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Cinco señales que hacen sospechar que un niño es víctima de bullying

No siempre es fácil detectar que un niño es víctima de bullying. Además, es frecuente que el acoso escolar incluya precisamente el mutismo del pequeño. En este sentido, los acosadores, para asegurarse de que la víctima no les delata, suelen amenazarla con diversos castigos si llega a compartir con alguien lo que sucede.

El fenómeno del acoso escolar existe desde hace mucho tiempo. Sin embargo, en los últimos años se ha incrementado e intensificado por diversos factores, aunque sabemos que en gran parte este hecho se debe a lo accesibles que son las nuevas tecnologías que facilitan un trato despersonalizado.

Nunca se sabe cuáles pueden llegar a ser las consecuencias cuando un niño es víctima de bullying. Algunas veces encuentran una manera de sobrellevarlo, otras les afecta tanto que incluso compromete su estabilidad emocional y, en otros casos, el hundimiento es tal que las consecuencias son nefastas. Por eso es importante estar atentos a las señales que sugieren la existencia del acoso escolar. Estas son cinco de ellas.


  1. Se enferma sin explicación, una señal del que el niño es víctima de bullying


Es usual que cuando un niño es víctima de bullying comience a presentar síntomas físicos. Por lo general, se trata de problemas imprecisos. Lo más frecuentes son dolores de cabeza, náuseas, mareos, tics y dificultades por el estilo.

También es muy habitual que pierdan el apetito o cambien sus costumbres alimenticias. Quizás se muestra demasiado exigente con la comida o se niega a comer algo que antes le gustaba. Así mismo, suele suceder que empiecen a presentar problemas a la hora de conciliar o mantener el sueño.

  1. Se vuelve introvertido e irritable


Los cambios en el comportamiento de un niño que es víctima de bullying son muy notorios. Casi siempre entra en un estado de introversión. Se le ve pensativo, callado y triste. Sin embargo, si se le pregunta, dice que está bien, que no pasa nada.

De la misma manera, lo más probable es que se vuelva irritable e intolerante. Se le ve de mal humor. Tiene expresiones de agresión pasiva como no contestar cuando se le habla, o poner mala cara. Es como si se sintiera fastidiado o molesto todo el tiempo.

  1. Baja el rendimiento académico


Es muy frecuente que el problema de bullying se vea reflejado en el rendimiento académico. Lo más usual es que se vuelva un poco despistado. Olvida hacer sus tareas, escolares, interpreta incorrectamente las instrucciones o simplemente muestra desgana.

Su actitud es la de estar ausente y poco comprometido con sus deberes. Permanece distraído y por eso a veces declara no entender las explicaciones que se le dan en clase. También es habitual que le cueste mucho trabajo levantarse para ir a la escuela y que trate de faltar muchas veces, utilizando diferentes pretextos.

  1. Quien es víctima de bullying se aísla


Los niños que sufren de acoso escolar tienden a volverse solitarios. Ya nunca quieren hacer tareas extraescolares. Permanecen mucho más tiempo en casa y no muestran ningún entusiasmo por reunirse con sus compañeros. Se convierten en niños que cumplen estrictamente con el horario escolar, pero no se quedan ni un minuto después de la salida.

Con el paso de los días, sus amigos también dejan de buscarlo. Ya no le llaman, ni les interesa su compañía. Es posible que se aficione a actividades solitarias, como los videojuegos. O que pase mucho tiempo en el ordenador, en una actitud “errante”; esto es, de un sitio a otro, sin un plan aparente.

  1. Aparecen señales físicas


Lo más común es que de vez en cuando llegue a la casa con algunas señales de agresión en su cuerpo. A veces son moretones, o arañazos, o lesiones por el estilo. No obstante, no siempre una víctima de bullying es golpeada. A veces simplemente le hostigan y le persiguen para quitarle su merienda o para reírse de él.

Es normal que cuando un niño es víctima de acoso se niegue rotundamente a hablar de lo que le ocurre. Incluso se mostrará agresivo si insistes en interrogarlo sobre lo que sucede. Pese a esto, cuando tengas sospechas de que el pequeño está siendo acosado, no permitas que te rechace. Insiste, sin que se sienta presionado, y mantén la calma.

Si el niño no te cuenta también puede ser porque no confía suficientemente en tu capacidad para manejar la situación. Quizás teme que le reproches a él, o que generes un problema en la escuela que le traiga consecuencias peores. Así que lo primero es tratar de incrementar la confianza para luego entrar a mostrarle que eres su apoyo y que todo va a cambiar.

Por la Lic. En Psicología Gema Sánchez Cuevas para La Mente es Maravillosa. -

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