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Indonesia: Una nueva capital construida desde cero

Nusantara, que significa «archipiélago» será una ciudad moderna, sostenible y sostenida por energía limpia. El presidente indonesio trasladará sus oficinas este mes de septiembre, aunque su construcción se prolongará hasta 2045

En Yakarta, los semáforos tienen música. «Es para amenizar la espera, son melodías populares», explica Lia al corresponsal de ABC durante el minuto y medio que tarda en ponerse en verde. «¿Y siempre está tan nublado?». «No son nubes, es contaminación», responde sonriente, y eso explica por qué muchas personas circulan por la ciudad con mascarilla. «Por eso estoy de acuerdo con la decisión de trasladar la capital del país», se despide.

La contaminación no es la única causa por la que el gobierno de Joko Widodo decidió hace 5 años construir de cero la capital, a cientos de kilómetros, en otra isla de Indonesia. El otro gran problema es que Yakarta se está hundiendo. Un 40 por ciento de su territorio, sobre todo las zonas pobres, ya está bajo el nivel del mar. Los expertos temen que en 2050 esté así el 95 por ciento y un cuarto del territorio se encuentre ya sumergido. No tiene nada que ver con Venecia.

Para afrontar la tragedia, el gobierno ha decidido inyectar 40.000 millones de dólares para salvar lo salvable, pero no es suficiente. Antes de optar por el cambio de capital, los gobiernos intentaron otras soluciones, como la regla del «tres en uno» para reducir el tráfico y la contaminación. Significa que, en algunas carreteras, en horas punta no se puede circular con menos de tres pasajeros en cada coche. No ha sido suficiente. Grandes problemas requieren grandes soluciones y trasladar la capital de la desarrollada isla de Java al Borneo contribuirá a invertir en esa otra región para reducir desigualdades.

Contando su zona metropolitana, Yakarta tiene 30 millones de habitantes y es la cuarta ciudad más poblada del planeta. Se hunde a un ritmo de 7,5 cm al año, y tiene además los problemas de las grandes ciudades de Asia: alto nivel de polución, tráfico infernal, deficiente gestión de basuras, y, sobre todo, falta de agua potable. Sólo cuatro de cada 10 habitantes pueden beber agua de su grifo; los que no tienen, bombean aguas subterráneas para conseguirla, pero así secan el suelo, se hunden los cimientos, y aumentan las inundaciones y las grietas. Geológicamente el fenómeno se llama «subsidencia» y está relacionado con el asentamiento del terreno en las cuencas sedimentarias.

Por contraste, Nusantara, que significa «archipiélago» será una ciudad moderna, sostenible y sostenida por energía limpia. A diferencia de Yakarta, está mucho menos expuesta a desastres naturales y más central en el país. Será cuatro veces más grande que Yakarta, un 75 por ciento estará formado por zonas verdes, tendrá incluso una reserva de orangutanes y un 10 por ciento de su territorio será destinado a cultivo de alimentos.

«Nusantara es un lienzo que talla el futuro. No todos los países tienen la oportunidad y capacidad de construir su capital partiendo de cero. La construimos con el concepto de una ciudad forestal, una ciudad llena de vegetación, no una ciudad de hormigón o una ciudad de cristal», aseguró allí en agosto el presidente indonesio Joko Widodo tras la primera reunión de su gabinete en esta ciudad.

«Es la ciudad del mañana», la presentó Bambang Susantono, principal coordinador del proyecto. En junio, Susantono renunció al cargo por motivos personales, y fue sustituido por Basuki Hadimuljono, actual ministro de Obras Públicas del país.


Dos millones de funcionarios

La capital absorberá al menos 2.000.000 de funcionarios públicos que trabajan en Yakarta, cifra que según los críticos es demasiado baja para justificar el esfuerzo de la operación geopolítica. También sectores ecologistas han criticado que se construya en Borneo, una de las selvas tropicales más antiguas del mundo.

El mandato de Widodo termina en octubre y el cambio de capital es el legado que deja al país después de haberlo gobernado durante diez años. Anunció el proyecto en abril de 2019, comenzó a construirse en agosto de 2022 y entre 100.000 y 200.000 personas trabajan para que esté terminado en 2045. Simbólicamente, cada provincia del país envió tierra y agua para la construcción. El gobierno indonesio se ha comprometido a aportar el 19 por ciento de los 34.000 millones de dólares que costará la nueva ciudad, mientras que el resto proceden de inversores privados, muchas de su mayor socio comercial, que es China.

A finales de julio, Widodo recorrió en moto con un séquito de influencers las autopistas que rodean la nueva capital. A su alrededor sólo se vieron andamios y grúas. También inspeccionó el palacio presidencial, y decidió que ya puede utilizarse, por lo que se trasladará allí dentro de unos días. Lo hace para que, en octubre, su sucesor, el general Prabowo Subianto ya pueda gobernar desde allí la nación.

El pasado 17 de agosto celebró en Nusantara el día de la Independencia. La idea es que acudieran 8.000 invitados, pero solo pudieron participar 1.300 por falta de instalaciones. Construir una ciudad de cero es más lento de lo que parece. La antigua Yakarta, que etimológicamente significa «victoriosa y próspera» no está dispuesta a rendirse fácilmente. Si los plazos se cumplen, el Papa Francisco podría ser el último jefe de Estado que visite Yakarta como capital.

Fuente: ABC (España)

cambio climático contaminación Indonesia urbanismo y transporte

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