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Un nuevo fenómeno del niño y un pico de lluvias regional: el por qué de tanta agua

Mientras que a nivel mundial el planeta se prepara para el arribo de un nuevo fenómeno del niño, nuestra región atraviesa, en lo particular, por el segundo de los dos picos de lluvia que ocurren en el año. Uno en la llegada del otoño y, otro, al finalizar el año. Estas fueron las causas de la tormenta y la copiosa lluvia que provocó anegamientos, destrozos y perjuicios a numerosas familias entrerrianas. Así lo definió, en diálogo con AIM, el ingeniero Jorge Gvozdenovich, miembro del área de recursos naturales del Instituto de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Oro Verde, quien además se refirió al impacto erosivo del gran caudal de agua en los suelos utilizados para siembra.

Foto: AIM.
Foto: AIM.

La estación experimental Inta de Oro Verde, guarda registros de lluvias desde el año 1934. Muy pocas veces, el total de agua caída durante el mes de noviembre ha alcanzado las marcas registradas entre ayer y hoy: En 1979 llovieron 299 milímetros. En 2002, 240 y, en noviembre de este año, 232, con la incertidumbre de que faltan 18 días para que el mes termine, y con serias posibilidades de más lluvia. “Pero lo interesante es que esta cantidad de agua cayó en 20 o 22 horas. No hubiera sido riesgoso si hubiera caído en forma menos intensa. El problema es que llovieron 45 milímetros en menos de 15 minutos”, manifestó a esta Agencia Gvozdenovich, quien se dedica a la parte de conservación del suelo y su cuidado, en torno a la erosión hídrica que afecta a la región de Entre Ríos.

—¿Entonces, qué pasó en esta oportunidad?

—Justo las cosas coinciden. Nosotros tenemos, en el año, dos picos de precipitaciones. Una es en otoño, durante marzo o abril, cuando se cosecha la soja. Y otra se produce durante estos días, entre octubre y noviembre, donde hay un promedio histórico de 110 milómetros. Al mismo tiempo, tenemos un fenómeno del niño, que dicen que es el más lluvioso, y que se suma a nuestro noviembre llovedor.

—¿Hubo alguna situación parecida en el último tiempo?

—Casi nunca pasó que tengamos una intensidad promedio de 180 milímetros por hora. En los registros encontramos una sola tormenta de 250 milímetros en marzo de 2008. Encontramos sí casos similares respecto del total de agua caída, pero nunca una intensidad tan alta como la de esta oportunidad.

Suelos y siembra: “Un centímetro de suelo tarda entre 400 y mil años para generarse”

La capa más fértil del suelo de un campo, arrastrada por la lluvia contra el alambrado.
La capa más fértil del suelo de un campo, arrastrada por la lluvia contra el alambrado.

Si bien la agenda periodística estuvo concentrada durante estos días en los problemas urbanos, la lluvia también provocó una profunda erosión en la zona rural, donde los suelos utilizados para la siembra perdieron un gran porcentaje de fertilidad.

Ante la intensidad de la lluvia, Gvozdenovich, junto a otro trabajador del Inta, Gustavo Maffini, y al meteorólogo de la estación experimental, comenzaron a averiguar qué estaba pasando a nivel climatológico, cómo se había distribuido la lluvia y cuál había sido su impacto: “El agua cayó sobre un suelo saturado, con una acumulación de agua de 40 milímetros. Casi toda el agua escurrió a una velocidad erosiva. Recién me crucé con un colono y me dijo que tenía todo el campo fuera del alambrado”, dijo Gvozdenovich, refiriéndose a la capa mas fértil del suelo que había sido erosionada y cuyo sedimento amontonado tapaba a nivel de dos hilos del alambrado. “Desde el punto de vista de la erosión hídrica nos agarró con los suelos totalmente desnudos, ya que aproximadamente el 60 por ciento va destinado a soja de primera, y recién empieza la etapa de la siembra”, destacó el ingeniero.

—¿Qué impacto tiene la erosión del suelo en la siembra?

—En esta región, de Paraná, el suelo fértil es una capa que tiene aproximadamente 20 centímetros. En uno de los campos que recorrimos había 30 centímetros hacia abajo depositados contra el alambrado. Quedó expuesto el horizonte B, que es la capa más arcillosa y, de menor materia orgánica y menos fértil. Cualquier cosa que quiera sembrarse ahí, requerirá un doble trabajo de fertilizante, herbicida, y un montón de prácticas extra que uno tiene que hacer. Otro ejemplo es que, campo cercano que salimos a recorrer, tiene una muy buena rotación de cultivos con terraza, y tenía trigo para cosechar. La gota de lluvia rompió contra la espiga y entró al suelo en forma mucho menos erosiva. Buenas prácticas agronómicas, como rotar los cultivos o hacer terrazas, ayudan enormemente a cuidar los campos. Un solo centímetro de suelo tarda entre 400 a 1000 años en generarse. Y en esta sola lluvia se perdieron 20 o 30.

 

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