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La Ley Cascioli y el fracaso de la producción independiente

En el marco de la 44° Feria del Libro, la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (Arecia) lanzó nuevamente la Ley Cascioli, una norma de promoción de la producción independiente y autogestiva de comunicación cultural por medios gráficos y digitales de la Ciudad de Buenos Aires. A continuación, el racconto de un marco legal que nunca pudo ser.

La Ley Cascioli y el fracaso de la producción independiente
La Ley Cascioli y el fracaso de la producción independiente

La Feria del Libro desempolvó un debate que parecía olvidado. En la Sala Julio Cortázar estuvieron presentes Carlos Ulanovsky, Mona Moncalvillo y Miguel Rep, integrantes de la Revista Humor, fundada por Andrés Cascioli en 1978.

En ese marco, se relanzó el proyecto de ley de Fomento de Revistas Culturales Independientes, impulsada por Arecia, y que nunca prosperó en la Legislatura Porteña.

La iniciativa se presentó en 2016. A modo de homenaje, sus impulsores la denominaron la Ley Cascioli, como remembranza a la independencia periodística tanto como sujeto de enormes y arbitrarios ataques.

El nombre del proyecto remite a Andrés Cascioli, mítico editor de Ediciones de la Urraca, padre de Humor y El Periodista, entre otros emblemas de la producción independiente argentina.

Durante 2017, cada martes, los promotores de la norma se apersonaron a la Comisión de Cultura de la Legislatura para pedirles que la volvieran a tratar la iniciativa “pero no tuvimos la respuesta que necesitábamos”.

“Esta ley viene a saldar una vieja deuda: la que tiene el Estado porteño con las revistas culturales independientes de esta ciudad”, resalta el proyecto de ley de la Asociación, que ingresó en la Legislatura porteña con el impulso del diputado Pablo Ferreyra (FPV) y la firma de una decena de legisladoras y legisladores de diversos bloques, de cara a construir un marco legal de promoción de la producción independiente y autogestiva de comunicación cultural por medios gráficos y digitales de la Ciudad de Buenos Aires.

Cuando la iniciativa se presentó formalmente, sus autores destacaron: “Inauguramos así una nueva etapa, más democrática, más plural y más justa. Una etapa que traza un horizonte en el cual las revistas culturales independientes son consideradas parte del patrimonio cultural porteño porque son hijas de una tradición que nos enorgullece: la que agita como bandera el hacer. Hacer teatro, hacer danza, hacer literatura: eso es esta ciudad”.

Datos

Las cifras del último censo realizado por Arecia revelan que el aporte del sector a la industria gráfica pyme local es de más de cuatro millones mensuales, y que la tirada del sector es de 248.375 ejemplares mensuales en el caso de las revistas gráficas, en tanto las digitales alcanzan un promedio de 4 millones de lectores por mes. En cada publicación, además, trabajan un promedio de 6 periodistas. Más de la mitad de las revistas culturales independientes que conforman este sector se editan, imprimen, distribuyen y comercializan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El proyecto no sólo está dirigido a “proteger y fomentar” la producción independiente y autogestiva, tanto en formato gráfico como digital, sino también a declarar de patrimonio cultural de la Ciudad “al trabajo de producción independiente y autogestiva de comunicación cultural”. La iniciativa alienta al ministerio de Cultura porteño a difundir y promover la sustentabilidad de las publicaciones, créditos con tasas accesibles del Banco Ciudad y a “adoptar las medidas necesarias” para garantizar y proteger la distribución y circulación de las revistas.

Un factor importante del proyecto es el que plantea el artículo 20: “Las sanciones económicas o multas judiciales, administrativas o de origen tributario que afecten a las revistas culturales independientes y autogestionadas sólo pueden ser ejecutadas judicialmente contra activos que no resulten, directa o indirectamente, imprescindibles para el ejercicio de tal actividad”.

La ley también estipula líneas de fomento para financiar infraestructura, impresión y difusión de las publicaciones, además de la compra de papel para las publicaciones gráficas y definir un porcentaje de la pauta publicitaria en respeto a los criterios de equidad de distribución de publicidad oficial. Asimismo, alienta al Ministerio a convocar concursos y premios estímulo para nuevas ediciones independientes y autogestivas en el ámbito porteño. A su vez, establece la compra mínima de ejemplares para su distribución en escuelas, bibliotecas y establecimientos educativos y de salud.

 

Ley Cascioli

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