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Economía
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La reforma laboral ya está en el aire

Los empresarios piden flexibilizar contratos y poder despedir sin causa a bajo costo. Atribuyen a las rigideces legales la escasa competitividad de la economía. La discusión aun no incluye el impacto sobre el empleo en medio de la recesión.

Foto ilustrativa.
Foto ilustrativa.

“Necesitamos poder despedir sin causa en industrias y comercios” manifestó el titular de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Julio Crivelli, durante una entrevista radial el último viernes. “Todos nos damos cuenta que la reforma laboral es necesaria en la Argentina. No hay nadie que no se plantee esta cuestión, a lo sumo habrá cuestiones de método, para ver cómo hacerlo con el menor daño posible. Pero si no mejoramos la productividad el convenio con la Unión Europea es impracticable”, finalizó el empresario.

Es un hecho, el debate acerca de la reforma laboral está instalado en la agenda de 2019. Tanto es así que hace pocos días se dejó trascender desde puertas adentro del gobierno, que la ley de reforma podría incluso salir por decreto una vez finalizado el proceso electoral, si es que la nueva conformación del Congreso de la nación se muestra reticente a la iniciativa.

Pocos son los empresarios que se atreven a decirlo sin tapujos como Crivelli. Sus palabras no hacen más que poner en blanco sobre negro el verdadero motor del proyecto: cambiar de fondo las relaciones laborales en Argentina.

‘Flexibilización’ es el eufemismo que habitualmente se utiliza, para describir los cambios que se impulsan, que en pocas palabras buscan dotar al sector empresario de mayor capacidad para disponer contrataciones, despidos sin causa, cambios en las condiciones de trabajo como horario o lugar, y principalmente, que todo ello sea posible a bajo costo.

En la visión de los empresarios, la mano de obra debiera ser una más de las tantas mercancías en el mercado, y la entrada o salida del mercado, tanto de las empresas como de los trabajadores, debiera regirse por las leyes de la oferta y la demanda, sin que la intervención del Estado genere costos adicionales.

El modelo que se procura desde un núcleo duro de empresas de diversos sectores, es el que precisamente rige en la construcción, donde según Crivelli, el empleador puede constituir la indemnización mes a mes a modo de ‘fondo de desempleo’, lo que habilita a despedir a cualquier empleado en cualquier momento de la obra, sin causa ni motivo. A ello se refiere Crivelli al referir la ‘meritocracia’ como parte del fundamento para procurar la reforma. Según los hombres de negocio, el un esquema como el de la construcción, implica que quienes tienen un mejor desempeño laboral permanecen en sus puestos, mientras que quienes no cumplen adecuadamente su tarea, quedan afuera, y sin costo. Es lo que se pretende replicar en otras ramas de la economía.

Entre los fundamentos se alega además, que si los empresarios tuvieran libertad para contradar y despedir sin costo, sería mucho mayor el incentivo a la generación de nuevos puestos de trabajo. El planteo significa generar un escenario en el que la alta rotación de la planta de trabajadores sea posible a bajo costo.

Cuando el mismo se traslada en términos macro al mercado de trabajo, implicaría además que los trabajadores debieran adquirir la capacidad de poder adaptarse rápidamente al empleo, adquiriendo las capacidades técnicas y la calificación necesaria para mantenerse en el puesto. En caso de no lograrlo, tener la capacidad además de encontrar rápidamente un nuevo empleo, y reiniciar el proceso.

En el debate acerca de una reforma en estos términos, poco se refiere sin embargo acerca de la forma en la que los trabajadores podrían adaptarse al nuevo escenario. Tampoco se menciona lo que podría suceder en caso de que las empresas fueran habilitadas a despedir sin causa a bajo costo, y en medio de una recesión como la que vive la economía, decidieran prescindir de parte de su plantilla. Mucho menos se plantea de qué forma se gestionaría en términos de política económica un incremento del desempleo.

Probablemente la respuesta de quien adhiere a la reforma, radique en que el impulso de empleo a raíz de la flexibilidad, podría ser mayor al incentivo a despedir. La fundamentación funciona perfecto en los papeles.

Distinto es cuando lo que está en juego es el trabajo de millones de personas de carne y hueso.

En concreto, la estadística oficial muestra que hoy 3,5 millones de argentinos no tienen trabajo, y que cuatro de cada 10 de los que cuentan con un empleo, se desempeñan en la informalidad.

Asimismo, la dinámica de la construcción, sector al que representa Crivelli del lado empresario, acumula una caída del nueve por ciento en la actividad en lo que va de 2019, y destruyó 5.000 puestos de trabajo en los últimos doce meses, según el Indec.

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