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Salud y Bienestar
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La vitamina de Linus

Hace algunas décadas, los estudiantes de carreras universitarias vinculadas con la física y la química consultaban textos de Linus Pauling, muy prestigioso científico estadounidense, al que conocían como el creador de la teoría moderna de los enlaces químicos y el introductor de la física cuántica en la química.




Por eso sorprendió años después que Pauling alcanzara otra fama, esta vez controvertida, fundada en su idea de que era necesario consumir grandes dosis de vitamina C para prevenir enfermedades y mantenerse sano.

Pauling recibió el premio Nobel de química en 1954 por un trabajo sobre los enlaces químicos, y en 1962 el premio Nobel de la Paz por su campaña contra las pruebas nucleares. Junto con María Curie, son los únicos científicos que recibieron dos premios Nobel.

Su libro "Naturaleza del enlace químico", en que introducía la física cuántica para explicar cómo se vinculan los átomos entre sí para formar moléculas, era una especie de sagrario del saber, algo indiscutible expuesto por alguien que en otro campo sufriría luego fuertes críticas, al punto de que algunos llegaron a considerar al calor de la polémica que no conservaba el uso pleno de su razón. Como sea, Pauling mantuvo hasta su muerte una mente dinámica, que le permitió contribuir a la ciencia en varias áreas diferentes

La duda sobre su cordura se basaba en su cruzada a favor de la vitamina C o ácido ascórbico: Explicó: "Varias sustancias presentes en el cuerpo humano son necesarias para la vida. Cuando quise averiguar cuál es la cantidad óptima de cada una para mantenerse en salud advertí que no había casi nada sobre el tema en la literatura científica".

"Cuando la gente me pregunta, respondo que si todavía les da gripe, no están tomando suficiente vitamina C. Todos los animales necesitan vitaminas que sus cuerpos no pueden producir".

Dio una explicación que ha sido cuestionada desde diversos ángulos, sin alterar por eso el valor de las consecuencias prácticas: Hace seis millones de años los animales vagaban comiendo vegetales, y eran capaces de sintetizar tiamina y riboflavina, pirodoxina y vitamina A. Como comían plantas que producían esas sustancias, los animales perdieron poco a poco la capacidad de sintetizarlas. Desde entonces los animales requieren incorporar muchas vitaminas en la alimentación; pero eso no pasó con la vitamina C; posiblemente porque no hay suficiente en los alimentos.

Una razón por la que los animales requieren más vitamina C que las plantas es porque tienen colágeno, que es su principal macromolécula estructural, una proteína que mantiene unidas las diferentes estructuras del organismo. Los humanos no podemos sintetizar el colágeno sin usar vitamina C.

Según Pauling el antecesor de todos los primates hace 25 millones de años sufrió una mutación que le hizo perder la capacidad de sintetizar la vitamina C.

A pesar de los cuestionamientos que sufrió, los investigadores no dejan de admitir las virtudes preventivas y terapéuticas de la vitamina C que Pauling resaltó, por ejemplo su su capacidad para combatir el estrés oxidativo.

Según Pauling, el hombre ha heredado una mutación degenerativa que le impide sintetizar su propia vitamina C y que le hace dependiente de las fuentes alimenticias de ácito ascórbico.

La objeción a esta afirmación es que si bien el hombre es de los pocos vertebrados, con el murciélago y el cobayo, que perdió la capacidad de sintetizar la vitamina C; esto no sería un defecto, no deberia a una mutación desfavorable.

La capacidad de sintetizar la vitamina se perdió, según otra conjetura, no hace 25 sino hace más de 61 millones de años en los primates antropoides que empezaron a prosperar después de la extinción de los dinosaurios. De una rama surgieron los antropoides actuales, que sufrieron varias mutaciones que impidieron sintetizar la vitamina C

Para los objetores de Pauling, no se trata de un defecto, sino de una adaptación al entorno: el no poder sintetizar la vitamina ahorró energía, benefició a los grandes monos y abrió el camino del desarrollo que llevó al homo sapiens.

En esta materia hay dos hipótesis: La primera, es que la producción de vitamina C es un proceso que cosume mucha energía y que puede obviarse si abunda en la alimentación. Todas las especies que perdieron la capacidad q que tuvieron de sintetizar vitamina C tenían un régimen alimentario muy rico en ésta.

La otra hipótesis es que cuando un animal sintetiza la vitamina C, también produce peróxido de hidrógeno en pequeñas cantidades, un compuesto que contribuye al envejecimiento celular. Resulta entonces que la pérdida de la posibilidad de crear su propia vitamina favoreció la longevidad.

Hace algunos millones de años los homínidos ingerían muchas frutas y verduras que contenían vitamina C, pero no es así ahora, en un mundo transformado donde abunda la comida industrializada y escasean las frutas frescas

La alimentación humana actual aporta de uno a dos miligramos por kilo de peso corporal y por día, lejos de los primeros hombres.

Según Pauling, en un punto muy discutido, es necesario aumentar esos aportes sustancialmente, hasta ponerlos a la altura de lo que producen otros mamíferos

Se opuso a Pauling el argumento de que todos los descendientes de aquellos que perdieron la capacidad de sintetizar la vitamina C buscaron otras estrategias para disminuir la importancia de la vitamina para la supervivencia; porque de lo contrario dependeríamos de una cantidad enorme de ácido ascórbico.

El resultado de la merma de nuestras necesidades es que ahora basta entre 400 mg y 1 g a la vez; muy lejos de las cantidades de que disponen los animales que siguen pudiendo sintetizar la vitamina.

Sin embargo, el hombre sigue dependiendo de aportes externos de vitamina C, en que alimentación actual, sobre todo la llamada "comida chatarra" es muy pobre.

Por mucho que el hombre se haya adaptado a cantidades de vitamina C menores que los otros mamíferos, sigue dependiendo de la vitamina para vivir y protegerse de las enfermedades.

De todos modos, abunda la gente que se inclina por complementar su dieta con vitamina C, pero hay que recomendar que los complementos no tengan azúcar, potenciadores del sabor ni colorantes artificiales

De la Redacción de AIM.

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