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Se profundiza el golpe en Bolivia

Un día después de la autoproclamación de Jeanine Áñez como presidenta en Bolivia, los senadores y diputados del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, que suman dos tercios del Congreso, fueron impedidos de sesionar en el recinto para tratar la crisis, mientras que crecían los enfrentamientos en la calle.

La autoproclamada Jeanine Áñez nombro ayer a la nueva cúpula de las Fuerzas Armadas. Hasta ahora, solo fue reconocida como presidenta de Bolivia por Brasil.
La autoproclamada Jeanine Áñez nombro ayer a la nueva cúpula de las Fuerzas Armadas. Hasta ahora, solo fue reconocida como presidenta de Bolivia por Brasil.

La presidenta del Senado y dirigenta del MAS, Adriana Salvatierra, intentó entrar con otros legisladores de su partido al palacio legislativo para volver a sesionar, lo que no sucede desde la semana pasada. La policía los empujó, les cerró el paso y hasta llegó a romperle la ropa y generarle moretones en uno de los brazos.

“Pudimos entrar finalmente al palacio, pero no pudimos sesionar porque las fuerzas policiales intervinieron para evitarlo”, explicó la senadora. “Y no pudimos sesionar porque estamos frente a un golpe de Estado, no existe ninguna figura legal en la cual se pueda enmarcar la senadora Áñez para asumir la presidencia del Senado e ingresar a la sucesión presidencial”, agregó.

Salvatierra renunció a su cargo el domingo junto al resto de la cúpula del poder bajo presión militar. Su decisión fue transmitida en un video. Si finalmente los legisladores logran sesionar y deciden rechazar su dimisión, constitucionalmente ella sería la primera en la línea de sucesión para asumir como presidenta, de acuerdo con al Constitución. En cambio, no hay respaldo legal para la jura de Áñez.

“En el video está muy clara mi renuncia a la presidencia del Senado, no al curul de senadora; pero además, mi renuncia debe ser puesta a consideración del pleno de los senadores, y solo éste puede aceptarla o rechazarla; el pleno no solo no lo hizo, sino que ni siquiera pudo sesionar”, sostuvo.

Mientras Salvatierra forcejeaba y comenzaban a lanzarse gases lacrimógenos en la zona para evitar que se le sumaran manifestantes, dentro de la sede de gobierno el entorno de Áñez desestimaba el reclamo de la dirigente masista. “Ya renunció, no tiene nada que hacer allí”, señaló un hombre muy cercano a Áñez.

“En el video está muy clara mi renuncia a la presidencia del Senado, no al curul de senadora; pero además, mi renuncia debe ser puesta a consideración del pleno de los senadores, y solo éste puede aceptarla o rechazarla; el pleno no solo no lo hizo, sino que ni siquiera pudo sesionar”, sostuvo.

Al mismo tiempo que decenas de miles de personas volvían a bajar desde la vecina ciudad de El Alto hasta el centro de La Paz, para pedir respeto a la Constitución y exigir a las nuevas personas en el poder que no permitan más actos racistas contra las comunidades indígenas, Añez armó una agenda típica de los primeros días de un gobierno: su primer mensaje oficial ante la prensa y las primeras juras de funcionarios.

“Este mandato presidencial de carácter estrictamente provisional tendrá dos objetivos fundamentales: la derogación de la sentencia inconstitucional 0084/2017 de 28 de noviembre de 2017 y la convocatoria a elecciones generales en el tiempo más breve posible tal y como lo establece la Constitución”, prometió Áñez frente a la prensa, en referencia al fallo que habilitó la candidatura de Morales a una tercera reelección en los comicios del mes pasado, hoy virtualmente anulados.

Acto seguido, tomó juramente a la nueva cúpula de las Fuerzas Armadas en un acto marcado por los símbolos cristianos y las menciones a la Biblia, Dios, la Constitución y la patria por igual. El plan era tomar posesión más tarde a sus primeros ministros, pero la situación afuera escalaba cada vez más y el público cívico-militar no podía seguir encerrado en el palacio presidencial.

Una vez que abrieron las puertas, los ojos de todos empezaron a picar por la nube de gas lacrimógeno que sobrevolaba la Plaza Murillo de enfrente y los gritos de las protestas se hicieron presentes.

Por otra parte, cocaleros del Chapare, la zona del centro de Bolivia que vio nacer como dirigente a Morales, convocaron a una movilización nacional “contra el golpe de estado” que comenzará hoy en Cochabamba y culminará en La Paz el domingo. Su objetivo es que el líder indígena pueda retomar sus funciones en el Palacio del Quemado.

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