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Política
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Unas extraordinarias con gusto a poco para el Gobierno

En 28 días de diciembre, el Congreso sancionó 30 leyes, casi la misma cantidad de leyes que las sancionadas en el período ordinario que va de marzo a noviembre, supo AIM a través del informe anual de la Fundación Directorio Legislativo.

Congreso nacional
Congreso nacional

No obstante, el período de sesiones extraordinarias no fue suficiente para que el Congreso evitara cerrar el año con menor productividad legislativa desde que Macri es presidente (y uno de los de menor productividad desde el retorno de la democracia).

En 2018, se realizaron 28 sesiones, cuatro menos que en 2017 y 15 menos que en 2016. Del mismo modo, durante este año, se sancionaron 66 leyes, 18 menos que en 2017 y 33 menos que en 2016.

¿Qué nos dice este dato? ¿Nos habla de un Congreso que trabaja menos? La respuesta es no necesariamente. El relevamiento cuantitativo, si bien es necesario, nunca es completo sino es acompañado de un trabajo cualitativo. Para decirlo claramente: El trabajo legislativo no puede ser medido solamente en su aspecto cuantitativo. Menor cantidad de sesiones o de sanciones no significa necesariamente, menor cantidad de trabajo legislativo. Del mismo modo, mayor productividad legislativa, no supone necesariamente, mayor calidad del debate.

De este modo, los números tienen que ser acompañados por algunas observaciones contextuales. Primera: En el Congreso no hay un bloque hegemónico, con lo cual todos los proyectos tienen que ser consensuados entre distintas fuerzas políticas. Esto hace que sean necesarios mayores esfuerzos para que un proyecto llegue a sesión y sea aprobado.

Segunda observación: La coyuntura económica afecta el ritmo del Congreso. En los primeros tres meses del año se realizaron casi la misma cantidad de sesiones que en los restantes nueve: De marzo a mayo, el Congreso sesionó 11 veces. Entre junio y el 30 de noviembre, sesionó 12 veces. El parteaguas fue mayo, mes de la corrida bancaria y el anuncio del acuerdo con el FMI. En junio, con la sanción de la ley antitarifas y el posterior veto de Macri, el Gobierno decidió bajarle el ritmo al Congreso, y evitar de esta manera ofrecer una caja de resonancia para críticas de la oposición en medio de la recesión económica.

Por ello, 2018 no debería ser recordado por su baja productividad legislativa, o al menos, no debería ser recordado solo por ello. Debería ser recordado como un año en el Congreso fue protagonista de debates profundos, con gran cantidad de audiencias públicas con voces divergentes. Nos referimos, por supuesto, al debate por la despenalización del aborto, pero también a otros debates que convocaron a especialistas con opiniones diversas, como el debate por la Ley de Semillas, o la Ley Corta de Telecomunicaciones. También fue el año en que el Congreso sancionó leyes como la Ley Justina (de donación de órganos), Ley Brisa (que otorga una cobertura para hijos e hijas de víctimas de violencia de género), la Ley Micaela (por la que funcionarios de los tres poderes deberán capacitarse en materia de género) y la ley de urbanización de villas.

El año legislativo finaliza con sabor a poco para el gobierno: Si bien en las extraordinarias se aprobaron 30 leyes, lo cierto es que el proyecto contra barrabravas y la ley de financiamiento de los partidos políticos, no tuvieron avances. A esto se suma otro fracaso oficialista al no poder impulsar la reforma laboral, incluso luego de fragmentarla. También es notable en este aspecto la imposibilidad de desaforar a la ex presidenta Cristina Fernández. En este caso sobresale que, aunque su desafuero no prosperara en el Congreso, la discusión fue capitalizada política y mediáticamente por Cambiemos.

Esto evidencia una oposición que, aunque atomizada, tiene capacidad de bloqueo ante las iniciativas del gobierno (y de avanzar con proyectos que el Gobierno rechaza, como la ley antitarifas), y de una coalición oficialista que si bien en los temas prioritarios, ha demostrado ser exitoso (como el Presupuesto, o los proyectos de desburocratización del Estado a principios del año), comienza mostrar desgaste. La sesión fallida de noviembre tras las tensiones por perder un lugar en el Consejo de la Magistratura, y la vuelta a comisión del proyecto sobre barrabravas, dan muestra de ello.

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