran calidad que el pintor utilizó mucho".

Fuente: El País, España.

 

Monja murillo

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