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Alerta de contaminación en arroyos de Buenos Aires

“La muerte en Venecia”, un clásico, entre otros, del alemán Thomas Mann, se desarrolla en un entorno urbano sucio y pestilente. No parecen escenarios muy distintos los que rodean los arroyos de esta región, con un alto grado de contaminación en su mayoría, y fuente, por esa razón, de una degradación ambiental considerada, a esta altura, endémica.
Atento al estado de los cursos hídricos de La Plata, Berisso y Ensenada, el abogado Fernando Monticelli recorrió junto a un equipo de EL DIA la desembocadura del arroyo El Gato, en Río Santiago (Ensenada), ya casi en pleno Río de La Plata. El espejo de agua de la zona del Club Regatas muestra todo tipo de desechos: bolsas de residuos; autopartes de vehículos; pañales; trapos; zapatos; esqueletos de heladeras y cocinas; restos de sustancias cloacales; y manchas de aceites y grasas producto de vuelcos industriales. “Se usa como un gran vertedero”, subrayó el letrado que junto a un grupo de colegas espera la resolución del Juzgado Federal N° 4, donde presentaron una demanda por “daño ambiental”.
“El arroyo El Gato es el principal curso de agua de La Plata, famoso por no haber soportado la lluvia intensa de abril del año en que se inundó toda la Ciudad y eso se explica por la enorme cantidad de basura que arrastra”, señaló Monticelli.
Asegura el abogado que se ha comprobado que en el recorrido del arroyo, desde la desembocadura y en dirección hacia La Plata la corriente va perdiendo nivel de oxígeno como resultado de su grado de contaminación. “El agua se volvió muy densa; no hay casi posibilidad de vida. Si no fuera por las crecientes y bajantes que la oxigenan un poco no habría fauna acuática; y los peces que hay, por lo general sábalos, están contaminados”, planteó.
Monticelli atribuyó la degradación del arroyo a una combinación de falta de políticas por parte de los organismos de gestión del ambiente (apuntó al Opds y la Autoridad del Agua) y de las conductas de vecinos e industrias, que arrojan en ese curso de agua todo tipo de desperdicios.
“A nivel provincial, nacional y municipal hay mega estructuras administrativas con competencia en el medio ambiente que tendrían que involucrarse con la problemática”, dijo, a la vez que explicó los perjuicios a la ecología de la basura tirada, por caso, en la calle. “Una botella de plástico que se deja tirada en plaza Moreno un día de lluvia se mete en la alcantarilla de calle 11, llega al pluvial subterráneo de la avenida 19, sigue hasta Centenario y 520 y ahí el arroyo la transporta hasta Río Santiago”, detalló.
Lo que se solicitó en la Justicia Federal es que se obligue a las autoridades a colocar una barrera de contención de residuos sólidos domiciliarios para que no llegue tanta cantidad de basura a la desembocadura, situada a 1.000 metros de la planta Donato Gerardi, donde se potabiliza el agua que se extrae del Río y que nutre gran parte de red de la Región. También se incluyó en la demanda que se intime a Absa a construir nuevas instalaciones de tratamiento de afluentes cloacales, ya que, según planteó Monticelli, el actual establecimiento de Ringuelet está “obsoleto” y a través de ese sistema, que “no funciona”, añadió, los líquidos sanitarios recorren la avenida 66 y se descargan en Río Santiago.
El arroyo El Gato tiene una extensión de 35 kilómetros y cruza de Oeste a Este el distrito de La Plata y Ensenada, y según destacó Monticelli, el curso de agua desemboca en un lugar declarado protegido por la ley 12.756. “Sin embargo –indicó-, es una bomba sanitaria”.
Hace meses que este diario refleja el malestar de los vecinos de distintas localidades del norte platense por donde serpentea el arroyo Rodríguez. Movilizados de diferentes maneras, con varios planteos a la Autoridad del Agua e, incluso con medidas adoptadas por algunas de las fuentes contaminantes de la zona, en City Bell sus habitantes insisten en que el olor nauseabundo que desprende ese arroyo no desaparece.
“Estamos igual que siempre. Los domingos y los lunes, al bajar la actividad industrial, hay menos olor, pero el resto de los días sigue siendo insoportable, sobre todo por la noche”, precisó una de las vecinas afectadas, Silvia Ametrano, que vive en el barrio Nirvana.
Los vecinos cercanos al Rodríguez sienten un “desánimo muy grande”, dijo Ametrano, quien a la vez anticipó que van a solicitar una nueva audiencia con la Autoridad del Agua y, si no tienen una solución pronto, apelarán a la Justicia.
Fuente: El Día

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