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Pueblos indígenas: Un antídoto en un mundo en policrisis

Los ganadores del Premio Ecuatorial de este año son el antídoto que necesitamos en un mundo en crisis. A principios de este año, el Foro Económico Mundial publicó su Informe anual sobre Riesgos que arrojaba conclusiones al respecto.

Entre las principales destacaban la tendencia ineludible de la última década de que nos enfrentamos a una policrisis global, en la que los problemas de la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, la desigualdad, la escasez de agua y los conflictos son cada vez más indivisibles, simultáneos y sistémicos.

El término policrisis empieza a aparecer cada vez más en el discurso mundial. El Financial Times citó «policrisis» como el «año en una palabra» para 2023.

Los vínculos entre la naturaleza y el clima están especialmente entrelazados. Si se protege, restaura y gestiona bien, la naturaleza puede proporcionar más de un tercio de nuestras necesidades de mitigación climática, y es esencial para poder adaptarse a los impactos climáticos.

Por otro lado, las prácticas actuales de silvicultura, conversión de tierras y agricultura convencional son responsables de hasta una cuarta parte de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. En pocas palabras, no hay ninguna posibilidad de alcanzar un futuro de 1,5 grados centígrados sin un cambio en la forma en que pensamos, valoramos y gestionamos la naturaleza.

Para hacer frente a la crisis climática y de la naturaleza, necesitamos soluciones integradas y polifacéticas que restauren nuestro planeta, aborden el cambio climático y ayuden a las personas a prosperar.

Necesitamos señales -ejemplos prácticos- que muestren cómo podemos aplicar soluciones integradas que protejan y restauren la naturaleza, mantengan el carbono en el suelo, amortigüen a las comunidades y mantengan los medios de vida, la seguridad hídrica y el bienestar.

Las soluciones integradas para la naturaleza y el clima son especialmente críticas para los más de tres mil millones de personas que dependen directamente de la naturaleza para su sustento y sus necesidades diarias, que están en primera línea frente a los impactos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y que están mejor posicionados para llevar a cabo soluciones locales.

El tema del Premio Ecuatorial 2024 era «Naturaleza para la Acción Climática».

Los 11 ganadores, seleccionados entre más de 600 candidaturas, ejemplifican el potencial transformador de las soluciones indígenas y locales basadas en la naturaleza para combatir la crisis climática.

Procedentes de Brasil, Bangladés, Colombia, Irán, Kenia, Marruecos, Senegal y Zambia, defienden iniciativas que no solo protegen, conservan y restauran los ecosistemas, sino que también integran la naturaleza en los marcos de planificación, mejoran la resiliencia a los efectos del cambio climático y promueven una economía verde justa, inclusiva y circular.

En Brasil, la União dos Povos Indígenas do Vale do Javari, una organización indígena sin ánimo de lucro que representa al segundo mayor territorio indígena de Brasil en el Valle del Javari, de 8,5 millones de hectáreas, trabaja para defender los derechos constitucionales, preservar los conocimientos tradicionales y salvaguardar su territorio compartido.

En Colombia, la Federación Mesa Nacional del Café (Femcafé) agrupa a 28 asociaciones cafeteras, que defienden la reintegración económica, social y comunitaria de los firmantes del acuerdo de paz colombiano junto con las comunidades locales.

Al reducir la desigualdad entre los caficultores, democratizar los conocimientos técnicos y promover una agricultura resistente al clima, abordan la disparidad agraria, estimulan las economías rurales y afrontan de frente los retos del cambio climático.

En Kenia, la organización Indigenous Livelihoods Enhancement Partners (Ilepa, Socios para la Mejora de los Medios de Vida de los Indígenas) se centra en la conservación del medioambiente y el desarrollo sostenible de la comunidad masái, ampliando la defensa de los derechos sobre la tierra, abordando el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y promoviendo medios de vida basados en la naturaleza.

Y en Bangladés, el Sundarbans Eco Village está restaurando los manglares, asegurando los medios de subsistencia de los pescadores, ampliando el ecoturismo y reforzando la resistencia al cambio climático.

Los ganadores del Premio Ecuatorial muestran al mundo cómo aplicar soluciones integradas para proteger, restaurar y gestionar la naturaleza, hacer frente a la crisis climática y alcanzar los objetivos locales de desarrollo sostenible. Pero también tenemos una oportunidad mundial sin precedentes de seguir su ejemplo.

En los próximos 18 meses, casi todos los países perfeccionarán tanto sus planes nacionales de biodiversidad como sus planes climáticos nacionales, con la oportunidad de alinear estos planes y realizar avances audaces tanto en la naturaleza como en el clima.

Si la «palabra del año» para 2023 fue policrisis, esperemos que la «palabra del año» para 2025 sea «polisoluciones», en la que, a todos los niveles, desde el local al nacional y al mundial, el mundo reconozca, defienda y aplique soluciones, planes, compromisos y acciones integrados, polifacéticos y alineados, que redunden en beneficio de la naturaleza, el clima y las personas.

Los ganadores del Premio Ecuatorial de este año ya nos están mostrando el camino a seguir.

Jamison Ervin es directora del Programa Mundial sobre la Naturaleza para el Desarrollo, del Pnud.

Anna Giulia Medri es oficial superior de Programas y de la Iniciativa Ecuatorial, del Pnud.

Fuente: Agencia IPS

ecología y medio ambiente pueblos originarios

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