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Tauromaquia: Ni vacas ni mujeres

El 2 de julio de 1908, hace 110 años, una real orden prohibió en España la actuación de mujeres en la lidia a pie de toros, en la que el sexo femenino siempre tuvo fuertes restricciones que se han ido aflojando poco a poco.

El 2 de julio de 1908, hace 110 años, una real orden prohibió en España la actuación de mujeres en la lidia a pie de toros.
El 2 de julio de 1908, hace 110 años, una real orden prohibió en España la actuación de mujeres en la lidia a pie de toros.

El ministro Juan de la Cierva redactó la orden que prohibía el toreo a pie para las mujeres, con el argumento de que había protestas públicas y por considerar al espectáculo  "impropio" y "opuesto a la cultura y a todo sentimiento delicado".

Si esas eran las razones, probaban demasiado y la fiesta brava debió ser prohibida sin más para todo el mundo.

El mundo taurino, según sus propios entusiastas,  ha sido hasta ahora casi exclusivamente de varones, aunque las primeras leyendas europeas sobre lidias, en las que hay  un eco en el minotauro de Creta hace milenios, envuelven la participación de mujeres.

Las mujeres en España participaron del toreo en el siglo XVIII, cuando se inició lo que puede considerarse el toreo actual. Una de las primeras toreras fue  Nicolasa Escamilla, que aparece en un aguafuerte de Goya, que asistió a una de sus corridas y al parecer quedó muy impresionado.

En 1886 Dolores Sánchez "La Fragosa" salió al ruedo a torear con traje de varón, dejando de lado la falda que usaban las toreras anteriores. De esa época es  Lolita Pretel,  una de las toreras más serias de la historia.

La real orden del 2 de junio de 1908 prohibió torear ante todo a una torera famosa de la época,

María Salomé Rodríguez Tripiana, "La Reverte" y quizá se debió a que su ejemplo no era del todo aceptado por los sectores más conservadores entre los que las propias mujeres tenían mucha influencia. Pero en realidad, cuando su apelación no prosperó, se vistió de hombre y toreó con el nombre de  Agustín Rodríguez.

A mediados del siglo XX se destacó María de la Concepción como rejoneadora  y Juanita Cruz; ambas perjudicadas por la norma que prohibía a la mujer torear a pie, y las obligaba a hacerlo solo a caballo, como en épocas anteriores.

La norma de 1908 fue abolida en agosto de 1974 gracias a la lucha contra los toros y los hombres de María de los Ángeles Hernández, "Ángela". Al mes siguiente, Angeles  toreó a pie por primera vez en mucho tiempo en Badajoz.

Maribel Atiénzar fue una torera notable, que cuando dejó de enfrentar los toros, con suficiente entrenamiento, se casó con un noble italiano poco interesado en las corridas pero muy interesado en ella.

Cristina Sánchez y Mari Paz Vega, en una época sin trabas legales, son dos famosas  matadoras de toros. Eva Florencia, una matadora actual, es florentina como lo indica su sobrenombre, pero tras leer en la niñez aventuras taurinas, a los 14 años se escapó de su casa y se fue a España, donde después de dos años, con consentimiento de sus padres que vieron la inutilidad de ir contra la corriente, debutó en La Maestranza de Madrid.

Una de las toreras más famosas, Juanita Cruz,  dejó un epitafio para su mausoleo:" A pesar del daño que me hicieron en mi patria los responsables de la mediocridad del toreo de 1940-50...¡Brindo por España!".

El toreo es un ámbito muy machista, donde se hace casi un culto de la virilidad y se trata de mantener las tradiciones tan puras como sea posible. En las plazas de toros no hay propaganda comercial, por ejemplo, y se mantienen sistemas de comunicación  y de signos entre los participantes que recuerdan siglos pasados.

Pero a pesar de todo, las mujeres siempre consiguieron abrirse paso en él  como ganaderas, novilleras o toreras. Las mujeres aficionadas a la fiesta brava hacen notar con orgullo que el diccionario, a diferencia de lo que era común hace alguna décadas, recoge la palabra "torera" como "mujer que acostumbra torear en las plazas", cuando decía de "gobernadora": esposa del gobernador.

La mujer aunque no haya podido tener participación muy activa en el toreo ha sido fundamental en los tendidos, no hay fiesta brava sin la presencia femenina en las tribunas de la plaza de toros

Los varones han  hecho lo posible para excluir a las mujeres del toreo, pero el propio toro es imparcial en esta materia y arremete con la cabeza gacha contra lo que tenga enfrente sin distinguir  sexo, nacionalidad ni religión.

En los célebres "encierros de Pamplona", donde los toros persiguen por las calles de la ciudad a aficionados fervorosos, incluso turistas, las mujeres estuvieron excluidas hasta hace poco, solo se las toleraba en los balcones. Por tradición, solo los hombres corrían, como había sido desde siempre y la ley sancionaba esta tradición.

Cuando se levantó la suspensión para las mujeres de torear del 2 de julio de 1908, la municipalidad de Pamplona insistió en mandar las mujeres a su casa, todo lo más a los balcones. Pero las chicas se colaban por todas partes y corrían con sus novios, maridos o simplemente amigas, hasta que hubo que hacer la vista gorda  y permitir que mujeres temerarias busquen a codazos entre la multitud un lugar vacío delante de la cornamenta de los toros.

Contra el punto de vista del ministro del rey que prohibió el toreo a las mujeres en un país cuya constitución dice: "todos los españoles son iguales ante la ley, sin distinción de sexo" citamos al de Federico García Lorca: “los toros son la fiesta más culta que hay hoy en el mundo”, opinión que se entiende si se considera la "cultura" como lo propio de  un pueblo recibido por tradición y legado a las generaciones futuras. En ese sentido, Ortega y Gasset dijo: "La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda", hasta tal punto es "cultura".

Pero las mujeres son aproximadamente la mitad de la humanidad, de modo que sin conocerlas a ellas no se podrá conocer al ser humano.

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