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La ciencia, no la pseudociencia, nos ayudará a combatir al coronavirus

Nos habíamos propuesto ir un poco a contravía con tantas noticias sobre la pandemia. Es que pareciera que se tratara de una suerte de competencia para ver qué país o región pone más infectados y fallecidos, “hemos superado el record de…” Eso no puede ser sano ni menos buen periodismo. Queríamos contar las buenas noticias, que las hay (si quiere puede saltar a ellas, aunque no, es importante conocer las mentiras), pero la irresponsabilidad y la ignorancia de algunos nos obligó a hablar de la dañina pseudociencia, que se aprovecha de la desesperación y de la candidez, fruto del miedo que los medios propagan con, ojalá no fuera así, tanta mano rota. Ante lo desconocido todo vale, ¿por qué no? Pues no, no es así. Veamos.

Engaños peligrosos

Didier Raoult, un investigador francés de enfermedades infecciosas publicó una revisión corta y sin pasar por ninguno de los obligados requisitos que una publicación científica requiere (por algo publica un artículo cada dos días), donde alega que sus resultados sobre la eficacia enorme de la Cloroquina y la Hidroxicloroquina no solo deberían acelerar la investigación en humanos, sino que ha comenzado a usarlas clínicamente. Y aunque otros también claman que es el medicamento salvador, Trump uno de ellos y ahora la aprobación de la FDA, no se ha hecho algún ensayo que demuestre su eficacia.

Raoult les suministra a sus pacientes (me cuenta un amigo que hay quienes viajan 8 horas para obtener el medicamento milagroso en Marsella) una mezcla de Hidroxicloroquina y un antibiótico. Según sus declaraciones al periódico Libération “sería inmoral no administrarla a los pacientes, así de sencillo”. No es claro aún en cuántos, si en alguno de los pacientes tratados, funcionó. En un estudio en la China los resultados fueron negativos.

Hasta que se hagan los estudios estrictos, usar un grupo control, pacientes con Covid-19 que reciban placebo, una muestra representativa (Raoult probó su fórmula en 26 pacientes de los cuales uno murió y tres no quisieron continuar), no se puede afirmar que un medicamento es seguro y funciona. “Muchos medicamentos, incluida la Cloroquina o la Hidrocloriquina, funcionan en células en el laboratorio contra el coronavirus. Pocos han demostrado que lo hacen en algún modelo animal”, dice Matthew Frieman, microbiólogo de la Universidad de Maryland.

Los medicamentos mencionados se vienen usando por décadas contra la malaria y en casos de lupus y artritis reumatoide. Ya comenzó la preocupación porque la locura desatada para usarlas contra el Covid-19 hará que quienes la necesitan de verdad no la consigan. Y ya han muertos personas por tomar dosis altas para prevenir la infección.

El presidente de la OMS declara respecto a la pandemia: “Pedimos a las personas y a los países que se abstengan de usar terapias cuya eficacia en el tratamiento del Covid-19 no haya sido demostrada. La historia de la medicina está llena de ejemplos de medicamentos que funcionan en el papel, en un tubo de ensayo y no lo hacen en seres humanos, o de hecho son nocivas”.

Nos alejamos de las falsas curas y entramos a lo promisorio, dejando de lado las aguas azucaradas y los pinchazos en la espalda, pseudociencia en su esplendor pues es perder su tiempo y el nuestro.

Pruebas rápidas de detección

Un equipo de académicos y de investigadores liderado por Jennifer Doudna, la investigadora mejor conocida por su papel en el descubrimiento de la tecnología de edición genética Crispr, ha convertido un laboratorio de casi 250 metros cuadrados en un centro donde se realizarán pruebas para detectar los nuevos casos del Covid-19. Atenderá a hospitales del área de San Francisco que podrá procesar mil muestras al día, funcionando las 24 horas. Alcanzarán las tres mil de ser necesario.

“Este es un problema muy, muy complicado. Necesitamos volar para hacer los diagnósticos. Ha habido dificultades para hacerlos, pero para eso estamos aquí”, dice Doudna. En pocos días se necesitarán unos 900.000 kits. En su esfuerzo está acompañada por otras instituciones como The Broad Institute en Cambridge, quienes podrán procesar 2 mil pruebas diarias.

El nuevo laboratorio de Doudna contará con más de 50 voluntarios de Berkeley y alrededores, gigantes de la producción de equipos de laboratorio, analistas informáticos, fabricantes de robots.

“Es increíble ver lo rápido cómo esto se ensambla y cómo se escriben softwares en una noche para poner a funcionar semejante proyecto con eficacia y seguridad. De verdad es asombroso”. J. D.

El papeleo necesario se mueve muy rápido y se espera que la próxima semana puedan iniciar los primeros 300 ensayos seguros. El laboratorio ha sobrepasado los límites de los ensayos manuales con la ayuda de los robots hechos a medida. “Piense en esto. Sin robots los resultados se demoran siete días. Nunca antes nos había tocado enfrentarnos a algo parecido, donde los laboratorios clínicos necesitan los resultados al vuelo”, dice Doudna.

Antivirales

Con la esperanza puesta en desarrollar un posible tratamiento para la enfermedad, un equipo de químicos del MIT ha diseñado un medicamente que podría bloquear la habilidad del coronavirus para entrar a las células humanas. El medicamento potencial es un pedazo corto de una proteína, un péptido que imita a la proteína que se encuentra en la superficie de las células humanas.

Ese nuevo péptido puede unirse a la proteína que el virus usa para entrar a las células, desarmándolo.

“Tenemos algo muy bueno, que vamos a explorar, pues si logramos que interactúe con la proteína viral sería una magnífica manera de neutralizarlo”, dice Brad Pentelute, profesor asociado de química del MIT. Su trabajo actual está basado en la estructura espinosa de las proteínas del coronavirus* junto con la de la célula receptora en humanos, publicada por un grupo de investigadores en China a inicios de marzo.

Muchos grupos en todo el mundo están en la carrera para encontrar un antiviral, aunque este ensayo puede ser pionero en usar péptidos. Esto tiene la ventaja de que por su tamaño ellos pueden cubrir la superficie adecuada para no dejar entrar al virus y además su tiempo de fabricación y prueba de efectividad será más corto que el requerido para usar anticuerpos, que necesitan purificación y manipulaciones complicadas.

Nosotros

La ciencia anda a toda máquina atacando al Covid-19 por todos los frentes posibles. Es claro que nada se resolverá en cosa de días. Pero sí se abren muchos caminos promisorios.

Nuestra responsabilidad es pequeña pero inmensa como los seres sociales que somos. Mantener el distanciamiento social (nada de llamarles prisiones, ni confinamientos, ni encierros que no es así). Seguir las indicaciones cuando son dictadas por la razón y mantenernos activos y creativos, que al cerebro le encanta el caos y no tolera la quietud.

Josefina Cano, Bióloga y Genetista, para CiertaCiencia.

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