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Salud y Bienestar
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Restaurantes sí; familias, no: Los efectos no deseados de la cuarentena

 A contramano de lo que realizan otras provincias, en Entre Ríos se privilegió la apertura de bares y restaurantes pero no las visitas familiares, en particular,  entre padres, hijos y nietos. Los ciudadanos cuestionan que se pueda ir a un restaurante pero que no se permita el encuentro con los seres queridos.  Cortar a un niño -de un modo tan prolongado-,  el contacto con sus abuelos, cuando con éstos hay un vínculo muy estrecho, puede dejar huellas mnémicas similares a una experiencia de duelo, afirmó a AIM la licenciada en Psicología Mariela Garabello.

Foto: ilustración.
Foto: ilustración.

Una de las quejas más reiteradas en los últimos días es la imposibilidad que tienen los ciudadanos de hacer visitas a familiares, en particular entre padres, hijos, y nietos, y la bronca que genera el hecho que se hayan habilitado bares y restaurantes, antes que privilegiar reencuentros familiares.

“Además de la angustia que de por si genera esta situación del aislamiento obligatorio, no voluntario, está  la que padece la familia por no poder reunirse”, afirmó a esta Agencia la psicóloga Garabello.

El aislamiento social preventivo y obligatorio sirve para preservar la salud física, pero no nos pone a salvo de otro posible enemigo invisible: los sentimientos negados que ponen en riesgo nuestra salud emocional.

Miedo al contagio, miedo a contagiar, miedo a no cobrar, a no pagar, miedo al presente, miedo al futuro. Y, obligados pero también conscientes de los riesgos, usamos barbijos para salir, nos sacamos los zapatos al entrar, limpiamos los pisos con lavandina, rociamos los ambiente con antibacterial, nos lavamos las manos, o nos pasamos alcohol en gel,  para preservar la salud física. Pero, ¿y la salud emocional?

El “efecto negativo, que refleja el estrés subjetivo y experiencias de displacer, enojo y nerviosismo, también sube en todos los grupos etarios”, precisó Fernando Poo, investigador adjunto del Conicet.

La cuarentena y el efecto en los niños y sus abuelos

El Aislamiento social preventivo y obligatorio (Aspo) “va en contra de la naturaleza humana, que siempre se destaca por lo social en comparación con otros seres vivos. En un niño que está en pleno desarrollo, esta situación tiene mayor resonancia porque sus instintos y necesidades fisiológicas de jugar, de desenvolverse y de compartir con otros chicos de su edad, quedan limitadas, lo  que contribuye a la formación de muchos aspectos de la personalidad”.

Garabello explicó que “si para los adultos, que tenemos mayor capacidad de razonamiento, el asumir y controlar el estado de ánimo por esta situación que no buscamos, fue y es muy difícil,  y con resonancias negativas en mayor o menor medida, para los niños, que de golpe dejaron de ver a sus a sus abuelos, a sus compañeros, dejaron de jugar en la plaza, es aún mayor, más allá que algunos no lo demuestren porque se los entretiene en la mayoría de los casos con una computadora, el televisor u otro aparato electrónico y virtual.  En este sentido también es importante resaltar que el remplazo de la distracción  y el juego a través del compartir físicamente con otro,  “on-line”,  siempre se planteó como contraproducente en todas las edades de una persona, pero tiene mayor influencia en un niño que está desarrollándose, aprendiendo y adquiriendo hábitos”.

El impacto negativo de no ver a sus abuelos

Para muchos chicos, la falta repentina de sus abuelos tiene un gran impacto negativo, pero a esa situación también la sufren los adultos. Para el niño, los abuelos son fuente de amor, de contención y de aprendizaje, por la experiencia y el rol más relajado que ellos tienen, respecto de las posibilidades de sus padres. Los abuelos siempre tienden a ser la figura con la que más se apegan los niños. Prohibir los encuentros puede generar,  por el tiempo prolongado de esta cuarentena, una experiencia de duelo, de perdida, una huella traumática, un vacío del que quizás, nunca puedan compensar, más allá que no se dé en la totalidad de los casos.

Asimismo, en los abuelos, el tiempo compartido con los nietos, es un antidepresivo y revitalizante natural. Por eso, la prohibición repentina y prolongada, como se ha generado en esta situación,  puede ser fuente de un gran malestar, de estrés y hasta desencadenante de enfermedades. “Se ha comprobado que el estado de ánimo de una persona puede reforzar o deteriorar su sistema inmunológico”, afirmó la psicóloga.

Aprender de afuera

Garabello destacó “la postura de Daniel Koch, máximo responsable del gobierno suizo en la lucha contra el Covid-19, quien dijo que durante la pandemia se pudo establecer fehacientemente que los niños no son vectores de la enfermedad. Más allá de los pocos casos de pequeños contagiados, las personas mayores sufren ya enormemente como para todavía privarlas de abrazar a sus nietos, cuando se ha podido establecer que los niños no representan un peligro para ellos”.

La psicóloga explicó que “para los abuelos, la visita de los nietos es mucho más saludable y refuerza la vulnerabilidad frente a este virus, porque fomenta el estado de ánimo positivo, sus sentimientos de bienestar, al ser para ambos (abuelo-nieto) en compañía mutua, una fuente de alegría. Eso es mucho más importante que quedarse encerrados melancólicos y extrañando, porque se les sacó el contacto directo con sus lazos más afectivos”.

Sin abuelos, huellas de duelo

Cortar repentinamente y de un modo tan prolongado el contacto con sus abuelos, cuando existe un vínculo muy estrecho, puede dejar en los niños huellas mnémicas similares a una experiencia de duelo. “El cambio total de la rutina que los niños tenían, más aún aquellos que además de asistir al colegio, realizaban alguna actividad recreativa extra fuera del hogar, donde el contacto y el compartir con otros chicos  de su edad era un pilar clave, también puede ser fuente generadora de estrés y desarrollo de otras emociones negativas que, si no se encausan bien, tenderán a canalizarse por vías poco saludables”.

Garabello aclaró que aunque no se puede generalizar, “para la mayoría, que está en una etapa de desarrollo y de aprendizaje de hábitos, el reemplazo del contacto directo con otras personas que no sean su familia de convivencia, así como  de la modalidades de estudio y distracción usando el modo virtual, si se prolonga en el tiempo , puede determinar  un modo negativo de relacionarse, de experimentar lo social, y en mayor medida, la construcción de un tipo de personalidad con menos herramientas y mayores inseguridades en lo que respecta a su desenvolvimiento fuera de este ámbito en el que a la fuerza se lo está intentando adaptar”.

Teléfono para las autoridades

Garabello afirmó que en la medida de las posibilidades,  “el Gobierno debería tener en cuenta a estos dos sectores de la población, a la hora de considerar medidas de flexibilización, buscando alternativas que favorezcan a niños y abuelos. Para los chicos, realizar esta cuarentena, que por salud física se debe respetar, no debería implicar el dejar de tener algún contacto presencial con sus abuelos, con sus amigos, manteniendo los protocolos de cuidados. Sería importante que se tomen medidas que puedan también atender estas necesidades, ya que, de lo contrario, pueden ser muy negativas en la salud y bienestar en general, tanto de los abuelos como de los chicos”.

El antecedente

Citando el artículo primero del decreto 736/20 GOB, que autoriza el desarrollo en todo el ámbito de la provincia de Entre Ríos las actividades gastronómicas, mediante la norma 742/20, la municipalidad de Paraná dispuso la habilitación "en el territorio de la Ciudad de Paraná de las actividades gastronómicas, exclusivamente en bares, restaurantes y cafés".

De la Redacción de AIM.

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