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Berruhet: “La pobreza estructural de Argentina no se resuelve con más retenciones”

Como siempre que comienza una nueva etapa, el sector agropecuario tiene expectativas, porque plasma la esperanza en su ADN, pero tras el cambio en el régimen de retenciones a las exportaciones agropecuarias, que estableció por decreto el Gobierno Nacional,  “cabe preguntarse cómo termina la historia. La realidad nos indica que deben eliminarse lo antes posible, porque la pobreza estructural de la Argentina, no se resolverá con más ajuste al sector que, históricamente, ha sacado -con su aporte-, al país adelante”, afirmó a AIM el presidente de la Cooperativa Agrícola, Ganadera y de Servicios Públicos Aranguren Limitada (Coopar), Felipe Berruhet.

Berruhet:
Berruhet: "La pobreza estructural no se resuelve con más retenciones".

En la Argentina de hoy, uno de cada de tres habitantes es pobre, algo que es realmente grave. Pero lo que es mucho más preocupante es observar que la mayoría de nuestros pobres son “excluidos”, por su expulsión permanentemente en la fuerza laboral del siglo XXI. Lo peor del caso es que, aunque la demanda laboral crezca en los próximos años, ellos seguirán siendo pobres porque no tienen un empleo productivo y difícilmente lo tengan.

En diálogo con esta Agencia, Berruhet evaluó que “aún en ese marco de pobreza, el Gobierno decidió, ni bien asumió, actualizar las retenciones sin comunicar nada a los actores del sector, lo cual, de por sí, debilita la confianza por la emisión de decretos que no ayudan a los cambios estructurales que se necesitan. Sería interesante para todos que, en algún momento, los políticos de turno se iluminaran y entendieran que es menester cambiar de un sistema monetarista financista al productivo. ¿Qué inversión puede hacer el sector agropecuario y qué otros aportes brindar para sacar al país adelante, si el Gobierno aplica más impuestos y con tasas de interés inconcebibles? Porque hasta ahora, los anuncios son mucho ruido y pocas nueces”.

El presidente de Coopar señaló que los agropecuarios “estamos cansados de decir, y ya es redundante, que queremos ver el mismo sacrificio económico del campo en los actores de la política, la justicia, los legisladores y los trabajadores. No sólo nosotros debemos poner siempre el lomo. Es una historia de nunca acabar, que se repite incansablemente.  Y aunque el escenario y los actores son diferentes, la medida lanzada no condice con la apertura que esbozó el presidente Alberto Fernández en manifestaciones anteriores y en su discurso inaugural”.

Además lamentó que el Gobierno “siempre recurra al campo, aunque también debiera pensar en gravar como corresponde al sector financiero, al minero y al energético, generalmente beneficiados por todos los Gobiernos. En verdad, querríamos ver que el Estado sea más eficiente y gaste menos, pero nunca vemos que se ajuste. El hilo siempre se corta por lo más delgado”.

Y aseveró que: “Aunque el decreto que estableció la medida actual dista mucho de la Resolución 125 del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que pretendía instalar retenciones móviles a las exportaciones de soja, maíz, trigo y girasol, y que dio pie a una lucha histórica del sector agropecuario, de la familia rural y de la sociedad en su conjunto por defender la producción nacional, advertimos que el campo también cambió y sus actores ya no son los mismos. En pocas palabras, nada nos impedirá volver a la lucha para reclamar justicia”.

No se pierde la esperanza

Es dable destacar que las necesidades del sector agropecuario siguen intactas desde hace 40 o 50 años. “Hay que ver qué Gobierno puede entender que el campo precisa políticas públicas diferenciales del resto, con ciertas condiciones particulares. Es complicado producir con situaciones que se estipulan normalmente pensando en la industria, en el comercio, en los servicios. El sector agropecuario tiene características propias, ya que es el más dinámico y más pujante del país y la provincia. Por eso, merecería un trato particular, de acuerdo a sus características”, dijo Berruhet.

También señaló que el campo “tiene ingresos estacionales, tiene condiciones de producción a cielo abierto, tiene territorialidad, y otras cuestiones que lo hacen muy particular. Han pasado 40, 50, 60 años y la Argentina y su dirigencia política nunca lo pudieron entender y, da la impresión, que nunca lo entenderán. Esa circunstancia es la que hace que el sector siempre se debata entre la vida y la muerte de sus agentes económicos. Si se referencia el último censo agropecuario, se puede constatar fácilmente que ha desaparecido un productor cada dos horas en los últimos 20 años. Esa es la triste realidad”.

Mea culpa de la dirigencia agropecuaria

Para Berruhet, “la dirigencia agropecuaria también debe hacer su mea culpa, hacerse cargo de la parte que le toca. Estoy convencido que, como sector, debemos sentarnos a meditar, y preguntarnos si lo hemos representado bien. En lo personal, soy un gran defensor del protagonismo de nuestros actores en la política, pero debo admitir que hace 70 años que no participamos como corresponde. Y si no nos sentamos en la mesa de discusión de las políticas públicas, es un problema nuestro, no de los demás. Si se establece una ley que nos afecta, y no estamos ahí, entonces, hagámonos cargo”.

Además agregó que, “sin generalizar, porque las generalizaciones siempre conllevan en sí mismas una injusticia, hay dirigentes agropecuarios que dieron el paso a la política, pero el sector jamás reconoció que los abandonó; y es de esa circunstancia, que tenemos que hacernos cargo. Esas son de las cosas que se deben cambiar. A mi criterio, cada uno de los productores agropecuarios tiene que pensar que cuando un dirigente de su palo salta a la política, tiene un agente que lo defiende. Tiene alguien que tiene voz y que sabe de su actividad. Entonces, debemos empezar a pensar seriamente en que hay que preparar dirigentes agropecuarios, palanquearlos, sostenerlos, apuntalarlos, formarlos, y mandarlos a la arena política para que defiendan al sector. Todavía tenemos que aprender muchas cosas importantes para empezar a hablarlas”.

El lobby no es malo

El contador afirmó que “hay perderle el miedo al lobby; el sector tiene que acostumbrarse a lobbiar, tiene que tener alguien que represente sus intereses, que los defienda, y eso no está nada mal. ¿En qué país civilizado defender los intereses de un sector está mal? Hay que acostumbrarse a defender los intereses, sin afectar a los de al lado, o sin que el interés de la otra parte nos avasalle.  Eso ocurre en todo el mundo: el juego de intereses es de ida y de vuelta, es como ir, comprar y regatear”.

También consideró que el campo debe estar “dónde se plasman las leyes. Es habitual observar que en una ley que afecta al campo, opina un psicólogo, un médico, un abogado, un contador, lo que sea, pero no hay ningún agropecuario que opine. Y eso es falta de iniciativa propia, no le podemos echar la culpa a los otros, porque de eso tenemos que hacernos cargo. Hay reclamos del sector, como el de los caminos rurales, y la presión impositiva, que son comunes en todo el país: en Entre Ríos,  Córdoba, Santa Fe, Mendoza, La Pampa, o Buenos Aires, por citar algunas provincias, se padece lo mismo”.

“Llena de hartazgo leer un proyecto de ley de una diputada de Santa Fe, que quiere gravar con un 30 por ciento los latifundios, porque supone que con eso se acabará el hambre. Entonces, uno se pregunta: si es tan sencillo terminar con el hambre en Argentina, ¿no nos dimos cuenta antes, somos todos subnormales? Supongamos que la legisladora tiene razón, que si se aprueba esa ley se termina el hambre en el país y que, el dinero que se recaude con ese nuevo tributo iría a un fondo creado a tal efecto. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿Quién maneja el fondo? ¿A quién le rinde cuentas? ¿Cómo se distribuye? ¿A quién se le aplica? ¿A dónde va a parar? Esta hipótesis nos demuestra que en la Argentina seguimos legislando para los ingresos, aunque nadie da cuenta de los gastos, ni de cómo se utilizan los fondos que son públicos. Son de las cosas que le han hecho mucho daño a la República Argentina”.

Plata y más plata: ¿adónde va?

En los últimos 20 años, el sector agropecuario le ha aportado al erario público 165.000.000 mil millones de dólares. “Con ese dinero pagamos la deuda externa al contado, pero la realidad nos muestra que tenemos un país endeudado, pobre, desocupado y sin actividad.

Mi mayor deseo es que venga alguien y me diga que esta situación es culpa del sector agropecuario. Que alguien venga y me diga que nosotros pusimos una montaña de plata y que estamos peor que nunca y que la culpa es nuestra. Alguien tiene que hacerse cargo. No tolero que se piense en aumentar las retenciones, porque siempre legislamos sobre los ingresos y alguna vez alguien tiene que poner la vara sobre los gastos. Nadie desarrolla un país que es un barril sin fondo. Lo único que están logrando estos programas es cansar a las nuevas generaciones, que dicen: Yo no me voy a poner a producir, primero porque soy malo, después porque lo que gano me lo quitan y luego porque se pone nervioso el conurbano, y viene y me saca mi rentabilidad. La verdad es que así destruimos la voluntad de producir al productor actual, y minamos las ganas del futuro agropecuario.

Al sector hay que defenderlo a rajatabla; no podemos seguir insistiendo con la “súper renta”, que desconocemos quién la puso de moda. Mejor hablemos de los bancos, que sí han tenido una “súper renta” en los últimos años. Y nadie dice nada”.

Sin embargo, Berruhet anheló “que este nuevo Gobierno, no siga en la misma línea de decir precisamos más ingresos, porque la Argentina no tiene más para farrear. No tiene más impuestos para cobrar, porque ya no le caben más impuestos a nadie, no tiene posibilidad de pedir en el extranjero porque ya hemos defaulteado todas las deudas que hemos podido. La única que nos queda poner en movimiento la maquinita e imprimir, y ya sabemos cómo termina ese cuentito, porque a esta película, ya la vimos. Alguna vez tenemos que probar alguna solución que no sea mágica, como puede ser ponernos todos de acuerdo y juntarnos a trabajar”.

De la Redacción de AIM.

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