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Caleidoscopio
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La guerra atómica

Cuando dos elefantes pelean, la hierba sufre, según una sentencia africana ancestral. Por estos días están peleando Estados Unidos y Rusia y sufre el suelo ucraniano, que es el que recibe bombas y misiles y cuenta los muertos.

La posibilidad de una guerra nuclear si uno de los adversarios es molestado en sus planes ha vuelto a cernirse, esta vez con la perspectiva de que no quede nada en pie en el mundo.

Desde el 6 de agosto de 1945, cuando estalló la bomba en Hiroshima, ha habido por lo menos dos episodios ecuménicos de tensión guerrera con perspectiva nuclear: la guerra del Yom Kippur y la crisis de los cohetes en Cuba.

En la guerra de Yom Kippur, en 1973, la primera ministra israelí Golda Meir, habría pedido ayuda urgente a Estados Unidos en los momentos iniciales, cuando el ejército egipcio ganó varias batallas.

Estados Unidos estuvo dispuesto a enviar los bombarderos B 52 para volcar la situación a favor de Israel, pero llegarían tarde. "Israel se muere" habría urgido telefónicamente Golda a su interlocutor en Washington, Henry Kissinger, y como remedio de última habría puesto en alerta máxima al arsenal nuclear de que disponía desde dos años antes, montando bombas atómicas en cazas Phantom.

Si bien luego Israel pudo predominar, un relato de esos momentos, que podría ser leyenda o historia, dice que cuando Golda había dispuesto el ataque nuclear fue avisada de un avión desconocido que sobrevolaba Tel Aviv. Los cazas Phantom salieron a interceptarlo, pero el desconocido los eludía con facilidad, se retiraba y volvía, repitiendo la maniobra una y otra vez. Cuando supo que era el Mig ruso más moderno en esos tiempos, cayó en la cuenta de que la inteligencia soviética estaba al tanto de su decisión y le hacía un sobrevuelo de advertencia. Canceló la bomba.

Después de Hiroshima y Nagasaky y de la crisis de los cohetes en Cuba, ese habría sido el momento en que estuvo más cercana una guerra atómica.

En octubre de 1962, Kennedy supo que la Unión Soviética estaba instalando misiles nucleares en Cuba, a 150 km de la Florida, en respuesta a las bombas que tenía Estados Unidos en Turquía.

Kennedy desechó la idea de invadir Cuba y optó por un bloqueo naval a la isla. Los informes evaluaban que en caso de guerra nuclear, habría 35 millones de muertos en la primera hora.

Ante el bloqueo, los barcos soviéticos con rumbo a Cuba se desviaron y en algunos casos regresaron a sus puertos de origen, en medio de una extrema tensión, que dio lugar a negociaciones que implicaron el retiro de los misiles.

Ahora, con Rusia conduciendo su "operación especial" en Ucrania, el rumor de guerra atómica -que esta vez podría ser el final definitivo no para 35 sino para 6000 millones- vuelve a inquietar porque Putin y sus funcionarios han sostenido que los planes estratégicos rusos implican el uso de su arsenal nuclear en caso de que haya "peligro existencial" para Rusia.

Semejante peligro está cercano, se produciría tan pronto la Otan entre en la guerra con tropas en territorio ucraniano, como sugieren algunos periodistas y piden algunos gobiernos europeos, como el de Polonia.

En respuesta a una sugerencia de una ministra británica que consideró peligrosa, y a declaraciones "agresivas" de políticos occidentales, Putin colocó a las fuerzas atómicas en “alerta máxima de ofensiva”

Las ojivas nucleares rusas se almacenan separadas de los misiles intercontinentales y de los submarinos que las transportan. La medida que anunció Putin implica reunir las bombas con los misiles y colocarlas en lugares tácticos, por ejemplo en submarinos cerca de las costas enemigas.

Los analistas occidentales estiman que si el objetivo son los Estados Unidos, Rusia desplegaría submarinos adicionales con arsenal de largo alcance o colocaría ojivas en bombarderos capaces de debilitar al enemigo, en misiles intercontinentales o en camiones dispersos en el campo, donde son más difíciles de atacar.

Si en cambio el objetivo es Ucrania, Rusia usaría armas de corto alcance en aviones o en lanzaderas desde tierra.

Según los analistas, Putin está dispuesto a a enfrentar una guerra terrestre prolongada, y a usar la alternativa nuclear como demostración de fuerza. Posiblemente haga estallar armas nucleares tácticas, de menor potencia, en una zona remota y escasamente poblada de Ucrania lejos de Rusia. Sería solo un mensaje, una advertencia de lo que está dispuesto a hacer.

La imagen que proponen los analistas recuerda la idea de Einstein cuando supo que Estados Unidos arrojaría bombas atómicas contra el Japón ya vencido. Propuso lanzar una en el parque de Tokyo en momentos en que estaría desierto, de modo que provocara una gran destrucción a la vista de todos, pero sin muchos muertos

Por ahora, los Estados Unidos no elevó el nivel de alerta de las fuerzas nucleares, sino "permanece en una postura adecuada", según el comando estratégico.

Rusia tiene unas 6.200 ojivas nucleares, Estados Unidos casi 5.500, según la Asociación de Control de Armas. De esas, alrededor de 2.000 en ambos países se pueden lanzar rápidamente. Incluyen misiles balísticos de largo alcance terrestres y marítimos, además de bombarderos pesados con alcance intercontinental.

Una guerra nuclear a gran escala entre Rusia y EE.UU podría matar hasta 6.000 millones de personas, es decir, dejaría poco más de 1000 millones vivos, pero en condiciones muy precarias.

Las armas nuclearas actuales son enormemente más potentes que las usadas en Japón y son además mucho más precisas, de modo que un objetivo se puede destruir completamente con una explosión no tan grande.

El año pasado, Estados Unidos y Rusia acordaron extender hasta 2026 un acuerdo que limita sus reservas nucleares. El Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, firmado en 2011, limita a ambos países a desplegar no más de 1.550 ojivas nucleares estratégicas e impone restricciones sobre los misiles terrestres y submarinos, además de los bombarderos utilizados para dispararlos.
De la Redacción de AIM.

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