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Política
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Occidente y post occidente

El capitalismo, forma moderna de la civilización de occidente, parecía llamado a demoler las culturas arcaicas. Por eso, la declinación de la sociedad fundada en los valores de la ilustración  y la aparición de potencias emergentes no debía interpretarse como un regreso del pasado en condiciones nuevas.

El capitalismo, forma moderna de la civilización de occidente, parecía llamado a demoler las culturas arcaicas.
El capitalismo, forma moderna de la civilización de occidente, parecía llamado a demoler las culturas arcaicas.

Nos referimos  a la recuperación militar inesperada de Rusia, al desarrollo vertiginoso de China y a la presencia de India en el mundo, un enigma para los occidentales; además del lento renacer de  las culturas originarias de nuestro continente que han mantenido tenazmente durante  más de cinco siglos sus tradiciones frente a cualquier doctrina europea.

Las fuerzas y las masas

Sin embargo, desde comienzos del siglo XXI, la crisis de Occidente se agravó. Se siente amenazado por potencias a las que después de la Segunda Guerra Mundial, Paul Valery aludió así: "Atolondradamente, hemos permitido que las fuerzas sean proporcionales a las masas". La frase alude a una ley física formulada por Newton que establece esa proporcionalidad. En política internacional,  por ejemplo Inglaterra, con muchísima menos población y superficie que la India, era y debía seguir siendo mucho más poderosa. Había algo misterioso -para Valery- que inclinaba la balanza del  lado de Europa "aunque nosotros pareciésemos más livianos"; pero ahora, el misterio  pesa en el  otro platillo.

Europa  y los Estados  Unidos se ven ante  un nuevo desplazamiento de la sede del poder  y ante la perspectiva de que otros pasen a ejecutar la partitura que en los últimos 300 años ejecutó el Occidente con letra ilustrada y música comercial.

El péndulo al foso

La civilización occidental no termina aún el derrame sobre el resto del mundo que comenzó a fines del siglo XV  con el genocidio de Abya yala - América, cuando la ley del péndulo muestra cómo todo lo que se aparta suficientemente del equilibrio  en una dirección   regresa a él y lo sobrepasa en la dirección opuesta sin  ninguna consideración por ideales, poderes  ni  valores, ni respeto por existencias menores ni mayores.

¿Se acabó o no?

Para los ideólogos occidentales la historia  se había acabado, pero no se acabó; las guerras debían ser cosas del pasado, pero  son presente;  los ideales ilustrados eran universales, pero  se resfrían  fuera de  los claustros y engendran monstruos dentro de ellos. Un  ejemplo es el postulado o teorema de Doyle, que "prueba" que entre democracias no hay guerra porque no la declara  un dictador sino un parlamento, donde están los representantes  "racionales" del pueblo. Un sueño lejano y bello que soñó hasta el mismo Kant...

El profesor brasileño Oliver Stuenkel prevé el fin de la "pax americana", instalada al fin de la segunda guerra mundial,  para cuando occidente perciba el ascenso de los países emergentes como inevitable. Dice que entonces habrá un caos en la escena internacional derivado del cuestionamiento del orden  liberal.

China no pretende competir ideológicamente con Occidente, sino sólo en el plano mercantil. Al menos por ahora parece así, porque ideas nunca faltaron en China,  y de mucho mayor radio que las occidentales modernas. Como no es admitida en el club de poderosos conducido por los Estados Unidos, su respuesta es establecer  instituciones paralelas a las occidentales en las finanzas, el comercio, las inversiones, la seguridad, la diplomacia y las infraestructuras. Por ejemplo:   la creación del Banco Asiático de Inversión  en 2013 y el reciente lanzamiento de los petroyuanes con respaldo oro  en desafío al dólar.

La paz de Westfalia

El analista mexicano Alfredo Jalife,  ante el declive de la civilización  de Occidente, se pregunta  si asistimos a la muerte de los  foros económicos de Davos y su misántropo globalismo financierista,  y  regresamos al modelo de la paz de Westfalia de 1648; es decir, a las soberanías y los nacionalismos, a la idea de la integridad territorial como fundamento del Estado contra la herencia feudal de territorio y población.

Pero China no puede ser un actor más en la política mundial, sino el mayor de todos.  En adelante habrá bipolaridad o multipolaridad, no  más una unipolaridad que  expresa un desequilibrio grave.

Entre dos fuegos

Los europeos se sienten amenazados por la retirada de los Estados  Unidos, que están  fundidos y  ya no pueden financiar sus enormes gastos militares. Ven su futuro incierto entre dos brazos de una pinza: El occidente estadounidense y Eurasia. Saben que un vacío de poder no dura mucho  y es inexorablemente llenado; temen que en este caso sea a expensa de ellos.

El ex embajador alemán en los Estados  Unidos, Wolfgang Ischenger, constata que Rusia no estaba tan muerta como parecía y China se consolida imperturbablemente, mientras la Unión Europea se desfonda y Estados Unidos padece una decadencia  implosiva y explosiva.

Atribuye una situación que lo inquieta a que los pilares fundamentales de occidente -que identifica con el orden liberal- se han   debilitado.

Entiende que estamos en el inicio de una era post-occidental en la que los actores no-occidentales configurarán los asuntos internacionales.

La potencia ética no tiene alma

"Desgraciadamente, Estados  Unidos no tiene ningún valor como personalidad simbólica de la moral  política de Occidente. Europa debe llenar el vacío que se derive y asumir más responsabilidades de liderazgo", declaró sin explicar cómo haría Europa para cumplir el papel que le asignó.

El   canciller ruso, Sergei Lavrov, exhortó a sepultar el  orden mundial dominado por Occidente y  consideró a la   Otan una reliquia de la guerra fría. "El mundo eligirá un orden mundial post occidental en que cada país sea definido por su soberanía". De paso, hizo notar que Estados  Unidos  y Rusia no han estado nunca en conflicto directo, pero están separadas solo por el estrecho de Bering.  La intención -dijo- es un espacio común de  buena vecindad de  Vancouver a  Vladivostok, es decir, de Rusia al Canadá, (con  Estados  Unidos aislados, ya que el vapuleado  México podría  ser otro aliado de China  y Rusia).

Bach sobrepasa las eras

El presidente del Real Instituto Elcano de España, Emilio Lamo de Espinosa, trazó el nuevo mapa del mundo con China en el centro y Europa en el extremo  occidental. Admitió que Europa viene perdiendo poder, pero al mismo tiempo ha extendido su cultura.  Un ejemplo: En China 40 millones de niños estudian piano. Cabe esperar que pronto  la mayoría de los concertistas sean chinos, pero ellos estudian la música de  Juan Sebastián Bach.

Pronosticó más progreso en China e India, paises que fueron muy humillados por occidente, en particular por el imperio británico, y que son los proveedores del mundo. Además hay en Europa un desapego creciente respecto del capitalismo, porque la ruina del estado de bienestar tras la caída de la URSS hizo que los europeos no sientan que las políticas liberales los benefician.

Obsequio francés para la  herencia de Ulises 

La investigadora Helen Pluckrose, feminista liberal inglesa fallecida en 2011,  rechaza el postmodernismo  y el constructivismo cultural de los pensadores franceses. Para ella Lyotard, Foucault  y Derrida  son, entre otros, la vanguardia del naufragio,  y llama a luchar contra la decadencia occidental.

"Nuestra crisis actual no es la de la izquierda contra la derecha, sino la de la coherencia, de la razón, de la humildad y del liberalismo universalista contra la incoherencia, el irracionalismo, la certeza fanática y el autoritarismo tribalista. El futuro de la libertad, la igualdad y la justicia parece igual de sombrío tanto con la izquierda posmoderna como con la derecha de la pos-verdad ganando la guerra actual. Aquellos de entre nosotros que valoramos la democracia liberal y los frutos de la Ilustración y de la Revolución Científica —y la propia modernidad—necesitamos ofrecer una opción mejor que cualquiera de ambas".

Viento en popa  

Helen  ve el liberalismo como la fuerza que destruyó el feudalismo, la iglesia, la superstición, la sociedad estamentaria, el antiguo régimen, e instauró la ciencia moderna y la  ampliación indefinida del conocimiento racional contra el irracionalismo.

Pero nadie le dijo dónde terminaría este proceso ni quién lo gobernaba. Ahora los posmodernos siguen adelante, pero tomando como objeto de la destrucción -o "deconstrucción- la propia ciencia "objetiva" e incluso el mismo individuo humano. No parece haber límite, pero  una vez cerca de la  pura cantidad sin forma, sin esencias, de la realización de la propuesta "antiesencialista", no se podrá proseguir porque habrá llegado  un punto donde toda deconstrucción posterior será imposible y  ya no habrá inteligencia capaz de deconstruir.

Ese es posiblemente el momento en que   el péndulo  alcance el alejamiento máximo en su dirección actual y retome el camino en la dirección contraria.

Está claro que el mundo post occidental puede poner algunas flores y derramar una lagrimita en las tumbas de las viejas ilusiones, pero no parece posible que pueda resucitar un muerto, por lastimeros que sean los sollozos  de sus viudas.

De la Redacción de AIM.

 

 

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