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Niño paranaense avanza con su iniciativa contra el hambre

Santino Gugleri, tiene 13 años y visitó el Banco de Alimentos de Rosario para pedir que más empresas donen productos que están por vencer para que no terminen en la basura. "Quiero que no haya más hambre en el mundo", resalta.

Santino Gugleri
Santino Gugleri

La prodigiosa mente de Santino Guglieri está empecinada en resolver una de las ecuaciones más intrincadas del planeta: cómo hacer para que los alimentos que se desechan en buen estado lleguen a los platos de los que no tienen nada para comer.

El chico tiene 13 años y lidia con el síndrome de Asperger, un trastorno de espectro autista que le detectaron a los tres años. En algunos chicos, este padecimiento estimula la inteligencia por encima de la media. Santino es uno de ellos.

Desde que empezó a leer, Santino devora todo libro que cae en sus manos. Ya ganó dos premios en el Concurso Literario de la Biblioteca Popular de Paraná. Sus cuentos "Pasillos" y "Ojo Rojo" deslumbraron a los jurados. "Cuando sea grande quiero ser un gran escritor", repite cuando alguien le pregunta por su futuro este chico que a los 8 años ya había leído, entre otras obras, todos los libros de Harry Potter.

Su última preocupación gira en torno al hambre en el mundo. ¿"Pá, por qué la comida que se tira en buen estado no va a parar a las personas que pasan hambre?", preguntó durante un almuerzo familiar. La inquietud lo llevó a buscar información por Internet. Descubrió que Francia se convirtió en 2016 en el primer país del mundo que prohíbe a los supermercados tirar o destruir los alimentos que no vendan. En lugar de eso, son obligados por ley a donarlos a organizaciones benéficas y bancos de alimentos.

Santino conoció al presidente Mauricio Macri en la presentación del Plan Nacional de Discapacidad. Se sacó una foto y estrechó su mano. Y aprovechó luego para escribirle una carta. "No me puedo quedar de brazos cruzados", explicó ante la sorpresa familiar. Y enseguida, el escrito llegó por fax al despacho presidencial.

"¿No se supone que esto es un país civilizado? ¿En qué tipo de país civilizado hay gente con comida de sobra mientras otra muere de hambre en las calles? ¿No se supone que el gobierno debe ayudar a los ciudadanos?", preguntó Santino en su carta, en febrero pasado.

La inquietud de este chico dejó con la boca abierta a los adultos que gestionan los Bancos de Alimentos del país. Y recibió varias invitaciones de estas organizaciones que rescatan productos aptos para el consumo antes de que sean tirados a la basura para clasificarlos y distribuirlos. Hay 16 depósitos en todo el país.

Esta semana, Santino viajó con su papá, Germán, a Rosario para conocer el silencioso trabajo que se hace para evitar que los alimentos terminen en un tacho de basura. Los recibió Nadia Nazer, presidenta del Banco de Alimentos de Rosario. La recorrida por las instalaciones del galpón incluyó una detallada explicación sobre cómo se recupera la comida que las empresas desechan por estándares burocráticos o de calidad.

Hace un mes la Red Argentina de Bancos de Alimentos lanzó una campaña de firmas para reincorporar el artículo 9 a la Ley Donal, que limita la responsabilidad del donante una vez producida la entrega de los alimentos donados.

"Hoy sale más caro donar que tirar estos alimentos. Es un impedimento muy grande para que sigamos creciendo. La voz de Santino es más fuerte que la de todos los bancos de alimentos del país", sostuvo Nazer durante la caminata.

Santino escuchó toda le explicación en silencio. Luego, le contó a Clarín: "Aprendí mucho sobre cómo se recupera la comida. Yo quiero que no haya más hambre en el mundo. Con más lugares como este lo podemos lograr", dijo moviendo sus ojos inquietos detrás de sus lentes grandes.

Su próxima gran misión, adelantó, es "revolucionar el sistema educativo". Este año, en la vuelta cole, le propuso a la directora un paquete de nuevas medidas: una asignatura para que los alumnos puedan "identificar a un maltratador" para que ningún chico más tenga que sufrir acoso como le pasó a él el año pasado. Y también multas para todos los que ensucien los bancos y comida gratis para los compañeros que no tengan plata para pagársela.

"¡Ojo que lo propuso muy en serio y lo piensa hacer!", avisó su padre.

Clarín

Santino Gugleri

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