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Una selección en caída libre

La derrota categórica de la selección argentina por 3 a 0 ayer frente a Croacia en Nizhni Novgorod destapó problemas internos que se mantenían en relativa reserva gracias a las expectativas de éxito.

La selección Argentina, de espaldas , posa antes del partido con Croacia. (AP Photo/Pavel Golovkin)
La selección Argentina, de espaldas , posa antes del partido con Croacia. (AP Photo/Pavel Golovkin)

Ahora la clasificación para la ronda siguiente en el mundial de Rusia depende de los resultados que obtengan Islandia y Nigeria, además de lo que haga la propia Argentina, que hasta ahora ha sido muy poco, aunque no había motivo para esperar mucho.

El equipo que algunos calificaban como en de "los amigos de Messi" mostró limitaciones desacostumbradas para el fútbol argentino desde el mundial de 1978 pero sobre todo del de 1986 en México, donde obtuvo el campeonato en el que fue quizá el máximo logro del deporte argentino.

Los más memoriosos, estudiosos o viejos recordarán la goleada que Argentina recibió de Checoslovaquia en 1954, y el "baile" que le propinó una ignota selección rusa por esos años en la cancha de Ríver.

Pero luego apareció otro mentalidad y otra actitud, en parte generada a partir de los juveniles de Peckerman, hoy técnico de Colombia, y de la decisión de respaldar los trabajos de Menotti y Bilardo después.

Ahora aparecen revelaciones de técnicos prestigiosos que sugieren porqué en su momento se negaron a dirigir la selección: no querían que una camarilla de jugadores, los amigos de Messi, se establecieran sobre ellos como el verdadero poder y decidieran tácticas y formaciones, incluidos y excluidos.

Las alarmas sonaron a días del mundial cuando estas actitudes terminaron en un incidente con Israel. Los jugadores se negaron a jugar en Jerusalén poco antes de viajar a Rusia y provocaron la suspensión de un partido acordado. El primer ministro Israelí llamó a Macri para preguntar las razones, Macri consultó al presidente de la Afa, que le dijo que los jugadores lo habían decidido y se lo habían comunicado a él, no al técnico Sampaoli.

Semejante actitud no solo implicaba desgobierno y anarquía, sino que era la eclosión de una crisis que venía de lejos, en una selección que no pudo mantener a Sabella ni a Martino al frente, que llegó sexta al partido final clasificatorio para el mundial y consiguió ganarle a un equipo suplente de Ecuador, que estaba eliminado.

Ahora salen a relucir las vacilaciones, las dudas e incomprensiones con el técnico, los cambios intempestivos de éste sin causa aparente, pero con causas reales que no llegan al conocimiento público salvo en resultados tan penosos como los de ayer contra Croacia, que ganó a media máquina un partido que le bastaba empatar.

En la madrugada de anoche los jugadores, en otra insubordinación notoria, reclamaron excluir a Sampaoli de modo que no los dirija en el último partido contra Nigeria.

Del partido de hoy entre Islandia y Nigeria depende en buena medida las chances argentinas, que de todos modos son muy exiguas. Ha llegado el momento de barajar y dar de nuevo. La selección argentina de fútbol, que con Bielsa o Bilardo fue una muestra del primer mundo en un país del tercero, ahora es un equipo de tercera en un país que no clasifica.
De la Redacción de AIM.

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