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Política
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Las universidades se sumaron a la lucha contra la discriminación de género

Bajo el nombre Travesticidio social. Justicia por Diana Sacayán, se realizó en la sede de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner), una jornada de visibilización respecto de la demanda del colectivo travesti, trans y transexual. “Se pensaron estrategias de acción y se debatió el rol de las academias en estas luchas”, dijo a AIM Gonzalo Molina, uno de los coordinadores de la jornada.

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El evento constó de dos instancias. En primer término, se realizó una volanteada en la calle y se invitó a quienes caminaban por el lugar a sacarse fotos sosteniendo pancartas con diferentes consignas. Posteriormente, se abrió una instancia de diálogo, en una de las aulas de la sede de Uner ubicada sobre Guillermo Brown 54, donde disertaron Agustina Busten, Lucy Giménez y Alejandra Ironici, referentes del colectivo de travestis, trans y transexuales de Santa Fe y Entre Ríos.

Las activistas “compartieron experiencias para debatir sobre diferentes consignas”, explicó Molina, integrante del Programa Integral de Género, Derechos y Salud de la Secretaría de Integración y Cooperación con la Comunidad y el Territorio de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader). Se charló, entre otros tópicos, sobre el término travesticidio social, sobre los avances y retrocesos de la lucha luego de la sanción de la Ley de Identidad de Género, y sobre cuál es el rol de las universidades en estas luchas.

Respecto a este último punto, Molina explicó que tanto Uader como Uner “dieron muestras de compromiso hacia el colectivo de diversidad sexual en general”. Esto, porque “aplicaron normativas internas para respetar las diferentes identidades, o implementaron protocolos de acción frente a las situaciones de violencia de género”. Son acciones que “permitieron el ingreso y permanencia de travestis y trans a diferentes carreras, lo cual es muy valorable”. En contrapartida, señaló que “la universidad, como espacio legitimado para la producción de conocimiento, aún no construyó saberes referidos a las identidades y expresiones de género”.

Por último, contó que Uader, a partir de su Programa Integral de Género, Derecho y Salud, “brindó espacios de extensión concretos”: “El año pasado funcionó en Gualeguaychú un programa de inclusión laboral travesti y trans, que fue financiado por el Banco Mundial. Allí se generaron capacitaciones e inclusión laboral. Además, este año tanto Uader como Uner participaron de un relevamiento sobre población travesti y trans de Paraná y del Gran Paraná, lo que resultó una forma de relevar datos oficiales que puedan ser tenidos en cuenta para la generación de políticas públicas. Este proyecto cobró tal relevancia que tanto el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), como la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, hicieron sus aportes para que sea tomado como una prueba piloto que pueda confluir en un relevamiento general a nivel nacional.”

Diálogo interno y con el Estado

“Es un gran debate hacia dentro del colectivo el dimensionar qué alcance tuvo la Ley de Identidad de Género; para pensar en qué sentido transformó las vidas de las compañeras travestis y trans, al generar un marco normativo, pero también para analizar en qué sentido sigue siendo una deuda, y cuál es la conversación que las organizaciones deben mantener con el Estado”, dijo Molina.

En tal sentido, habló sobre “la importancia de pensar cuál es la responsabilidad del Estado en garantizar derechos consagrados, y en qué punto comienzan las obligaciones individuales y de los movimientos”. Es fundamental, agregó, “pensar qué hace cada espacio para garantizar que se cumpla lo afirmado en la legislación nacional y en los tratados nacionales”.

Asimismo, señaló que “debe pensarse cómo incidir en las agendas política y emocional, para que ya no existan familias que expulsan y organizaciones que no abrazan”.

Por todo esto, Molina llamó al arco civil y político a apoyar la causa y asumir un mayor compromiso, aunque más no sea “asistiendo a los espacios generados para tejer alianzas entre diferentes sectores”. “La convocatoria no fue la esperada. Aunque fue muy interesante el aporte con quienes asistieron, queda pendiente que la universidad y el feminismo más hegemónico acompañen estas iniciativas”, explicó.

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