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Así es el negocio de los desmontes en la Argentina

Un informe de El Investiga retrata una situación alarmante: miles de hectáreas son arrasadas año tras año. La tala afecta el medio ambiente y provoca la extinción de especies exóticas.

Tierra devastada: De Ushuaia a La Quiaca, el negocio de los desmontes en la Argentina
Tierra devastada: De Ushuaia a La Quiaca, el negocio de los desmontes en la Argentina

La imagen es aterradora: miles de hectáreas de tierra arrasada, un golpe a la ecología y el medio ambiente de la Argentina y el mundo. Los desmontes se replican en distintos puntos del país, una problemática que parece no tener solución y que se agrava con el paso del tiempo. Es que, pese a la Ley de Bosques, se registra una intensa actividad de deforestación que no discrimina territorio alguno: la situación se expande de La Quiaca a Ushuaia.

Un informe de El Investiga retrató esta alarmante situación, en la que se entremezcla la decisión del hombre de avanzar sobre la tierra con la inacción de una ley nacional que encuentra límites en las provincias, que tienen la potestad final sobre sus tierras. Son justamente estos gobiernos los que autorizan -de manera legal- una tala que avanza y nada parece detenerla.

Las imágenes registradas en el interior de los bosques de Salta y Ushuaia exponen cómo se deforesta en zonas prohibidas. La ley, sancionada en 2017, obligó a las provincias a realizar un Ordenamiento Territorial de sus Bosques Nativos (Otbn), es decir, una categorización de sus territorios: rojo (sector de muy alta conservación); amarillo (no puede desmontarse pero puede utilizarse la tierra de manera sustentable); verde (muy bajo nivel de conservación lo que permite la tala).

Pero la normativa no siempre se respeta y el resultado está a la vista.

Salta, tierra arrasada

Bosque adentro, pleno Chaco salteño. Solo unas horas al volante y ya aparecen las primeras señales de lo que está por venir: terreno desolado. El ruido de las topadoras que avanzan sobre un predio de 3000 hectáreas en el departamento de Anta comienza a escucharse.

Se trata de un desmonte legal, que fue autorizado por la provincia en 2007, aunque se frenó en 2018 a raíz de la Resolución 56/2018, del entonces ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, que instó a Salta a dejar sin efecto los permisos de tala. Pero en 2019 las autoridades locales revocaron la medida.

El predio está emplazado en una región ubicada a solo 500 kilómetros de Salta capital, que de acuerdo a la Ley de Bosques es una zona amarilla, en donde no se deberían talar árboles.

Las cámaras de El Investiga registraron esta práctica. De hecho, las máquinas están a la vista de cualquiera, no se ocultan.

Así actúan las topadoras en Salta

Rumbo al este el escenario es aún peor. Más desmontes, nuevas irregularidades. Y una naturaleza que sufre el avance desmedido del hombre. Otra zona amarilla, otro sector que no se debería tocar. Un desmonte legal, pero criminal: los árboles nativos caen como papel. Las cadenas gigantes arrasan con todo. Los pájaros vuelan desconcertados ante el avance de las topadoras. Los animales autóctonos mueren.

El terreno debe quedar liso, llano, listo para una posible producción de soja o cría de ganado bovino. La madera, tal vez, encuentre destino comercial.

Un vecino de la zona muestra su preocupación por los cambios climáticos que se registran en la zona en los últimos años. "A veces hay vientos fuertes, los calores son terribles, insoportables, cambios muy bruscos en la zona. Se fue notando. Hay animales que fueron afectados, además de los que matan. Destrozan la naturaleza", narra.

Juan Carlos Travela, de la Agencia de Promoción Científica, explica la importancia de estas tierras para la Argentina: "Dadas sus características, su vegetación, El Impenetrable podría ser el pulmón de la Argentina tranquilamente. Se avanza con el desmonte en una de las zonas más pobres del país".

La ruta del desmonte

En el sur del país la situación no es diferente. Allí, la deforestación se produce por una polémica obra que busca unir Ushuaia con Puerto Almanza, un poblado hacia el este. Se trata, en realidad, de un camino turístico que destruye la naturaleza a la vera del Canal de Beagle.

Son 132 kilómetros financiados por el gobierno de Tierra del Fuego que atravesarán bosques nativos. Se trata de un cuestionado proyecto si se tiene en cuenta que ambas ciudades ya se conectan a través de la ruta nacional 3 y la provincial "J".

Tierra arrasada a la vera del Canal de Beagle

El camino paralelo bordeará el mar, una obra vial que derriba árboles de más de 500 años de antigüedad, un verdadero patrimonio de la naturaleza. "Este es el único lugar del país donde el bosque se une con el mar, es muy particular, mixto, andinopatagónico que tiene representadas casi todas las especies vegetales. Se encuentra casi en el mismo estado antes de la llegada de los europeos", cuenta a El Investiga, Abel Sberna, ambientalista.

El sendero en pocos meses se convertirá en cemento. Incluso el trazado de la ruta pasará por la histórica Estancia Harberton, declarada Monumento Histórico Nacional en 1999. "Es tristísimo, impactante, lo miro y no lo puedo creer. Hay tramos de la ruta que tienen 21 metros de ancho. Una autopista en el medio del bosque", se lamenta Abby Goodall.

El Investiga dialogó con el ministro de Obras y Servicios Público de Tierra del Fuego, Luis Vázquez, que argumentó los motivos por los que se lleva adelante la obra. "El corredor del Beagle es estratégica, hace años que se planifica y por muchos motivos se postergó. Se hizo una audiencia pública, con el tiempo correspondiente, todo aquel que quiso participar se anotó, se presentaron, el fueguino se presentó y manifestó la necesidad de una ruta".

Luego de que el gobierno de Tierra de Fuego aprobó el estudio ambiental, la empresa constructora comenzó a trabajar. Los trabajos están divididos en tres tramos, dos cerrados por cuestiones administrativas. Pero uno que avanza a paso firme.

Al igual que en Salta, la decisión final sobre las tierras quedó en manos de la Provincia que dio luz verde al proyecto. La normativa aprobada en 2007 ampara a los bosques, pero los gobiernos locales dictan resoluciones y contra resoluciones. Así, mientras las leyes van y vienen, los árboles mueren y desaparecen.

Fuente: Tn.-

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