Al cumplirse 30 años del hermanamiento entre Paraná (Entre Ríos) y Leonforte (Sicilia, Italia), el ex intendente de la capital provincial Mario Moine, quien firmó el acuerdo el 11 de enero de 1991 con su par siciliano, Giuseppe Bonanno, señaló que "la fuerte impronta que le dio a nuestra ciudad la inmigración leonfortesa, hizo posible este acuerdo que, a pesar del tiempo y la distancia, tiene todas las posibilidades de prosperar, de crear vínculos que van desde el intercambio de ideas y el conocimiento de las respectivas culturas, hasta la puesta en marcha de programas cooperativos, de turismo y proyectos de negocios. Todo es posible en este mundo globalizado".
De qué se trata
Hay convenios de hermanamiento y otros específicos de cooperación. En el primer caso, se trata de acuerdos generales que incluyen varios aspectos y que buscan la ayuda mutua y el intercambio de experiencias. Los segundos son más específicos y vinculan a sectores de una ciudad con sus pares en otra. La realidad es que miles de ciudades del mundo tienden lazos fraternos con sus pares de distintos países para promover el mutuo conocimiento y el desarrollo de proyectos de cooperación.
Iniciada en Estados Unidos tras la segunda guerra, esta práctica incluye hoy muchas ciudades argentinas, como Paraná, Ushuaia, Rosario, Salto Grande o Buenos Aires.
Todo empezó en Estados Unidos, en 1956, cuando el entonces presidente Dwight Eisenhower, al entender que la mejor prevención para evitar las guerras era que la gente de distintos pueblos se conociera, impulsó el proyecto Ciudades Hermanas. Hoy la organización sin fines de lucro Sister Cities International vincula a ciudades norteamericanas con pares extranjeras, y cuenta con 3500 comunidades inscriptas en 137 países. Pero de hecho la práctica se extendió entre ciudades de todas partes del mundo.
Una ciudad puede hermanarse con otra por distintas razones: compartir las raíces, como por ejemplo, Paraná, en Entre Ríos, y Leonforte, en Italia; o Salto Grande, en Santa Fe, y Bagnolo, también en Italia.
Enriquecer la ciudad
El ex jefe de Gobierno recordó que "de Leonforte llegaron los primeros inmigrantes a Paraná, a fines del XIX, en sintonía con un fenómeno social dado en el país, tras la Ley Avellaneda. Esos inmigrantes llegaron por razones humanitarias, problemas comunes o, simplemente, por motivos de carácter afectivo, porque el padre o algún hermano ya se habían instalado aquí”.
Moine, que se consustanció de esa realidad antes de firmar el hermanamiento, explicó que muchos de esos inmigrantes se asentaron en las afueras de lo que hoy es la ciudad para trabajar en quintas, una costumbre que no se ha perdido en Paraná. Y muchos otros se ubicaron en la zona de calle Catamarca, lindando con la actual Avenida de la Federación. “Charlando con descendientes de esos inmigrantes, supe que a la zona la llamaban La pequeña Sicilia, justamente porque allí se instalaron varias familias provenientes de esa región italiana. En la esquina de Catamarca y Alameda funcionó la segunda estación de servicios de Shell: el dueño era Francisco Prestofilippo, que había llegado de Leonforte corrido por el hambre y la guerra. Su hijo Miguel me contó cómo como se ayudaban entre paisanos, y como sostenían las tradiciones a rajatabla, por ejemplo, el Día de la Asunción de la Inmaculada Concepción, que se celebra el 15 de agosto, o la fiesta de San Giuseppe, en marzo”.
Moine recordó que la intención del hermanamiento se gestó a fines de la década del 80 con la llegada del profesor leonfortense Salvatore Rindone. "Esa intención se plasmó con la firma del convenio de hermandad y cooperación, reconocido por ordenanza 7.316, que firmamos el 11 de enero de 1991 con quien era mi par de Leonforte, el doctor Giuseppe Bonanno".
El ex intendente aseveró que ambas ciudades crearon fuertes vínculos culturales, que fueron desde el intercambio de ideas y el conocimiento de las respectivas culturas hasta la visita a Leonforte del ballet folclórico Cittá di Leonforte, integrado por jóvenes de la capital provincial y de Maciá. “Me gustaría mucho que, en el marco de este mundo globalizado que transitamos, se pudieran poner en marcha programas cooperativos, de ciencia y educación, y proyectos de negocios. Si entonces se firmó ese convenio de hermandad, que dejó lazos estrechos, afectivos y culturales entre los habitantes de ambas ciudades, ¿por qué no pensar en un futuro inmediato en la existencia de vínculos turísticos –cuando la pandemia de Covid-19 lo permita-, y comerciales entre ciudades? Todo es posible, solo hay que trabajar para ello”, consideró.
Declaración de Paraná
La Declaración de Paraná, firmada en enero de 1991, propuso la realización de todo tipo de actividades, intercambios y colaboraciones, que contribuyan al enriquecimiento cultural de los habitantes de ambas ciudades, como así también todo lo que contribuya al quehacer científico, educativo, universitario, tecnológico, administrativo, comercial, industrial, turístico y demás actividades que promuevan el bienestar general y consoliden los vínculos que se pretenden fundar y fortalecer.
“Nuestra ciudad ha recibido el aporte de gran cantidad de emigrantes italianos, que pusieron su experiencia, cultura y laboriosidad al servicio de nuestra Ciudad. Transformándose, con emigrantes de otros países, en uno de los pilares fundamentales para el crecimiento, desarrollo y prosperidad de nuestro pueblo”, especifica la ordenanza que aprobó el convenio de hermanamiento entre Paraná y Leonforte.
De la Redacción de AIM.