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Política
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¿Por qué crece el agite hegemónico del desencanto?

Por María Quintero, de Revista PPV, especial para (AIM).-No es novedad la intención de quienes gobiernan hoy la Argentina de despolitizar todo, incluso a la misma política.  Con un discurso de renovación de la dirigencia y de las formas de hacer política y presentándose como una alternativa a lo viejo, al compás de canciones desafinadas y bailes ridículos, Cambiemos logró disfrazarse de cordero y ganó las elecciones presidenciales en 2015 y las legislativas en 2017. De cara al 2019 y ante la profundización de las crisis económicas hacia donde pilotea Mauricio Macri y su gabinete, el talón de Aquiles del gobierno es su propia paradoja: Cambiemos representa un cambio profundamente conservador.

Foto ilustrativa.
Foto ilustrativa.

De esta paradoja se desprenden varias preguntas que debiéramos comenzar a aclarar: qué tanto necesitará Macri y su equipo profundizar la despolitización para que a la derecha le sirva su nueva candidatura, cómo y con quiénes comienza la estrategia de segmentación de votos y cuál es y cómo termina el cuento de los lobos y los corderos.

La crisis actual

La crisis aumenta, los tarifazos han sido la punta del ovillo para discutir algunas cuestiones que, desde diciembre de 2015 hasta hoy, la oposición no había logrado poner agenda masiva, es decir por fuera de su voto duro. La realidad hoy es que gran parte de la población sufre el cimbronazo de la inflación, las paritarias a la baja, el desempleo y el aumento en las tarifas. A esta realidad, el gobierno y sus voceros responden con frases como “Si consumís, tenés que pagar; y si no podés pagar, no consumas”, “El Estado no puede pagar lo que vos consumís”, “Si las Pymes no pueden pagar los servicios y el costo de su producción, entonces son empresas inviables”.

Mientras el discurso elitista desborda por los poros de la minoría rica que nos gobierna, el estado le condona una deuda de 19 mil millones de pesos a las eléctricas, le quita las retenciones a la soja y la minería y genera condiciones para que las grandes corporaciones económicas de medios sean aún más concentradas.

El discurso de privilegios y lujos – que en este caso llega hasta el gas, luz y agua- para unos pocos profundiza en lo conservador de quienes nos gobiernan. A esta altura, con más de dos años de gestión, si hay algo que no puede decirse es que Macri y Cía. no hayan traído un cambio a la Argentina. Sin dudas, el cambio existe y cala cada vez más hondo en los sectores medios y más vulnerables. Es una marcha atrás con un destino incierto (o no tanto). Pasamos de un gobierno que creía en la redistribución de la riqueza a uno que solo quiere recuperar los privilegios de una casta política y de una minoría.

Hasta acá con acuerdos más y acuerdos menos, es todo sabido.

Crear problemas y después ofrecer soluciones

Sin embargo, cuando esta discusión se pone sobre el tapete de la pantalla y la mesa familiar, la incógnita es cómo hace el gobierno no solo para mantenerse intacto en su postura sino para declarar que Mauricio Macri será nuevamente candidato en 2019. Cómo logrará Cambiemos que la crisis económica no impacte negativamente en su proyección 2019.

La construcción estratégica de la “pesada herencia” y de la polarización con el kirchnerismo y en algunos momentos con todo el peronismo- o al menos con el peronismo más rebelde y en disonancia con el gobierno-, logró que parte del electorado blando, que en otras épocas había votado a Cristina, tuviera serios recelos con el kirchnerismo y esa porción del peronismo. Por otro lado, el discurso meritocrático, individualista y de destrucción de la política (como una herramienta social para generar mejores condiciones de vida para todxs), sumado al desencanto por la actual realidad económica y política del país comienza a despertar al monstruo más amado por el neoliberalismo: El ciudadano apolítico.

Los medios de comunicación: los agitadores del voto indeciso y en blanco

Los medios de comunicación comienzan hoy a construir la imagen del voto indeciso como un sector fuerte del electorado. Un voto algo desencantado del Cambio pero que creen lo suficientemente consolidado en sus recelos con el gobierno anterior – sus representantes y sus políticas- como para no volver a votarlo.  Esta profundización de la despolitización ha logrado pergeñar para este momento un electorado que concluye que “los políticos son todos iguales, corruptos, etc.”.

La idea de lograr la transformación de ese voto blando en voto indeciso o en blanco tiene como fin quitarle votos a quien tenga proyección de consolidarse como principal adversario de Cambiemos. Disminuir a quien pueda poseer una mayoría electoral para que ese porcentaje de voto se disipe entre las opciones con intención de voto minoritaria o bien abulte el índice de voto en blanco es una buena estrategia para mantener el voto de Cambiemos por sobre encima del todo el resto.

Cuando se agita que la política está degradada y los representantes políticos comienzan a tener menos representatividad, la incertidumbre y la indecisión comienzan a crecer. Cuanto más difícil resulta tomar una decisión, es más fácil para otro tomarla por uno. Y esa lógica, los medios de comunicación hegemónicos la conocen muy bien y tienen una vasta experiencia.

Así, comienzan a girar por los medios aliados al gobierno editoriales y análisis sobre encuestas que hablan de la caída de imagen de Macri, pero de una aún más grande de la oposición, con el dato relevante de un fuerte crecimiento del voto indeciso.

“Los resultados de la última medición, de marzo, se comparan con los de febrero. Primero se hace un recorte general entre oficialismo y oposición. Allí, Cambiemos crece un punto (de 34,1 a 35,1 por ciento), pero aún queda por debajo de la oposición, que cae casi tres puntos (de 51,3 a 48,4 por ciento). También crecen un poco los indecisos. Es decir, lo que pierde la oposición, va más a los “no sabe/no contesta” que al oficialismo. Si bien una primera lectura sugiere un escenario muy favorable a la oposición, la división de este conglomerado, en especial el peronismo, matiza esta conclusión. Se supone que ese 48 y pico por ciento, está dividido en varios pedazos, frente al 35,1 por ciento de Cambiemos. Igual, por ahora, todo teoría.”

Y agrega: “¿Quién le gustaría que fuera su candidato?”. Ahí, los cuatro primeros caen, aunque sin variar su posición en la tabla. Puntea Cristina Kirchner, seguida por María Eugenia Vidal, Mauricio Macri y Sergio Massa. Lo curioso es que casi toda esa caída se la lleva el rubro “no sabe no contesta”, que pasa a ser el más votado por lejos. Supera el 30 por ciento contra el 19,1 de la ex presidenta.”

Intervención del PJ, Radicalismo en terapia intensiva

En este sentido, también se alinea la estrategia interventora del Partido Justicialista. Dividir al peronismo y a todo el campo nacional y popular sólo arroja resultados positivos para Cambiemos.

Con un peronismo viejo  y por fuera de las demandas históricas del momento ( o que se dice peronismo) como es el que representa Barrionuevo   –  tan conservador como el macrismo pero menos coqueto y seductor – que se llevará parte de eso blando que no votará a Cristina y que tal vez tampoco vote a Macri pero que, en definitiva, no será tan peligroso como para ganar una elección, sumado a otro peronismo estigmatizado, perseguido y acorralado por el discurso hegemónico como lo corrupto y el responsable de todos los males que hoy nos aquejan, más un radicalismo absorbido por las políticas y estructuras del gobierno nacional, pareciera que la candidatura de Macri a la reelección empieza sonar menos descabellada.

“Los radicales están pensando que, si se sigue con este tipo de ajustes, el universo de la clase de media que los sostiene va a entrar en el desencanto y ese votante de Macri de la segunda vuelta tiene alguien que le habla hoy: el peronismo no kirchnerista. Entonces lo que le están diciendo los radicalistas a Macri es que tenga cuidado porque hay una oferta política para la gente que están desencantado, y que, si siguen estos ajustes, terminarán teniendo un problema en las elecciones presidenciales del año próximo”.

Los lobos y los corderos

Como ya tenemos sabido en Argentina, cuanto más despolitización, más crece el fragmento de voto indeciso en la elección y más posibilidades tiene la derecha conservadora de acceder al poder. De otra forma, sería muy difícil que este cambio paradojal pueda seguir usando el disfraz de cordero.

Escribió Ernesto Sábato, en su libro Antes del Fin, que el mayor logro del Neoliberalismo es acceder al poder con la afirmación de la libertad para todxs y agrega que eso “Es como si en un mundo en el que solo hubiese lobos y corderos, nos dijeran: ‘Libertad para todos, y que los lobos se coman a los corderos'”.

Ver nota en: https://revistappv.com.ar/2018/04/26/7956/

descontento macri

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