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Caleidoscopio
Caleidoscopio

Los liberales y el Papa

En el siglo XIX hubo en España una corriente conservadora conocida como "neocatólica" que dictaminó que el liberalismo era pecado. Los militantes de esa corriente, llamados "carcas" por sus adversarios, adhirieron a la encíclica de 1864 "Quanta cura" y al "Syllabus" del Papa Pío IX, que concluye la enumeración de 80 "errores" liberales con esta afirmación: "El romano pontífice no puede y no debe reconciliarse ni transigir con el progreso, con el liberalismo ni con la moderna civilización".

En 1937, casi siete décadas después, en pleno auge del fascismo italiano, la encíclica "Divini Redemptoris" de Pío X caracterizó al comunismo como "intrínsecamente perverso" y mandó a los católicos no colaborar con él en ninguna circunstancia.

Todos hermanos
Hace tres años, en octubre de 2020, el Papa Francisco dio a conocer otro posicionamiento de la iglesia católica con la encíclica "Fratelli tutti, sobre la amistad y la fraternidad social", según una expresión del Poverello de Asís, del que Francisco tomó el nombre. Entonces algunos liberales le salieron al cruce. Uno de ellos, Alberto Benegas Lynch (hijo), es tan argentino y porteño como Jorge Bergoglio; tiene 83 años y el Papa reinante, 86.

Benegas Lynch es referente de una generación de liberales y ultraliberales, entre ellos Javier Milei. No deja de considerarse católico, pero puesto a elegir es liberal.

Si sigue una estrella polar, si hay algo de este mundo de lo que no pueda ni quiera desapegarse, si hay un fundamento a prueba de fuego en él, ha de ser el liberalismo.

No se ve "neoliberal", designación que algunos neoliberales atribuyen a invento socialista. Y eso a pesar de que fue Ludwig von Mises, uno de los creadores de la escuela austríaca de economía, el primero que usó la palabra "Neuliberalismus" en alemán, su idioma, que se puede traducir sin dificultad como "neoliberalismo"

La fraternidad liberal
"Fratelli tutti" hizo que Benegas Lynch también saliera a criticar en Bergoglio algunos errores, que tuvo la magnanimidad de ubicar dentro de las buenas intenciones del Papa, y que seguramente supone debidos a que el pontífice no ha comprendido correctamente las verdades liberales. Para él, Francisco "insiste en ideas estatistas y contrarias a la sociedad abierta reflejada en los mercados libres". El liberalismo, tanto como la iglesia católica, dice temer más que nada no ser comprendido.

El economista chileno Manfred Max Neef notaba que los neoliberales impusieron sus puntos de vista con velocidad asombrosa; lograron en pocas décadas lo que el cristianismo no pudo en dos milenios. Y eso a pesar de que tanto el cristianismo como el liberalismo son religiones: el cristianismo lo afirma rotundamente; pero el liberalismo, más moderno, gusta presentarse como ciencia.

Benegas Lynch se refiere preocupado a los resultados que pueden tener los consejos papales contenidos en Fratelli Tutti. Para recalcar de quién vienen marcó que Bergoglio, antes de ser Papa, tenía como mentor al obispo Enrique Angelelli, muerto en 1976, durante la dictadura militar, en un sospechoso accidente en La Rioja. La furgoneta en que viajaba a Buenos Aires a denunciar el asesinato de dos sacerdotes y un laico fue encerrada por un auto en la ruta 38 y volcó.

Benegas trajo de la memoria que Angelelli "celebraba misa bajo la insignia de los "Montoneros". Francisco no dudó que la muerte de Angelelli fue un asesinato, como se estableció años después, y la iglesia lo declaró mártir y beato.

Las malas compañías
Benegas Lynch hizo un recuento de algunas actitudes de Francisco que le parecen objetables: entrevistó en Cuba a Fidel Castro fuera de protocolo, cuando el presidente era ya su hermano Raúl, y denostó ante jóvenes de la isla los principios de la "sociedad libre", que son para Benegas los de los padres fundadores de los Estados Unidos, que habrían sufrido luego varias traiciones hasta llegar a la última y más grave, la del populismo de Donald Trump.

El teórico liberal recordó que en 2015 Evo Morales entregó al Papa en Bolivia una talla de Jesús clavado sobre la hoz y el martillo reemplazando a la cruz; y recordó que en el Paraguay "hizo la apología del sacerdote tercermundista y villero Carlos Mugica", asesinado por la Triple A en 1974 en Buenos Aires.

Benegas Lynch marcó sus preferencias contra las del Papa: insistió en que apenas sentado en la cátedra del apóstol Pedro, Francisco concelebró en Roma una misa con el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, uno de los creadores de la teología de la liberación.

Recordó una exposición suya hace 25 años en el Consejo Episcopal Latinoamericano en Honduras en que atacó en nombre del liberalismo las posiciones de la teología de la liberación.

Para disgusto de los clérigos presentes dijo que no debían seguir elogiando la pobreza material sino sólo la de espíritu, porque de lo contrario deberían rechazar la caridad. Además, estimó que de ser cierto que los pobres están salvados, la iglesia debería ocuparse solo de los ricos.

Las escrituras liberales
Fundamentó estas recomendaciones en textos bíblicos, como los que permitieron en su momento al escritor y médico argentino Marcos Aguinis afirmar que Jesucristo era liberal. En Deuteronomio 8:18 dice, por ejemplo: "Acuérdate que Yahvé tu dios es el que te da la fuerza para que te proveas de riquezas". La frase trata de corregir a los que creen que por su esfuerzo o sus méritos se han enriquecido, porque la precede esta otra: "No digas: mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza, sino acuérdate de Yahvé tu Dios". Es fácil extraer de aquí una conclusión contraria al individualismo, porque no se trata de méritos sino de la acción sobre cada uno de un poder supraindividual.

Benegas Lynch llega al punto: su reacción contra Francisco se debe a que Fratelli Tutti es una encíclica que cuestiona la propiedad privada, el eje alrededor del que giran las ideas liberales, como el Amor mueve al sol y a las demás estrellas en la Divina Comedia.

Benegas Lynch pone a Bergoglio en contradicción con otros Papas. Por ejemplo, Fratelli Tutti afirma que debe subordinarse toda la propiedad privada al destino universal de los bienes y reconocer el derecho de todos a usarlos.

Semejante afirmación encrespa a Benegas, que recordó que contra ella León XIII mantuvo en la Rerum Novarum que para aliviar la pobreza de los pueblos debe quedar intacta la propiedad privada.

Kusch no está olvidado
El académico liberal sostuvo que Francisco está muy influenciado por otro pensador argentino, el filósofo y antropólogo Rodolfo Kusch, que investigó las culturas autóctonas de América tratando de encontrar en ellas lo que la academia europea no ofrecía.

Benegas dice que en el libro "La negación del pensamiento popular" Kusch ataca al individuo y hace una alabanza de lo colectivo, cosas que desde el punto de vista liberal son herejías.

La trascendencia que expande la conciencia individual hasta incluir la totalidad es evidente para las concepciones tradicionales de nuestro continente y de todo el mundo, y solo el individualismo europeo nacido hace medio milenio la desconoce.

Para el individualismo liberal, lo único concreto es el individuo, lo colectivo es una abstracción. Por eso sostiene que el punto de vista de Kusch, y su influencia sobre el Papa, es una alabanza de lo abstracto y una negación de lo concreto.

Recuerda a Borges, que al terminar alguna conferencia dijo: "me despido de cada uno, que es una realidad, y no de todos, que es una abstracción".

Aparte de que "todos" no es aquí más que el conjunto formado por el agregado de cada uno, hay en la frase de Borges un llamado de atención sobre el nominalismo, que ocupa en la ideología neoliberal el lugar de la verdad, y sobre el que el autor de El Aleph tenía reservas.

A propósito de la caridad, que teológicamente es el amor de dios, no la limosna, Benegas se opone a Francisco insistiendo en los principios liberales: si alguien toma mi dinero para repartirlo no es caridad, es atraco. Está claro que es el Estado el que toma con los impuestos y redistribuye, y que son los liberales los que dicen que debería reducirse a una función de policía que custodie de la propiedad y que se cumplan los contratos.

La tragedia de la propiedad
Benegas Lynch sostiene que la raíz de la posición de Francisco contra la propiedad está en lo que algunos teóricos políticos modernos han llamado "la tragedia de los comunes"; es decir, en valores comunitarios que los liberales repudian porque para ellos lo que es de todos no es de nadie, los lazos sociales que unen a la gente y constituyen comunidades solidarias no existen: solo existe el individuo aislado y de su egoísmo brota la armonía.

Da como evidente que en una granja colectiva "nadie va a sembrar para que cosechen otros", a pesar de que si leyó a Kusch sabrá que allí apunta la conducta comunitaria de los ayllu andinos, que se basan en una concepción muy diferente de la liberal atomística de Benegas.

Buen vivir y vivir liberal
El ayllu andino es una expresión del sumak kawsay o bien vivir andino, que no es el vivir mejor, el progreso liberal. La vida andina reconoce la complementación solidaria de esfuerzos según la visión tradicional de la vida que expresa la unidad de las partes en el ayllu y la reciprocidad entre ellas en el ayni, que es un principio de ayuda mutua.

Restablecer la cultura tradicional en las mentes modernas es desalojar de ellas estructuras tenacísimas que derivan de la ciencia ilustrada, que es dominante y se presenta como única.

Para los economistas liberales el desarrollo es la finalidad natural de la historia, y el crecimiento de la economía está por sobre cualquier otra actividad humana.

El progreso, que proporciona a los liberales su orientación superior, equivale a la libertad porque promete dejar atrás a la escasez y entrar en el mundo de la abundancia. La helada racionalidad instrumental se toca con el sueño del país de Jauja.

El neoliberalismo estableció que los "subdesarrollados" deben mirar solo a la libertad de los mercados y dejar librados a su acción todos los problemas, que ante su poder irían cayendo de a uno como los diablos rebeldes ante la espada del arcángel Miguel.

Algunos "errores", como el alemán de André Gunder Frank en los años 60, cuando notó que en Nuestra América lo único que se desarrollaba era el subdesarrollo, fueron rápidamente ubicados como heterodoxias respecto del pensamiento correcto, el liberal.

El átomo liberal
El sistema capitalista, llamado "sistema mundo" por el estadounidense Manuel Wallerstein, implica poner en la base de la sociedad un sujeto individualizado y egoísta que vive en un tiempo lineal. Ninguno de estos presupuestos es compatible con la visión tradicional de la vida, que es la que enerva al profesor Benegas Lynch y no lo deja dudar a la hora de oponer sus creencias a las del Papa.

La ortodoxia económica triunfante borró al keynesianismo y ridiculizó al marxismo hasta declararlo muerto.

Los primeros están últimos
La física admitió a inicios del siglo XX los puntos de vistas paradójicos de la mecánica cuántica y por esa vía la introducción de ideas orientales, budistas o taoístas. La economía liberal no admite nada que provenga de otra fuente que no sea su propia civilización, su lógica, su ambiente, su pensamiento, y por ese camino se ha quedado relegada un siglo en el mismo desarrollo que le sirve de bandera.

Mientras las demás ciencias han experimentado cambios sustanciales, la economía sigue siendo en esencia la del siglo XIX.

Quizá sea cierta incómoda conciencia de este estancamiento lo que llevó a los neoliberales a extremar los puntos de vista y centrarse solo en los mercados como mecanismos de asignación de recursos y de regulación social.

Se advierte entonces un estado de confusión entre los que quieren seguir explicando la sociedad con los conceptos originados en la revolución francesa. Tienen dificultades para discernir si un partido es de izquierda o de derecha, hablan de fascismo izquierdista y de nazifeminismo.

Finalmente, en los medios de prensa, en los comunicados de las Naciones Unidas y de las ONG, en las proclamas de los partidos con posibilidades electorales, que pertenecen todos al consenso liberal, no hay alternativas al liberalismo.

La demostración de Ludwig von Mises de que a través de los precios los mercados son los mejores asignadores de recursos es al mismo tiempo la refutación de las herejías, que han relegado en el escenario económico.

Hemos alcanzado el punto en que la idea de los mercados como únicos reguladores sociales, ha acotado de tal manera al discurso de la economía, que se la ha convertido en un discurso dirigido a dar legitimidad a las corporaciones internacionales.

En estas condiciones, el mercado es teología y los saberes alternativos son herejía. El clero que tiene autoridad para separar los probos de los réprobos ya no es el que tiene por cabeza al Papa, como muestra la actitud de Benegas Lynch: son los economistas liberales.

La sabiduría tradicional
Ecuador y Bolivia intentaron recuperar la sabiduría ancestral de los pueblos de nuestra América Abya yala, justo cuando una nueva inquisición, de nuevo europea pero ahora laica, condena y ejecuta. Pero la exacerbación del punto de vista único, sin alternativa, y el malestar que provocan sus abusos e insuficiencias, son anticipos de un agotamiento que ya se ve porque sus resultados reales no se pueden ocultar.

La abertura social
Dentro del sistema de ideas liberal no hay solución para los problemas ambientales que el mismo sistema crea: a las alternativas se les niega la existencia. En estas condiciones, la humanidad buscará otras posibilidades fuera de las económicas dominantes, y si es necesario por fuera de la razón liberal.

Una alegoría que Benegas Lynch usa con frecuencia es que los bienes económicos no crecen en los árboles como las hojas o los frutos. Por eso la propiedad privada es la columna vertebral, moral, de la sociedad abierta.

Esta última expresión, en el origen "open society" por el título de uno de sus libros, se debe al filósofo austríaco Karl Popper, quien durante la guerra fue devuelto a Inglaterra desde Nueva Zelandia, donde se había exiliado, por una gran figura de la escuela austríaca, Friedrich Hayek, y que tuvo en el ahora centenario "filántropo" George Soros uno de sus discípulos más renombrados.

La áspera respuesta doctrinaria de Alberto Benegas Lynch a Jorge Bergoglio será sin duda del gusto de sus discípulos, uno de los cuales, hoy destacado, es Javier Milei, que lo considera su "prócer".

Se explica que Milei haya dicho que Francisco representa al maligno en la Tierra, y en uno de sus arranques temperamentales que es un imbécil que impulsa el comunismo.

El socialismo derrotado soporta cualquier anacronismo: según otro destacado cultor de la escuela austríaca, el profesor español Jesús Huerta de Soto, fue el verdadero causante de la caída del imperio romano, y es hoy por hoy el enemigo elegible.
De la redacción de AIM.

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