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Salud y Bienestar
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El poder terapéutico del orden

La ciencia analiza las raíces psicológicas detrás el éxito de Marie Kondo y de nuestra obsesión por la organización, para muchos, la meditación del siglo XXI.

Una casa en orden nos hará más felices. Esta es la promesa que sostiene el boom de Marie Kondo (Una joven mujer asiática, con millones de libros vendidos…), el aumento de donaciones a organizaciones benéficas y tiendas de segunda mano (han aumentado un 60 por ciento desde que empezó a emitirse ¡A ordenar!) y dos de las corrientes más curiosas que ha conocido Internet: los cleanfluencers (influencers de la organización con millones de seguidores en Instagram, adictos a sus rutinas de limpieza) y el organizationporn o la obsesión en Pinterest por imágenes en las que absolutamente todo está donde debe estar: cocinas, escritorios, despensas… La asociación entre interiores en orden y paz mental explica también el auge del gremio de organizadores profesionales (cada vez más demandado en España).

Pía Nieto Villa, autora del bestseller Manual para organizar tu casa (Arcopress), es la gran gurú del orden en España. Confiesa que, para sus clientes, sus intervenciones no solo tienen efectos logísticos, sino también psicológicos: «la vida doméstica les resulta más sencilla y fácil, lo que repercute positivamente en su estado de ánimo y en su bolsillo. El orden y la organización dan estabilidad emocional, ya que una casa en armonía ayuda a la relajación, porque las cosas están dónde está previsto y no hay sobresaltos que nos alterarían o incluso nos podrían llevar a perder los nervios». La ciencia avala esta reflexión: según un estudio de la Universidad DePaul de Chicago, el orden en el hogar está íntimamente relacionado con el grado de satisfacción que tenemos en nuestras vidas. Y esto es algo que sucede a cualquier edad. También tiene que ver con la procrastinación: quienes aseguraban no tener su casa tan limpia como les gustaría eran los mismos que confesaban dejarlo todo para más adelante. Así que el primer paso para recuperar el control de nuestra vida mediante el orden pasa por una buena planificación.

La de la Universidad de DePaul no es la única investigación que respalda las bondades del orden: un estudio de la Universidad de Indiana analizó a casi mil personas de entre 49 y 65 años para descubrir que aquellos con casas más limpias eran más sanos, estaban en mejor forma y tenían menos riesgo de sufrir accidentes coronarios. De hecho, el orden en sus hogares era un indicador más fiable de salud que la prosperidad del barrio en el que habitaban. Pía Nieto nos sugiere tener en casa tres piezas esenciales que nos ayudarán a generar y a mantener el orden sin esfuerzo y apenas sin darnos cuenta.

Por último, la organizadora profesional insiste en la necesidad de tener «un colgador con varias perchas para colgar cualquier cosa sin hacer esfuerzo, para que al menos no estén en el suelo o encima de una cama». En la imagen, el modelo Bergen, con cinco ganchos, de Maisons du Monde.

El desorden puede hacer que nuestra casa deje de ser ese santuario donde sentirnos seguros. Eso se deduce de un estudio de 2016 publicado en el JournalofEnvironmentalPsychology. El hogar, psicológicamente, lo identificamos como una fuente vital de valores como la pertenencia, el significado y la identidad. Esta investigación, en la que participaron cerca de 1.500 estadounidenses y canadienses, demostró que la falta de orden en ese mismo hogar hace que esos beneficios se tambaleen. Para evitarlo, Pía Nieto insiste en que se busque asesoramiento profesional cuando sea necesario: «muchas veces dejar las cosas que nos cuestan para el final (o para nunca) puede ser sintomático de no saber y necesitar ayuda». Mientras tanto, amuebla y decora con piezas que (además de funcionales, resistentes, sostenibles y de tendencia) faciliten el orden en el día a día.

Sin embargo, para que una casa ordenada nos brinde paz, es esencial que el propio orden no sea un estresor aún mayor que el propio desorden. Perseguir un interior tan minimalista como el que nos propone Marie Kondo puede ser inasumible para determinadas personas: según un estudio de la Universidad de Yale, algunos son felices acumulando. Para ellos, el hecho de desprenderse de sus posesiones, como recomienda la japonesa, activa las regiones cerebrales relacionadas con el dolor. Esto no quiere decir que estos coleccionistas incorregibles deban resignarse al caos: pueden exponer orgullosos sus fetiches a la vista en piezas como estas.

Fuente: El País

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