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Dos factores clave en el deterioro de la relación de pareja

El tiempo erosiona a la pareja y trasforma el vínculo, lo que no significa que con este acabe el amor o el desenlace inevitable sea la ruptura. Hay dos factores decisivos en este sentido y de ellos queremos hablar.

Con mucha frecuencia se sostiene que el deterioro en la relación de pareja obedece a que «el amor cambia» o a que «el amor se acaba». Sin embargo, esto no es algo que suceda de pronto o porque sí. Se llega a ese desamor después de un proceso que implica la adopción de conductas o de hábitos que atentan contra ese sentimiento.

El amor, como sentimiento que es, está sujeto a cambios y transformaciones. Esto quiere decir que, por intensos y bellos que sean, no permanecen inmutables a lo largo del tiempo. Ni el amor ni mucho menos el amor romántico pueden ser la excepción. El punto es que esos cambios naturales no tienen que conducir al deterioro de la relación de pareja.

Los sentimientos por sí solos tienden a ser volubles y caprichosos. Lo que los convierte en realidades más estables es la decisión consciente de cultivarlos y enriquecerlos. Ese proceso mental no lleva a “forzar” eso que se siente, sino a cimentar sus raíces.

Lo que han encontrado muchos psicólogos en consulta es que el deterioro de la relación de pareja no obedece al cambio de sentimientos, sino que está determinado por otros dos factores. Veamos de qué se trata.

El deterioro de la relación de pareja

Todos los sentimientos genuinos crecen y también se deterioran, ya que en nuestro mundo una cosa no excluye la otra. Incluso en amores tan completos como el de una madre por un hijo sucede esto. Los vínculos generan conflicto, superan obstáculos, se intensifican en unas áreas y se desgastan en otras.

Lo importante es que el balance final arroje un resultado positivo para quienes forman parte de esa diada. Esto, básicamente, significa que persiste el interés y la buena disposición hacia la otra persona y que prima el deseo de mantener el vínculo.

Sabemos que el paso del enamoramiento a una perspectiva más realista del otro es uno de los grandes cambios que sufre toda relación de pareja. En algunos casos, ese tránsito lleva a un sinsentido y se debe a que hubo una idealización o a que primaron los impulsos en esa primera etapa.

Con suerte, no ocurre esto, sino que simplemente hay una reacomodación de las expectativas y las percepciones con algo de desilusión presente. De ahí en adelante, si se tiene la convicción de hay amor, lo que sigue es un proceso de cultivo de la relación. Para evitar que esta se deteriore más allá de lo aconsejable, hay que tener en cuenta los dos factores que expondremos a continuación.

El cambio en la comunicación

Uno de los cambios más abruptos que pueden darse en el marco de una relación de pareja está en la comunicación. No es un tema menor, ya que la buena comunicación es uno de los pilares de todo vínculo, especialmente de uno tan veleidoso como el de pareja.

El deterioro en la relación de pareja comienza cuando empiezan a desaparecer las expresiones de afecto con las palabras y los gestos. Este es uno de los factores más presentes en la etapa del enamoramiento y uno de los primeros que paulatinamente se desvanece cuando se pasa al siguiente nivel.

El solo hecho de buscar momentos para conversar es fundamental, pero mantener y cuidar las expresiones afectuosas es determinante. Las palabras cariñosas, las expresiones de exaltación al otro son nutrientes muy importantes en toda relación de pareja.

La falta de pasión

El segundo factor que lleva al deterioro de la relación de pareja es la falta de pasión. Ojo, no estamos hablando de sexo, sino de pasión, ya que el buen sexo es resultado de ella.

La pasión se cultiva de muchas formas y una de ellas es incrementando la independencia personal. Ese tener una vida propia y enriquecer el misterio que nunca termina por desvelarse del todo.

La independencia también impide que aparezca esa sensación de “tener segura” a la pareja. También fomenta la admiración y otorga seguridad mutua. Sin embargo, este aspecto no estaría completo si por el otro lado no se hace una fuerte presencia en la vida del otro. Esa presencia se materializa en el interés, la solidaridad y la atención mutuas.

La pasión florece cuando está presente el deseo. A su vez, el deseo solo se mantiene cuando hay un cierto vacío que no se llena. La independencia y la autonomía, hacen las veces de ese “cierto vacío”. A su vez, la presencia impide que ese vacío se torne amenazante, o se convierta en distancia.

Así pues, la buena comunicación y el alimento de la pasión son dos grandes asideros para reducir el deterioro de la relación de pareja. Como ya lo anotábamos, toda relación sufre desgastes, pero para que estos no sean profundos ni definitivos vale la pena trabajar esos dos aspectos.

Por Edith Sánchez para La Mente es Maravillosa.-

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