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Caleidoscopio
Caleidoscopio

Seremos felices después del estallido

Por iniciativa de la economista hindú Jayati Ghosh, especialista en desarrollo, más de un centenar de economistas de todo el mundo publicaron una nota de advertencia sobre las ideas económicas de Javier Milei. Entre los firmantes están el francés Tomás Piketty, autor de "El Capital en el siglo XXI", el colombiano Juan Antonio Ocampo y el serbio Branko Milanovic.

"Los peligros del programa económico de Javier Milei en Argentina", título de la nota, ya se están viendo con los decretos de necesidad y urgencia y con la ley ómnibus, que se centran en la economía pero inciden en la política.

Los economistas extranjeros están interesados en la economía argentina en la medida en que una alternativa local pueda tener efectos en otros países en crisis; alertan sobre las propuestas ultraliberales y las consideran “potencialmente muy perjudiciales para la economía y el pueblo argentinos.”

"Aunque las soluciones aparentemente sencillas puedan resultar atractivas, es probable que causen más estragos en el mundo real a corto plazo, al tiempo que reducen gravemente el espacio de maniobra de las políticas a largo plazo", afirman los economistas, críticos de la visión ultraliberal.

Se trata de propuestas económicas arraigadas en la economía del laissez-faire, dejar que el mercado haga, que apuntan a la dolarización y a reducciones del gasto público, y "están plagadas de riesgos que las hacen potencialmente muy perjudiciales para la economía y el pueblo argentinos".

La nota alerta sobre la intervención mínima del Estado que abogan las ideas “austríacas” de Milei, "pero en realidad se basa en gran medida en políticas estatales para proteger a los que ya son económicamente poderosos", lo que ya se está viendo con las medidas contenidas en las normas iniciales, algunas con el nombre de las empresas beneficiadas.

Los economistas tratan de bajar a la realidad cotidiana las ideas abstractas, que siempre funcionan en el nivel de abstracción adecuado; pero no cuando deben chocar con obstáculos concretos. "El modelo del laissez-faire supone que los mercados funcionan perfectamente si el gobierno no interviene".

Pero los mercados no regulados no son benignos: refuerzan unas relaciones de poder desiguales que empeoran la desigualdad y dificultan la aplicación de políticas de desarrollo clave, incluidas las políticas industriales, sociales y medioambientales.

Para los economistas los mercados también son propensos a los fallos. La crisis financiera mundial de 2008 demostró que una regulación inadecuada de los mercados puede tener consecuencias desastrosas.

Luego dejan caer una crítica fuerte a políticas de endeudamiento tan caras a distintos gobiernos: "Los argentinos están demasiado familiarizados con el dolor de la economía del laissez-faire impuesta por prestamistas internacionales como el FMI, que en el pasado aumentó la pobreza y la inseguridad económica e inhibió el desarrollo del país".

El programa propuesto por Milei crearía más desigualdad socioeconómica al reducir el papel del Estado en la redistribución y el bienestar social. "Una reducción importante del gasto público aumentaría los ya elevados niveles de pobreza y desigualdad, y podría provocar un aumento significativo de las tensiones y los conflictos sociales".

Esta consideración es prioritaria en los grupos políticos opositores que ven venir una crisis que afecte sus propios intereses, por ejemplos los gremialistas empresarios

En suma, la recesión con inflación que parece buscar el plan económico oficial podría aumentar la crisis y el nivel de marginalidad y pobreza, ya muy altos, a niveles que igualarían los de la crisis mundial del 30.

Ya casi no quedan testigos vivos de aquel tiempo terrible, en que se derrumbó la economía de la Argentina, que hasta poco antes había sido "el más rico del mundo". En realidad, los ingresos de la Argentina del centenario eran enormes, producto de la gran productividad de la pampa húmeda, pero quedaban en los bolsillos de la oligarquía vacuna propietaria de los campos, mientras el resto vivía en una pobreza a la que estaba largamente acostumbrado.

La nota sostiene: "las propuestas de dolarización y austeridad fiscal de Javier Milei pasan por alto las complejidades de las economías modernas, ignoran las lecciones de las crisis históricas y abren la puerta a la acentuación de desigualdades ya de por sí graves".

Yo soy del 30 (y yo de 2024)
La crisis del 30 es el modelo de la que está en ciernes, pero aquella se propagó desde un estallido en Wall Street, la bolsa de Nueva York. Se inició el 24 de octubre de 1929 con la caída de la bolsa de Nueva York, se extendió por todo el mundo y fue tremenda en la Argentina.

La crisis argentina actual es producto de una larga decadencia; el propio presidente augura un estallido que arrase con todo y parece estar dispuesto a provocarlo. "Dentro de la caverna la muerte es segura; afuera hay peligros, pero también alguna esperanza", es la síntesis de su pensamiento.

El diario Crónica resumió el estado de cosas el 25 de enero de 1930: "La crisis es aplastante, terrible. Un sentimiento de depresión moral le sucede, notándose una paralización absoluta de las iniciativas comerciales e industriales que debe contarse tanto como las quiebras innúmeras que se producen, la deserción de capitales, la desocupación obrera..."

"Yo soy del 30, yo soy del 30,
cuando a Yrigoyen lo embalurdaron.
Yo soy del 30, yo soy del 30,
cuando a Carlitos se lo llevaron.
Yo soy del tiempo que me enseñaron
las madrugadas lo que es sufrir".

La letra del tango de Héctor Méndez y Aníbal Troilo menciona de paso el sufrimiento de las madrugadas de invierno para los pobres que debían buscarse la vida como pudieran.

La crisis de entonces, la miseria que había caído sobre un país que presumía de rico en bienes y oportunidades, al menos en la propaganda de sus dirigentes, hoy es retomada de manera interesada por otra generación de políticos que se apura a tomar medidas a medida.

Aquella crisis dio algunas interpretaciones populares de la depresión económica, de la plaza "seca", sin billetes, que a los que revisan aquella época hace sonar lúgubre el "no hay plata" de ahora.

Eso describe sin ninguna pretensión teórica la letra de Ivo Pelay de "Dónde hay un mango", pregunta que muchos se hacen en otra vuelta de la historia, casi un siglo después, cuando parecen abundar pero no tienen valor.

¿Dónde hay un mango, viejo Gómez?
Los han limpiao con piedra pómez.
Dónde hay un mango
Pa´ darle la cana
Si es que se la deja dar
Dónde hay un mango
Que los financistas,
Ni los periodistas,
Ni perros ni gatos,
Noticias ni datos
De su paradero
No me saben dar

Todos buscaban el peso pero pocos lo encontraban. El billete de mayor denominación entonces era de 1000 pesos, equivalente al sueldo de un año de un teniente del ejército.

Y según una leyenda persistente, había ancianos en el Jockey Club de Buenos Aires, ya muy viejos para tirar manteca al techo en los cabarets de París, que encendían sus puros quemando uno de esos billetes tanto para ostentar su fortuna como para marcar distancia de la necesidad de las víctimas.

La Argentina recibía por entonces a extranjeros de todo el mundo en el "crisol de razas", pero con la ley de residencia como espada de Damocles para los que no observaran el comportamiento esperado.

En 1930 lo que visitó el país fue la desocupación, el hambre y la miseria, que pocos pensaron podrían volver un siglo después.

Según Juan José Hernández Arregui: "Por ese entonces todo era barato, pero nadie tenía plata para pagarlo. "No hay plata" no era solo una consigna política que hoy anuncia el porvenir con redoble de tambores, sino la realidad dolorosa de todos los días.

Otro tango famoso, de Discepolín, muestra lo mismo desde otro ángulo:

"Cuando rajés los tamangos
Buscando ese mango que te haga morfar
La indiferencia del mundo
Que es sordo y es mudo, recién sentirás

Una canción de Raimundo Barcos, en boga entonces, decía

Rosalía, Rosalía,
hay que hacer economía.
El dinero se termina.
Suspende la permanente,
el esmalte de las uñas,
y olvidate de la gente.

Para Canaro y Pelay:
Es un siglo de aspirinas,
surmenages y de locos,
y a los que no están descentraos
se ve que les falta poco.

El contraste entre los que tienen demasiado y los que tienen demasiado poco aparece en la letra de Horacio Pettorosi, que cantó Gardel:

Un viejo verde
que gasta su dinero
emborrachando a Lulú
con su champán
hoy le negó el aumento
a un pobre obrero,
que le pedía un cacho
más de pan.

En 'Cachorro de bacán', Mario Battistella retrata el equilibrio financiero de las clases medias en la crisis y amenaza con soluciones de moda allá lejos:

Cachorro de bacán
andá achicando el tren,
los ricos hoy están
al borde del sartén.
Y el vento del cotón
el auto y la mansión,
bien pronto rajarán
por un escotillón.
Parece que está lista y ha rumbiao
la bronca comunista pa'este lao.
Tendrás que laburar pa'morfar.

Jayati Ghosh peligros plan economico Milei

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