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La Aduana creó un nuevo registro para el fentanilo

Con el objetivo de evitar el tráfico ilegal de esta sustancia, la Dirección General de Aduanas estableció una serie de controles más estrictos para el ingreso a la Argentina del fentanilo, la droga mortal que ya es una epidemia en los Estados Unidos y cuyos precursores, en su mayoría, provienen de China.

Puntualmente, el organismo creó un registro a partir del cual quienes quieran operar en el comercio internacional con esta droga, deberán presentar primero una Declaración Anticipada Jurada de Importación/Exportación específica para este producto y sus derivados.

Según explicaron, la documentación “será presentada ante la Sección Precursores Químicos y Drogas Emergentes, dependiente del Departamento Narcotráfico de la Dirección de Investigaciones y Procedimientos, en el ámbito de la Subdirección General de Control Aduanero”.

Asimismo, se determinó que los envíos de esta sustancia al exterior “solo podrán ser realizadas por vía aérea y por el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini en jurisdicción de la Dirección Aduana de Ezeiza, dependiente de la Subdirección General de Operaciones Aduaneras Metropolitanas”.

Así, en el marco del Plan Anual de Lucha contra el Narcotráfico, se establecieron pautas que regulan estas operaciones, con el objeto de mejorar los mecanismos de control dentro de una actividad que es propensa a estar involucrada con organizaciones delictivas.

“Con esta nueva medida nos estamos anticipando a una problemática que puede aproximarse. Las organizaciones criminales que trafican fentanilo y sus derivados tienen interés geopolítico en la región. Estos mecanismos permitirán un mejor control aduanero y respuestas más eficaces al nuevo contexto, procurando un equilibrio entre la seguridad y la facilitación del comercio”, explicó el titular de la Aduana, Guillermo Michel.

Tanto esta peligrosa droga, como sus derivados, han adquirido notoriedad pública en el último tiempo debido a que ha sido responsables de cientos de muertes por sobredosis cada semana en Europa y en los Estados Unidos, donde ya es un problema sanitario de gran magnitud.

De hecho, las autoridades argentinas remarcaron que, con estos nuevos controles, se “busca adelantarse a una problemática que se aproxima en la región y significa una amenaza a la salud pública, debido al alto índice de consumo de drogas ilícitas”.

Una droga mortal
El fentanilo puede causar adicción, dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y muerte. Uno de sus derivados, que es el más potente conocido hasta el momento, es el carfentanilo, el cual se estima que es 10.000 veces más potente que la morfina.

Tanto esta droga como sus sales tienen intervención de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) como autoridad de aplicación, ya que las mismas poseen usos de carácter medicinal.

Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés), la principal agencia federal que apoya la investigación científica sobre el consumo de drogas y sus consecuencias, “el fentanilo es un fuerte opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente”.

Si bien es un fármaco recetado su uso como droga ilegal se ha extendido en los últimos años. “Al igual que la morfina, por lo general se receta a pacientes con dolores intensos, especialmente después de una operación quirúrgica”, explicó el organismo.

Esta clase de drogas, los opioides, se encuentran en forma natural en la planta de amapola. Mientras algunos se elaboran directamente de la planta, otros como el fentanilo se crean en laboratorios, donde los científicos utilizan la misma estructura química para fabricar opioides sintéticos o semisintéticos, agregó el NIDA.

El fentanilo que se consume ilegalmente se vende ilegalmente en forma de polvo. Una cantidad muy pequeña causa un gran efecto narcótico: actúa uniéndose a los receptores opioides que se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones. Después de consumir opioides muchas veces, el cerebro se adapta a la droga y su sensibilidad disminuye, lo que hace que resulte difícil sentir placer con otra cosa que no sea la droga.

Entre sus efectos más comunes, se incluye aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, problemas para respirar y pérdida del conocimiento.

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