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Política
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Testimonios en primera persona en la segunda jornada del debate sobre el aborto

Con escasa presencia de diputados, la segunda jornada de exposiciones sobre la despenalización del aborto cerró con fuertes testimonios en primera persona y las ponencias del exsenador Eduardo Menem y un rabino, Rabino Fishel Szlajen, entre otros invitados que rechazaron con fuerza el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo.

Testimonios en primera persona en la segunda jornada del debate sobre el aborto
Testimonios en primera persona en la segunda jornada del debate sobre el aborto

Tras las exposiciones a favor de la ley, quien abrió por la tarde el segundo bloque de discusión fue Carolina Anahí Mangold, una joven de 29 años de la provincia de Santa Fe, que relató el “trauma” que vivió tras practicarse un aborto de manera casera.

Relató que, “entre los 15 y los 16 años”, sufrió un atraso y su pareja la obligó a tomar dos pastillas de Oxaprost (misoprostol) con un intervalo de media hora, y a colocarse una tercera de forma intravaginal. “Empecé a sangrar mucho y a despedir restos de carne, y entre esos restos había un pedacito como si fuese un corazón”, contó, visiblemente nerviosa, y agregó: “Me temblaba todo y sólo pensaba: ¿qué estoy haciendo?”.

Reveló que después de ese episodio sufrió otro similar y su pareja nuevamente la obligó a tomar pastillas, aunque sólo ingirió una. “Despedí mucha sangre, pero sólo sangre”, dijo. Entre sollozos, continuó: “Vengo acá porque hoy lo puedo contar, pero viví un trauma muy fuerte. Todo lo que hacía, me hacía infeliz”.

Mangold comentó que “sufría muchas pesadillas, soñaba cosas muy feas”, e insistió en que sentía “vergüenza y miedo” de contar su experiencias, pero dos retiros espirituales la ayudaron a “sanar mucho”.

“El aborto no es la solución. Hoy en día tengo una hija, Brunela, y cada vez que un nene de 14 años se acerca a jugar con ella no puedo dejar de pensar que podría ser su hermano”, confesó, y finalizó: “Que el síndrome post aborto no existe es mentira, porque yo lo viví en carne propia”.

Otro de los testimonios que marcaron la jornada fue el de Lorena Fernández, de la Villa 31, que tiene cuatro hijos y a los 16 años se practicó también un aborto. “A pesar de que pasaron muchos años, todo el tiempo lo recuerdo”, dijo.

“Estoy cansada de que todas se cuelguen de nosotras porque somos pobres -prosiguió-. Venimos de una villa y todas pensamos que el aborto es matar. Hay métodos para cuidarse. Si tuviste relaciones anoche porque te fuiste de joda y fue el primero que te bajó el calzón, agarrá, tomate la pastillita del día después y listo. No esperes un mes para decir que no te bajó la regla”.

Fernández siguió en esa línea: “Hoy en día, chicas de 13, 14 años no piensan con la cabeza: piensan con la bombacha. Los hombres les bajan los calzones, les dejan un hijo y nadie se hace cargo. Lo primero que le dicen los padres es ‘andáte de la casa’. Y la chica se va, con su hijo en brazos. No decide abortar, decide salir adelante”.

La oradora incluso subió el tono: “Son unas trolas las que abortan, porque se fueron a garchar, no pensaron, se chuparon todo, fueron esponjas, y no pensaron que el hijo iba a venir, por un momento de calentura”. Y remató: “Si legalizan el aborto, va a ser un anticonceptivo más”.

También habló ante el plenario de comisiones el rabino Fishel Szlajen, quien aseguró que “expresiones como ‘aborto libre’ e ‘interrupción voluntaria del embarazo’ son eufemismos que operan en la opinión pública”.

Por caso, dijo que hablar de “interrupción” resulta “tan manipulador como creer que la decapitación no es la muerte del sujeto sino la interrupción del flujo sanguíneo hacia su cabeza”.

Tras insistir en que “la propia Biblia reconoce el inicio de la vida humana desde la concepción”, afirmó: “Matar a un ser humano que no amenaza la vida de otro basándose en criterios fenoménicos fijados por alguna semana post-concepción resulta antojadizo, careciendo de fundamento racional, científico y moral, dado que no hay ningún cambio en su ontogénesis”.

“El aborto a demanda no es un problema sanitario, jurídico o económico, sino humano”, resumió el rabino.

El exsenador nacional y exconvencional constituyente Eduardo Menem también se pronunció en contra de la interrupción voluntaria del embarazo y advirtió: “Si quieren despenalizar el aborto, tendrían que desmontar todo un sistema jurídico”.

Menem citó el Código Civil, que “les da derechos a las personas por nacer”, e indicó además que “hay tratados de derechos humanos que determinan cuándo empieza la vida” y que fueron incorporados a la Constitución Nacional con jerarquía superior a las leyes en 1994, en la comisión que él mismo presidió.

El exlegislador se remitió puntualmente a la Convención Americana de Derechos Humanos, al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y a la Convención sobre los Derechos del Niño. “El embrión es la prueba más contundente de que existe vida”, dijo.

Camila Duro, militante del Frente Joven, detalló que “en 2016 31 mujeres murieron víctimas del aborto inducido, a manos de inescrupulosos médicos a los que no les importó manchar sus manos de sangre”.

“Debemos desmitificar que la permisión del aborto solucionará o mejorará esta situación en materia de salud pública. El aborto es un fracaso social. La solución se encuentra en el acceso a cuestiones sanitarias básicas, como la educación sexual integral”, sostuvo Duro.

Además, señaló que “el misoprostol no es una droga que fue diseñada como abortiva, sino que ese es un efecto secundario, y de hecho es una droga que está retrocediendo en el mundo”.

Por último, sentenció: “El aborto legal sólo cambia de manos el responsable directo de las muertes por aborto inducido. Pone un parche y propone tapar con un chicle masticado la rotura del Titanic”.

Fuente: El Parlamentario

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