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Brasil: Una previa tensa con final abierto

Por Miguela Varela, de Revista PPV, especial para AIM. El escenario electoral se transformó en una previa tensa que obliga a tomar posiciones claras de cara a las elecciones del próximo domingo: por un lado, la derecha fascista y conservadora con Bolsonaro al frente, y por el otro,  Fernando Haddad, el hombre de Lula, que refuerza su giro a la izquierda, con una candidata del Partido Comunista a vice presidenta. Además, la campaña se llena de sucesos inesperados: la prohibición de las entrevistas a Lula, el falso ataque a Jair Bolsonaro, la suspensión de tres millones de electores y las protestas feministas bajo el lema #Elenão.

Brasil: Una previa tensa con final abierto
Brasil: Una previa tensa con final abierto

Con mayoría de candidatos pro establishment, Lula navega su proscripción con la esperanza de ganarle el ballotage al fascista Bolsonaro, reforzando un discurso de izquierda. Ante la inminente posibilidad de un ballotage, Fernando Haddad, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) mantiene su alza en las encuestas arrastrado por la figura de Lula. Si bien el electorado está mayormente dividido entre estas dos opciones, los candidatos de la ancha avenida del medio son varios. Según los últimos datos publicados por Datafolha encabeza la lista Bolsonaro con el 28 por ciento y le siguen Haddad con el 22 por ciento, Ciro Gomes con 11, Geraldo Alckim con 10% y Marina Silva con un cinco.

Ciro Gomes, ex funcionario del gobierno de Lula y presidente del Partido Democrático Laborista, está redoblando esfuerzos para conseguir los votos progresistas desencantados con el PT. Sin embargo, como todo momento de tensión política, los discursos ambiguos no convencen a muchos.

Por su parte, el socialdemócrata y ex gobernador de San Pablo, Geraldo Alckim no logra despegar. Aunque tiene afinidad con los mercados, su falta su carisma y la multiplicidad de perfiles como el suyo, lo dejan a mitad de tabla. Si bien intenta mantener el disfraz de político serio, no pudo salir ileso de las acusaciones de Odebrecht por la trama de sobornos.

Mientras tanto, Marina Silva, la eco-evangelista que insiste en un discurso lavado con referencias al medio ambiente y al desarrollo sustentable, se vio debilitada por el apoyo de una facción de lxs evangelistas a la candidatura de Bolsonaro. De todas formas, mantiene los recursos de las grandes empresas que financian sus conferencias por el mundo.

La voz de Lula

Mientras el político con mejor imagen sigue proscripto y encarcelado, la Justicia lo había autorizado a grabar videos y a ser entrevistado por Folha do São Paulo. Sin embargo, la mejora de la imagen de Haddad hizo que el Supremo Tribunal Federal lo prohibiera por temor a que los comentarios de Lula generen “desinformación en las vísperas de las elecciones”. Si bien el diario demostró su disconformidad con la medida, esto no fue suficiente para la modificación del fallo. Con un contenido cargado de censura, el juez expresó: “Determino que Luiz Inacio Lula da Silva se abstenga de dar entrevistas o declaraciones a cualquier medio de comunicación destinado a la transmisión de información para el público en general. Determino, además, que en caso de que cualquier entrevista o declaración ya haya sido realizada por parte del aludido demandado, se prohíbe la publicación o divulgación de su contenido por cualquier forma, bajo pena de configuración de crimen de desobediencia”.

El falso ataque a Bolsonaro

Después de la burda puesta en escena para victimizar al candidato de extrema derecha, los números respondieron y logró mantenerse primero en las encuestas a pesar de la mejora en la imagen de Haddad. Sin embargo, sigue tensando la cuerda con declaraciones como: “Yo, por lo que veo en las calles, no acepto un resultado de las elecciones diferente de mi elección”. El objetivo es anticipar un escenario de caos, ante un posible triunfo del PT en segunda vuelta. Al respecto, Bolsonaro dijo que un triunfo de Haddad sólo es posible mediante el fraude.

Voto calificado

Aunque parezca sacado de la ficción (nuevamente) la justicia arremete contra el voto popular a través de una innovación jurídica: la inhabilitación de electores de las zonas más pobres de Brasil por no contar con su registro biométrico. Casualmente esta decisión deja fuera de juego a más de 3 millones de humildes que “probablemente” se inclinarían por el voto del PT. Según Datafolha, en la región Nordeste el PT registra sus mejores números con un 26 por ciento y Bolsonaro su peor porcentaje con un 17. Sobre el filo de las elecciones, de los 147 millones de electores sólo el 70 por ciento tiene su registro biométrico al día.

#Elenão

Una vez más, el grito de las mujeres es protagonista a la hora de enfrentar la avanzada de la derecha. Con movilizaciones en 80 ciudades y réplicas en más de 24 países, organizaciones políticas, sociales, sindicales y feministas enfrentaron en las calles el discurso xenófobo, homofóbico y misógino de Jair Bolsonaro. Si bien la iniciativa surgió del espacio Mulheres contra Bolsonaro, rápidamente reunió más de 4 millones de adhesiones bajo la etiqueta #EleNão (Él No) en las redes sociales.

Las reivindicaciones del feminismo lo hicieron de nuevo. Pusieron en agenda la violencia de género y las desigualdades cotidianas que atravesamos las mujeres. Pero con un elemento novedoso: la masividad de la protesta en el marco de un Brasil que elegirá a su próximo presidente después del último golpe de estado y, específicamente, contra el candidato que encabeza las preferencias. No son habituales en Brasil las grandes movilizaciones populares, sin embargo, el movimiento de mujeres ha logrado consensos transversales sobre sus demandas. Si bien es cierto que el centro de la escena fueron las críticas a Bolsonaro, no fue una campaña a favor del PT sino en contra de lo que no se quiere. El objetivo fue impedir la naturalización de las agresiones al colectivo de mujeres y LGTBI y es por esto que, según Datafolha, el rechazo a Bolsonaro entre las mujeres se acerca al 49 por ciento.

Cuando Bolsonaro justificó la desigualdad salarial, cuando insultó a las periodistas, cuando festejó la tortura que sufrió Dilma Rousseff, cuando se refirió a las diferentes identidades de género como enfermedades, la sociedad estaba escuchando silenciosa. Pero un día alzó su voz y le dijo #EleNão.

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