Repensar las infancias y correrse del adulto-centrismo es un nuevo desafío que se presenta en la actualidad, afirmó a AIM Santiago Morales, sociólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
En las jornadas que se desplegaron en el marco del encuentro de formación La cultura en movimiento en Paraná, Morales brindó una charla para repensar las infancias contemporáneas: “Del adulto-centrismo a la perspectiva niña”.
Mientras los miramos como el futuro de la humanidad, hipotecamos el valor que tiene su vida en el presente
Santiago Morales, sociólogo e investigador del Conicet.
Asimismo, precisó que también se conversó “sobre la necesidad de dejar de ver a los chicos y chicas como futuro, porque de esa manera, sin querer queriendo, lo que se hace es postergar su presente”, y agregó: “Mientras los miramos como el futuro de la humanidad, hipotecamos el valor que tiene su vida en el presente”.
Al respecto, el sociólogo consideró que es importante “multiplicar espacios de participación, de escucha para con las niñas y niños, y de una escucha que no sea ‘tomo lo que decís, pero hago lo que quiero como mundo adulto’, sino que ‘tomo lo que decís y transformo mis instituciones, mi mirada de las cosas, mi manera de habitar los espacios que compartimos, porque tengo en cuenta tu opinión y la valoro’”.
Transformar la educación
Para el sociólogo hay que repensar la educación. “Los adultos no participan tanto en juego libre y por eso en las escuelas solamente hay tiempos de recreo, que es muy poco. El otro día estuve con una amiga, hicimos una publicación en Instagram hablando de las relaciones entre niñez y política y una mamá describió que su hija -de 7 años- dijo que ella quisiera votar al candidato que proponga que haya cuatro recreos y no dos en la escuela. Y claro, yo ahí pensaba: qué infantil, qué tontería, qué cosa de que no están en los temas importantes. Por eso está muy bien que los niños no voten hasta que sean grandes porque se fijan en las cosas que a nadie le importan. Los problemas del país son otros, desde una cierta mirada. Pero también si pensamos, por otro lado, ¿por qué la escuela hace 150 años que está en crisis? Hace 150 años que sentimos que hay que transformarla y no se transformó”, indicó.
Las instituciones escolares no se transforman “porque las niñas y los niños no votan; si votaran sus propias propuestas deberían estar muy seriamente sobre la mesa. Por otro lado, el mundo adulto dejaría de pensar en la educación como el futuro de la humanidad. Que el subtítulo de eso es, la niña y el niño valen en tanto futuro. Por lo tanto, lo que vale en realidad es el adulto que se va a convertir y no el niño y la niña que está siendo ahora. Entonces, en ese caso, se debería dejar de pensar la educación como el futuro del país no porque no lo sea, sino porque la educación es, en realidad, otra cosa”.
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