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Berruhet: "El país apuesta al campo para su recuperación"

El presidente de la Cooperativa Agrícola, Ganadera y de Servicios Públicos Aranguren Limitada (Coopar), Felipe Berruhet.
El presidente de la Cooperativa Agrícola, Ganadera y de Servicios Públicos Aranguren Limitada (Coopar), Felipe Berruhet.

El presidente de la Cooperativa Agrícola, Ganadera y de Servicios Públicos Aranguren Limitada (Coopar), Felipe Berruhet, afirmó a AIM que “se prevé que una mejora en la producción en 2019 será el pilar para recuperar el crecimiento económico de la Argentina”.

Casi al término de 2018, “debo reconocer que el sector agrícola atravesó grandes obstáculos durante todo el año, debido a la caída en la producción, cotizaciones internacionales oscilantes y un tipo de cambio que recién se está ajustando a un nivel de equilibrio que el campo puede aprovechar”, sin embargo, “se prevé que una mejora en la producción en 2019 será el pilar para recuperar el crecimiento económico de la Argentina”, afirmó a esta Agencia el cooperativista.  En ese sentido, consideró que el país “apuesta al campo para su recuperación, ya que todo apunta a que habrá una excelente cosecha gruesa que podría ‘mover la aguja’ en materia económica”.

“Esta vez, la sociedad está esperando que al campo le vaya bien. Nadie que no fuera del sector consideró que la sequía de los primeros meses de 2018 que tuvimos que afrontar fue la más intensa, en términos de pérdida de producción, desde la de 2009; que el déficit hídrico tuvo el mayor impacto a partir de enero, cuando la soja y el maíz estaban en etapa de maduración y que comenzó a verse su impacto a partir de marzo. Aún así, no faltaron las voces que comenzaron a tallar viejos conceptos de oligarquía, de sojeros, de privilegiados, y ahora resulta que está el país con sus cuarenta millones de  habitantes esperando a la cosecha del campo para salvar la economía de la Argentina”, dijo el dirigente.

Al respecto que esta madurez, “denota el grado de importancia y de atención que tiene nuestro sector, lo que deben considerar las autoridades que manejan los distintos estamentos del Estado (nacional, provincial, y municipal). Si hay alguien que los va a salvar, ese es del campo. Por eso, no está demás el agradecimiento al sector que se levanta todos los días, que trabaja, que se ofrece de la mejor manera para que las cosas salgan adelante, y segundo, es necesario un reconocimiento a los agropecuarios, como uno de los pilares de la economía”.

“Volvemos a la historia de los últimos 80 años: dos cosechas buenas y se nos acabó la crisis, borrón y cuenta nueva, lo que se robaron antes ya no cuenta, las cuentas viejas tampoco cuentan y, en verdad, no es así. En algún punto, los argentinos tenemos que hacernos cargo de que no podemos seguir dependiendo de una actividad a cielo abierto que afronta contingencias climáticas, porque, además, nadie entiende -excepto que sea del sector agrícola- que, si pasas tres cosechas malas sos indigente, pero si vivís tres buenas, un buen día podés ser multimillonario. Eso no define bien a nadie, ni a la salud mental de los agropecuarios, ni a la economía de un país que tiene que lidiar con esos altibajos”, precisó.

 

En 2018, la prioridad fue el productor

Termina 2018 y es inevitable, como presidente de la pujante cooperativa, hacer un balance. Todo entra en carpeta: “Las expectativas de este año que concluye, los proyectos que se adelantaron y aquellas cosas importantes que, por una razón o por otra, quedaron para más adelante”.

Cuando terminó la cosecha de soja del año pasado, que se esperaba que fuera buena en calidad, resulta que fue la peor de la década: “Entonces nos preguntamos en el Consejo de Administración qué íbamos a priorizar; para ello realizamos un análisis simple, pero muy profundo. Teníamos una cosecha fracasada por el exceso hídrico, la siguiente relativamente buena, y luego otra fracasada por la sequía. Esas circunstancias, para la economía de los socios de la cooperativa, fue mortal. Analizamos la realidad y consideramos que la prioridad era salvar al 100 por ciento de nuestros asociados, por algunos aditamentos de este año en particular: una inflación descontrolada; un sistema financiero que no iba acompañar, una tasa de interés galopantemente alta. Lo que pasó fue el punto de inflexión: se paralizaron las obras con destinos de negocios dentro la cooperativa y se enfocaron los caminos financieros para sostener a nuestros productores”.

“Y aunque suene pedante la palabra, tuvimos que acompañar a algunos hasta para la diaria, para mantenerles la vida económica a salvo y a otros, para que pudieran terminar procesos de inversión que habían iniciado, porque de lo contrario, perdían todo.  Hubo un abanico de cosas para estudiar, analizar, y eso implicó mucho tiempo y mucho esfuerzo”, recordó.

La conclusión es que a 2018 “lo invertimos en una decisión acertada como cooperativa, porque creo que no se nos cayó ningún productor. A todos en alguna medida le encontramos una salida económica y la Cooperativa los ayudó. Se pusieron a disposición todos los recursos humanos, los financieros, y los económicos para que los productores pudieran llegar a la otra orilla. Esto estamos viviendo hoy, una cosecha fina, relativamente buena, que nivelará un poco ánimos y humores, y después vendrá la gruesa, que es la que devolverá a cada uno de nuestros asociados y a la cooperativa, la capacidad de trabajo, la posibilidad de inversión, y de financiamiento”.

La cooperativa lo vio así, lo analizó así, y desde el Consejo se llevó adelante un proceso de gestión: “Si la cosecha gruesa nos acompaña, habremos cumplido con esa misión que no será importante en los títulos, pero sí en la vida social y humana de la entidad, hacia adentro”.

 

Apostar a lo que el país y la provincia precisan

Ante ese escenario se preguntó: “¿Cuáles son las expectativas que tendremos para este año que se inicia? Lo cierto es que muchas de ellas están puestas en lo agronómico y en que el factor climático nos acompañe”. Después, las medidas económicas de las autoridades de los Estados, ya están tiradas, presentadas en la mesa, en papel. “Nosotros somos conscientes de debemos tener un protagonismo apostando a lo que el país y la provincia precisan”, remarcó el cooperativista, quien agregó: “Estoy convencido de que el sector está dispuesto a dar lo mejor de sí, pero también pienso que llegó el momento de tomar conciencia de nosotros mismos para comenzar a plantear algunos aspectos que hacen a la vida común, a la vida diaria y a la vida ordinaria de la República Argentina, y en particular, de las economías del interior. Sabemos que con las retenciones salvamos la economía del país, porque generamos los dólares para pagar al Fondo Monetario Internacional (FMI), pero muchachos, vayamos también a golpear las puertas del Gobierno, porque nosotros precisamos estructura vial, puentes y caminos, conectividad a internet, y otras cosas que las nuevas tecnologías nos brindan y que por falta de infraestructura y capital, no podemos hacer uso”.

“Tenemos que decir: el sector hace la contribución a la causa y al Estado para que todos vivamos bien, pero eso tiene que volver en obras; y no nos vengan con que será el año que viene. El campo necesita reglas claras para seguir produciendo”, subrayó.

 

La esperanza no se pierde

Termina 2018: un año duro en materia económica. Las estructuras de precios en la economía de la República Argentina se están modificando y eso nos produjo cambios de ánimo, otras formas de encarar nuestras actividades, a lo que se suma que el sistema financiero no acompañó. El mal humor general de la gente que es palpable, pero Berruhet está convencido que el 2019 distenderá un poco las tensiones, porque en la vida de una Nación, un año no es nada, pero ya después de los cincuenta, en la vida de una persona, un año es mucho tiempo para pasarla mal.

El sector agropecuario “pasó un 2018 ajustado, hubo que morder los dientes para llegar a fin de año, por lo que se merece -también la ciudadanía en general- transitar un año más tranquilo, con una economía que nos conduzca a la normalidad ¿Qué es la normalidad?  Abrir mi negocio, atender gente, pagar impuestos, y tener una ganancia que me permita vivir tranquilo e incluso, ahorrar. Esa normalidad es la que le falta a la República Argentina, en mi humilde opinión, no sólo como dirigente agropecuario, sino como ciudadano común”.

“Nos faltan 10, 20, 30 años de normalidad para que las generaciones futuras comiencen a decir: ‘Fijate, además de ser Argentina un país muy rico, también es un país muy normal’.  Es una expresión de deseo que ojalá se haga realidad, porque la esperanza, es lo único que nunca se pierde”, apuntó.

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