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Caleidoscopio
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Oriente y Occidente: Misiles, nazis y oligarcas

El dinero es cobarde y huye buscando seguridad ante cualquier indicio de que las cosas irán mal. Hasta hace horas, cuando la marea dejó de favorecerlos, un puñado de ucranianos tenía el 85 por ciento de la riqueza del país.

Parecían omnipotentes desde que su casta se formó en 2013, incubada por el derrumbe de la Unión Soviética; pero su naturaleza es la del dinero con el que están consustanciados: huyeron de Ucrania antes de escuchar un tiro. Habían mantenido una reunión con el presidente Zelensky el 23 de febrero, el día anterior al inicio de la invasión. Algunos huyeron a Londres, donde ellos, como antes los oligarcas rusos, lavan el dinero de sus "lucros honrados", pero otros volvieron con pies de plomo para apoyar a Zelensky; es que sus activos habían perdido en un día la mitad de su valor; mucho pero menos que ellos.

Neonazis y drogadictos
Los oligarcas ucranianos, que mencionó Putin junto a los "neonazis y drogadictos" que según él estaban masacrando a la mayoría de habla rusa de la región de Donbass, aparecieron como hongos tras la lluvia después de la independencia ucraniana de la Unión Soviética en 1991, un fenómeno parecido al que se dio en Rusia. En 2008, la riqueza combinada de los 50 oligarcas más ricos de Ucrania equivalía al 85 por ciento del PBI del país.?

Para los ucranianos son relativamente nuevos pero familiares los nombres de Rinat Ajmétov, Viktor Pinchuk, Ihor Kolomoyski, Henadiy Boholyubov y Yuri Kosiuk, los más prominentes oligarcas del país. Ajmétov dijo a sus obreros en Donbass, cuando se hablaba de invasión rusa, que seguiría "invirtiendo, construyendo, trabajando" y en un súbito enardecimiento patriótico, prometió pagar al gobierno 34 millones de dólares en impuestos que al parecer se le habían olvidado.

Las veleidades del poder
Eran hasta la invasión rusa por un "quíteme esos misiles" negociantes con ramificaciones políticas y económicas, que deben su rapidísimo enriquecimiento a la comunidad de intereses y contraprestaciones con el gobierno del país. El origen del gobierno actual de Ucrania fue el golpe de Estado de 2014, pero luego eligió a sus miembros según formas democráticas.

Los oligarcas tomaron el control de los partidos políticos, por lo menos de los decisivos como el Partido de los Verdes, el Partido Laborista y el Partido Socialdemócrata, y fundaron otros para asegurarse el dominio del parlamento.

Los oligarcas, que amainaron a las primeras bombas, son el resultado de la privatización de las propiedades estatales que siguió a la caída soviética, algo similar en algún punto a la venta de los bienes del Estado que se produjo en la Argentina en la década de los 90 del siglo pasado.

Los oligarcas ucranianos eran enormemente influyentes en las decisiones del gobierno, que respondía a ellos en todo lo importante. En su momento, sus intereses económicos obstaculizaron la unión con la Europa Occidental, que veían desfavorable para negocios que los vinculaban con los oligarcas rusos. Al final, esta demora en integrar a Ucrania a occidente fue la que determinó que recogieran sus bienes y salieran huyendo en busca de seguridad, mientras el común debía quedarse sin dormir en los refugios.

El sistema político ucraniano estaba signado por su oligarquía de punta a punta, con el resultado de una situación signada por la pobreza y el miedo.

La incubadora del Donbass
Justamente la región oriental del Donbass, la de Donetsk y Lugansk, las repúblicas que Putin reconoció como independientes horas antes de invadir, es la cuna de los oligarcas porque es la más rica e industrializada, donde están las minas y las fábricas. Y no sin causa, es la zona donde el poder está defendido por agrupaciones que el mismo Putin calificó de "nazis". No cuesta mucho la identificación, porque no saben prescindir de saludos identificatorios, marchas con banderolas, brazaletes y variantes de la cruz gamada.

Ucrania no pudo digerir el paso del sistema soviético al liberal en 1991; el resultado fue que los oligarcas se convirtieron en pieza central de su política, donde el paso del poder al crimen organizado es cuestión de matices. El resultado fueron mafias donde la corrupción y la violencia tienen tanto un costado político como un costado económico.

Desde 1991, las empresas del Estado fueron vendidas a muy bajo precio gracias a la depreciación forzada por los compradores, que tuvieron buen olfato para los buenos contados. Nos parece familiar que haya licitaciones amañadas, convocadas con el nombre ya puesto gracias a alianzas entre los poderes políticos y económicos: no es un fenómeno solo ucraniano.

Hubo tropiezos, quizá por caminar con exceso de confianza y entender que las puertas se abrirían solas al paso del poder. En 1998 el primer ministro fue detenido y acusado de blanqueo de dinero cuando intentaba cruzar la frontera de Francia a Suiza. Quedó probado que había robado 200 millones de dólares; todo lo que pudo en el poco tiempo que estuvo en el poder.


La dama sabe de trenzas
La premier Julia Timoshenko, "la dama de las trenzas" monopolizó la importación de gas ruso, que la hizo conocida por el apodo de “princesa del gas”.

En una sociedad más que matrimonial con su marido, Julia era primera ministra y él presidente de la mayor empresa energética. Como era de esperar, la corruptela fue de tal calibre que apareció a la vista. Finalmente Julia fue cesanteada, pero siguió ejerciendo su principado gasífero sin problemas, a pesar de visitar la cárcel y el poder varias veces.

El presidente Víctor Yanukóvich, jefe del Partido de las Regiones, estuvo en el origen de la situación que vino a estallar con la invasión rusa. Yanukóvich no era oligarca pero dio voz y poder a dos de los mayores: Rinat Ajmétov y Dmytro Firtash, porque sus intereses eran comunes y tenían expresión y realización en el partido de las Regiones.

Un filántropo en apuros
Rinat Ajmétov fue el dueño real del Donbass, jefe de un imperio minero y metalúrgico que no se limitó a eso sino que creció absorbiendo las telecomunicaciones, el transporte, las finanzas y los medios de comunicación. Tenía alrededor de 15.000 millones de dólares de patrimonio personal y de él dependían 300.000 empleados

Como ha sucedido con algún popular club de fútbol argentino el Shaktar Donetsk, propiedad de Ajmétov, dio pan y circo a los que tanto necesitan de comida y diversiones. El fútbol, allá también, fue plataforma de la popularidad del dirigente que sabe manipular la opinión

Ajnétov poseía el periódico Segodnya y el multimedio Media Group Ukraine, que usó para moldear la opinión pública a favor del Partido de las Regiones, del que fue parlamentario varios años

Cuando se produjo la rebelión armada de los prorrusos de Donesk en 2014, Ajmétov supuso con buena anticipación que su imperio estaba en peligro. Intentó dar un golpe de Estado con el fin de expulsar a las milicias prorrusas de sus fábricas, pero fue poco lo que consiguió

Uno de los ideólogos de la oligarquía, Sergei Pinchuk, considerado como algunas prominentes figuras occidentales un "filántropo", argumentó que las oligarquías eran buenas para Ucrania mientras el país se mantuviera en situación transitoria. La clave era que la transitoriedad debía ser permanente, pero como todo cambia, no ha sido así

Con la mano alzada
Desde el golpe de 2014 el gobierno favoreció la actividad en el Donbass de paramilitares cuya finalidad era destruir a los prorrusos. En plena efervescencia de ideas posmodernas en occidente, en Ucrania se constituyeron grupos pronazis, como la llamada "Brigada Azoz", que no fue del agrado del Departamento de Estado de Estados Unidos, que lo llamó "grupo de odio", sin ir más lejos.

La Brigada Azoz se unió a la Guardia Nacional en lucha contra los prorrusos, en algo que recuerda en la Argentina a la Liga Patriótica, que en varias ocasiones actuó junto a la policía contra las movilizaciones obreras.

La Brigada tiene un brazo político, el "Cuerpo Nacional" y un brazo militar, la Milicia nacional. Sus dirigentes son el neonazi Andriy Biletsky. Su identificación, su emblema es la Wolfsangel, o "gancho del lobo" un símbolo usado por las tropas nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Con seguridad, a estos grupos se refería Putin cuando habló de grupos de nazis y drogadictos que hacían a los prorrusos de Donbass objetos de maltrato y genocidio.
De la Redacción de AIM.

Poder y dinero Guerra gas ucrania rusia

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